CAPÍTULO 51: Segunda Parte

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Dejando ese desagradable episodio a un lado, me mentalizo para afrontar a Christopher cara a cara. No lo he visto desde que pasó lo que pasó y eso me tiene los nervios a flor de piel.

Llamo a su puerta débilmente con la inocente esperanza que no haya llegado, pero obviamente su firme voz me invita a pasar. Con pies de plomo me adentro en el despacho poco iluminado y cierro la puerta tan sutilmente como puedo.

Puede que me haya pasado de sutileza porque en ningún momento Christopher levanta la vista de sus papales ni parece percatarse de mi presenciar.

—¿Querías verme?—mustio llamando su atención y dando dos pequeños pasos hasta el escritorio. Contra menos movimientos bruscos haga, mejor.

Mi voz parece arrancarlo de su mundo y levanta la vista bruscamente hacia mí, haciéndome sentir desnuda de repente.

—Eh...si, si. Perdona, estaba muy concentrado en los últimos informes.—se disculpa a toda prisa ofreciéndome una tenue sonrisa que es parcialmente correspondida.—Necesitaba que vieras unos bocetos que me acaban de llegar hoy...—Christopher sigue hablando volviendo la vista a su escritorio, pero mi mente ha desconectado completamente.

Recuerdo cada uno de los quebraderos de cabeza que sufrí las primeras semanas tratando de saber quién era esa tal Marlene y lo poco que descubrí.

A todos a quienes pregunté, o se negaban a responder y evitaban los detalles. Lo único que conseguí saber fue que ella también era la directora del hotel y que se obsesionó con Christopher. Según me dijo Nadia, ese fue el motivo por el que fue despedida (eso tengo que buscar quién se lo dijo). Porque llevó las cosas al siguiente nivel.

Las cosas podrían haber terminado aquí si ayer Christopher no la hubiera mencionado después de hacer lo que hicimos. De solo recordarlo ya siento mid mejillas arder.

—Violetta, ¿me estás escuchando?—nuevamente, la grave voz de Christopher irrumpe en mis pensamientos y parpadeo rápidamente para sacarme esas imágenes de la cabeza.

—Lo siento, estaba algo despistada.—me disculpo con la cabeza gacha y mordiéndome el labio inferior, impaciente por refugiarme en mi cueva.

Oyéndolo soltar un suspiro, por el rabillo del ojo llego a ver sus pies acercándose a mí a paso lento y por dentro suplico que pase de largo y que no se detenga a mi lado, pero claramente estoy equivocada.

—En serio, últimamente estás muy perdida y ahora no has escuchado nada de lo que te estaba diciendo.—puntualiza lo evidente demasiado cerca de mi cuerpo para mi gusto. Si muevo un poco la mano ya puedo tocarlo y eso me asusta y me inquieta mucho.—¿Hay algo que no te gusta o ha pasado algo que...?

—No, no. Nada de eso. Es el cambio de horario, aún me cuesta conciliar el sueño por la noche. Será eso.—lo interrumpo abruptamente asintiendo aparentemente decidida para convencerme a mí también.

—¿Sabes que eres una terrible mentirosa?—Sí, lo sabía. Pero no contaba que con tú también lo supieras.

levanto la vista algo asustada por haber sido descubierta, pero en vez de encontrarme con un Christopher enojado, me encuentro con una linda sonrisa pintada en los labios. ¿Entonces no está enfadado?

—Y-yo...n-no sé de qué me hablas.—trato de defenderme, sin embargo mi evidente y patético tartamudeo lo hace todavía más inconcebible.

—Si es acerca de lo que pasó el otro día, estoy dispuesto...

—Ayer no pasó nada.—gruño sin dejar que termine la frase, tan firme en mi postura que incluso Christopher se sorprende.

Y es que últimamente su cercanía me pone intranquila, aún no identifico si es en el buen sentido o en el malo. Puede que me haga una mala persona, pero desde que volví de Italia, he sentido que estar cerca de Christopher me recuerda a Tiago.

DOBLE MENTIRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora