—¿Puedo pasar?—insiste inclinando la cabeza al ver que me he quedado parada en medio como una farola.
—S-sí, sí. Adelante.—tartamudeo haciéndome a un lado y sin quitarle la vista en ningún momento.
Leva una de esas gabardinas negras que llevaría Sherlock Holmes. Hasta las rodillas y abotonada hasta el cuello sin dejar respirar.
Sus pasos largos y secos resuenan por todo el pasillo analizando cada una de las fotografías colgadas con sumo detalle, como si estuviera buscando algo.
—¿Está usted sola?—inquiere con su particular voz ronca mirándome como si viera a través de mi cerebro.
No me da tiempo a responder cuando Tiago aparece por la cocina silbando con las manos en los bolsillos, pero al ver al intruso de detiene de inmediato.
—Quién es usted y qué hace en mi casa.—salta acortando la distancia con el hombre y cruzándose de brazos sin una pizca de humor.
—Inspector Crane, estoy aquí para haceros unas preguntas sobre el caso de Christopher Brown.—repite lo mismo que me ha dicho a mí minutos atrás con voz escalofriántemente monótona y con las cejas caídas, enseñando su placa oficial. Como si toda la situación lo estuviera aburriendo.
—¿Ha estas horas?—cuestiona incrédulo mirando la hora—Nosotros no tenemos nada que contar. Todo sale en las cámaras de seguridad del aeropuerto.—se mantiene reticente ante la presencia del intruso sin importarle quien sea. Cosa que me inquieta porque al fin y al cabo es un poli.
—Mi trabajo es recopilar los suficientes testimonios para hacer una declaración completa del caso y les aseguro que les conviene colaborar.—recalca volviendo a echar un vistazo a la cocina y actuando desinteresadamente, pero buscando algo.
—Sea más específico, por favor.—digo yo adoptando la mejor postura a la defensiva llegando al lado de Tiago.
Este hombre nos ha venido para perturbarnos la noche y, sinceramente, el día en sí ya ha sido muy perturbador así que, con todos mis respetos, lo acompañaría a la puerta.
—¿Han visto las noticias?—cambia radicalmente de tema adoptando un brillo peculiar en sus ojos. Los dos negamos, apenas nos ha dado tiempo a sentarnos.—Gracias a las cámaras de seguridad, el señor Brown está acusado de intento de asesinato. Pero tenemos la firme sospecha que detrás de ese intento se esconde el motivo y los motivos solo lo saben los implicados.—su tono ahora es más animado y abre las manos, señalándonos con una sonrisa falsa y nos mira tomándose el tiempo que necesita hasta que sus ojos hundidos recaen en mí y veo algo feroz que me acongoja.
—Señorita Molina, según tengo entendido el señor Brown fue su jefe, ¿cierto?—su inesperada pregunta me toma desprevenida y tras recuperar la compostura, asiento escueta y muerta de miedo.—Aunque os cueste de creer, estoy tratando de que a ese bastardo le caiga la cadena perpetua y si colaboráis todo será más fácil.—resopla perdiendo los estribos y la compostura al vernos tan cautelosos.
—¿Por qué tanto interés?—cuestiona Tiago entrecerrando los ojos en su dirección quitándome la pregunta de los labios y debatiéndose internamente entre creerle o mandarlo de paseo.
Antes de responder, el inspector Crane se aclara la garganta y juega con los puños de su gabardina, claramente nervioso. Vaya una reacción humana después de todo.
—Fui un buen amigo de Dakota en la universidad y digamos que nunca me gustó lo que el señor Brown le hizo.—nos sorprende escupiendo su nombre con un asco mal disimulado y tanto Tiago como yo nos miramos y pensando lo mismo.
¿Es de fiar?
—En eso estamos de acuerdo.—finaliza Tiago ofreciéndole una sonrisa torcida.—Te acabas de ganar puntos conmigo.
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DOBLE MENTIRA
Teen FictionHan pasado cuatro años desde que la vida de su mejor amiga Angelique cambió radicalmente, y ahora es su turno de luchar por la vida que tanto anhela. Violetta Molina no lo ha tenido todo tan fácil. Estuvo metida en una relación que no terminó bien y...