Han pasado dos semanas desde mi primera y última visita a Christopher a la cárcel y han pasado demasiadas cosas desde entonces.
Para empezar, ya se ha finalizado y dictado sentencia en el juicio contra Christopher. Pero antes de eso, hubieron varios obstáculos inesperados que tuvimos que afrontar.
«Flashback»
Ha llegado el día. Hoy a las nueve de la mañana es el juicio de Christopher y no estoy para nada lista. Llevo despierta desde las siete intentando pensar en cualquier otra cosa, pero al final me he rendido y he bajado a la cocina a hurtadillas y me he tomando tres cafés.
—Como sigas tomando tanto café, vas a acabar subiéndote por las paredes.—me asusta Tiago apareciendo por detrás.
—No lo puedo evitar, estoy muy nerviosa—suelto una risita nerviosa evitando su mirada, pero sintiendo su cercanía.
—Y por eso mismo debes dejar de ayudar a esos nervios.—me rodea por la espalda quitándome la taza de las manos.—Ya es hora de empezar a prepararse. El juicio es dentro de una hora.—murmura lo último apenas audible y me quedo mirando la sosa pared de enfrente, perdida.
—De acuerdo, hagámoslo.—declaro cogiendo aire y, tras darle un casto beso en los labios, me dirijo a la habitación para prepararme para lo que se avecina.
—¿Seguro que estás lista?—pregunta apareciendo en el umbral de brazos cruzados. Dejo de buscar un atuendo adecuado para observarlo con los ojos entrecerrados.—Prácticamente estás temblando y no quiero que verlo de nuevo te pueda afectar negativamente.—llega hasta mí y, mirándome con esos ojos tiernos, me presiona el hombro con cariño y en respuesta, cubro su mano com la mía.
—Tranquilo, solo estoy algo inquieta porque quiero que todo salga bien. Pero estoy más que lista.—le aseguro haciéndole ver que es cierto y ofreciéndole una tenue sonrisa para reafirmar mis palabras.
—De acuerdo.—suspira rindiéndose ante mi testarudez.—Aunque si en algún momento quieres irte, no importa cuando, dímelo y nos vamos de inmediato.—me insta mirándome fijamente. Su mirada es tan intensa que me tengo que obligar a reunir todas mis fuerzas para no bajar la vista y trago fuerte.
Mierda, Tiago aún no sabe que el día del funeral de Samuel fui a ver a Christopher.
***
No sé como me esperaba la sala del juicio, llena de gente, con muchos magistrados alrededor del juez y dos abogados. Uno defendiendo a Christopher y el otro acusándolo.Pero lo que nos encontramos es todo muy diferente. El espacio es relativamente grande y escasamente decorado. El banco del acusado está separado del de los asistentes por una pequeña valla de madera y enfrente, se alza imponente la gran y extensa mesa del juez.
—Nunca me ha gustado la gente con toga.—dice Dakota en un murmullo al ver como el juez y la fiscalía entran en la sala.
—A ti no te gusta la gente y punto.—ataca Nadia de vuelta sin siquiera mirarla y tengo que ahogar una risotada para no llamar la atención, pero de la mirada matadora que me echa no me libro.
Todo rastro de broma muere en el mismo instante en el que la pequeña puerta lateral se abre y por ella aparece Christopher esposado y acompañado por los dos policías que vi el último día.
No me hace falta ver a mis amigos para saber que se han quedado igual de parados que yo al ver la imagen que tenemos frente nuestros ojos. Su camisa, normalmente limpia y bien planchada, está ahora más arrugada que recién salida de la lavadora y llena de manchas de todo tipo.
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DOBLE MENTIRA
Novela JuvenilHan pasado cuatro años desde que la vida de su mejor amiga Angelique cambió radicalmente, y ahora es su turno de luchar por la vida que tanto anhela. Violetta Molina no lo ha tenido todo tan fácil. Estuvo metida en una relación que no terminó bien y...