¿Sabéis eso que dicen que es imposible despertarse con tenues rayos de sol en el rostro? Bueno pues al parecer soy la excepción.
Abro los ojos lentamente, sintiéndome algo sofocada y lo primero que veo es el despejado cielo por el que se filtra la luz del sol. Diría que aún es temprano.
Bajo la mirada hacia la persona que aplasta mi cuerpo y me encuentro con la gran espalda de Tiago y con sus brazos rodeándome posesivamente la cintura.
Instantáneamente sonrío al ver su sereno rostro enterrado entre mis pechos, inmóvil. Su pausada respiración me produce cosquillas.—Tiago...—lo llamo con la garganta seca.
—Mm...—ronronea afianzando su agarre y enterrando más la cabeza.
—Ya es tarde.—río acariciándole tiernamente el pelo.
Eso parece gustarle porque suspira pesadamente y de remueve para acomodarse mejor encima de mí.
—Cinco minutos más.—sopla dejándome un sendero de húmedos besos en el valle de mis sebos. Si sigue así no puedo concentrarme.—Sabes tan dulce...
Suelto una carcajada que es repentinamente ahogada por unos labios hambrientos que me devoran.
Mis manos se quedan enredadas en su pelo y las suyas dando cariñosas caricias a mis muslos.
Su lengua hace contacto con la mía y el contacto se vuelve perezoso, sin prisas, pausado. Saboreando cara rincón de nuestras bocas.—No, Tiago...—finalizo el beso muy a mi pesar, girando la cabeza y haciendo que bese mi mejilla.
—¿Qué sucede?—pregunta alejándose unos centímetros con un gesto arrugado.
Para calmarlo, le ofrezco una sonrisa tranquilizadora y paso las yemas de los dedos por su incipiente barba. Lo veo cerrar los ojos y inclinarse hacia mi mano con los ojos cerrados.
—El avión sale en dos horas.—explico muy a mi pesar y los párpados de Tiago se abren al instante, contemplándome con seriedad.—Debería empezar a arreglarme.—sonrío con la intención de quitar hierro al asunto, pero no parece funcionar.—¿Tiago?—insisto al ver que no reacciona.
—Si, si, perdona.—se apresura a levantarse de encima de mí y lo veo entrecerrando los ojos, incorporándome.
—Tiago.—lo llamo, pero no responde.—Tiago.—insisto acercándome a él.
—Qué.—sigue a su rollo subiéndose los pantalones de espaldas a mí.
Acabo con el espacio que ha creado y le paso los brazos por los hombros, notando como se tensa notoriamente.
—No me digas que te has enojado conmigo por lo que he dicho.—critico con sonra en su oído, bajito.
—No estoy enfadado contigo.—lo miro sin entender.—Estoy mosqueado conmigo mismo porque ya me había hecho la idea de tenerte aquí por unos días más.—lo miro apenada y él aparta la vista.—Me hubiera gustado despertar en nuestra cama, hacerte el desayuno y enseñarte los menores lugares de la cuidad.—apoya los puños en la barandilla y utiliza un tomo melancólico que me entristece.
Dejo salir un suspiro soñador y descanso el mentón en su hombro izquierdo. Ojalá pudiéramos estar así por unos días más, disfrutando la compañía del otro. Tengo la sensación que estamos tan metidos en nuestro trabajo que nos quita muchas horas compartidas, pero ese es el sacrificio que debemos hacer para cumplir nuestros sueños, ¿no?
—Sabes que no podemos.—cuchicheo dándole un beso en la nuca y noto como se le eriza la piel que mis labios han tocado.—Pero pronto, solo ten paciencia.
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DOBLE MENTIRA
Fiksi RemajaHan pasado cuatro años desde que la vida de su mejor amiga Angelique cambió radicalmente, y ahora es su turno de luchar por la vida que tanto anhela. Violetta Molina no lo ha tenido todo tan fácil. Estuvo metida en una relación que no terminó bien y...