10. Infinito

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Capítulo 10| Infinito

Observo pasar a Esmeralda por el pasillo donde yacen algunos jóvenes conversando. Se encuentra con sus auriculares puestos escuchando música y perdida en sus pensamientos como es de esperar. La sostengo del brazo y sutilmente la empujo dentro del cuarto de limpieza. Se encuentra de espaldas contra la pared y yo en frente de ella. Cierro la puerta empujándola con el pie y centro mi atención en ella.

Me observa con la boca abierta, su semblante es de sorpresa. Traga saliva dificultosamente y tensa cada musculo de mi cuerpo. ¿Acaso le incomoda estar a solas conmigo? Pero si ya hemos estado a solas muchas veces.

La blusa de color amarillo claro con algunas flores rojas atada en un moño y una pollera marrón oscuro se hace notar. Ese increíble atuendo resalta la maravillosa belleza de mi Esmeralda, todas sus facciones. Mis ojos se desvían por inercia a algo que me llama un tanto la atención. Posee un tatuaje del símbolo infinito en la parte delantera del brazo, nunca se lo había visto hasta ahora.

— ¿Qué se supone que haces? —pregunta con una disimulada sonrisa en la curva de sus labios. Le devuelvo la sonrisa. Saco del bolsillo el dije que le pertenece y sus ojos posan en él con ceño fruncido Abre la boca sorprendida y la cierra de nuevo.

—Te lo olvidaste cuando escapaste de mi casa a pasos rápidos. —digo burlonamente aun sosteniendo sus muñecas por arriba de su cabeza.

—No me escapé. —se defiende. Ladeo la cabeza sonriendo, fingiendo que le creo. No lo admitiría, de eso estoy seguro.

En un ágil movimiento suelto sus muñecas y giro su cuerpo rápidamente provocando que quede contra la pared sin poder verme pero yo si a ella. Suelta un jadeo por la rapidez y la tensión del momento. A veces puedo ser demasiado intimidante y Esmeralda lo sabe.

— ¿Ah no? —niega levemente. Muevo o su cabello hacia adelante, dejando la parte de su cuello libre. Deposito el colgante y con cuidado se lo ato al cuello. Se estremece ante mi tacto y suspira. Algo que me gusta de ella es que le agarran escalofríos y su piel se eriza cada vez que la toco o siente mi tacto.

— ¿Por qué un infinito? —pregunto señalando el tatuaje en el brazo. Entreabre los labios viendo el tatuaje que tenía marcado.

— ¿Por qué tan curioso? —me encojo de hombros divertido. —Me recuerda que solamente tenemos una vida, que vivimos en un mundo cambiante y que la estupidez humana es infinita. Me tatué el símbolo infinito para recordar que nada en la vida es infinito. —añade indiferente.

Sus palabras sabias siempre son melodías ante mis oídos.

—Me encanta que seas tan filosófica. —coloca los ojos en blanco y aprieta sus labios en una mueca.

—Debo ir a clase, hablamos luego. —informa.

Presiona sus labios contra los míos uniéndolos en un casto y suave beso que se torna a un ritmo mas salvaje y apasionante. Ambos lo notamos y decidimos que es momento de calmarnos, no estamos en el lugar correcto. Se separa mordiendo mi labio inferior provocativamente, con una sonrisa de lado. Suspiro embelesado al verla marcharse meneando sus caderas.

Esmeralda acabara conmigo y cambiara mis sentimientos.

(...)

—Bien Charlotte él es Bob, va a ser el abogado que te ayudara a llevar el caso. —informo señalando al hombre que se encuentra al lado mío vestido de traje negro elegante. Se saludan en un apretón de manos que dicta de ser amable.

—Es un gusto Bob, espero que puedas ayudarme. —murmura tímidamente.

Charlotte es tímida incluso puedo decir que antisocial. Desde los quince años, cuando nuestros padres murieron en el accidente aéreo, el trauma fue tan grande mas para ella que para mí, que le trajo problemas de sociabilización además de ansiedad. Al menos no se deja vencer y lo intenta superar.

—No lo dudes, para eso estoy. Así que, ¿Por qué no me cuentas tu caso con lujo y detalle? —responde Bob haciendo un ademan. Ambos se dirigen hacia el sillón y comienzan a hablar tranquilamente. Dejo que hablen solos y opto por ir hacia mi habitación.

Agarro el portátil y me acomodo en mi cama dispuesto a terminar de enviar algunos correos y corregir tareas pendientes. Al instante viene a mi cabeza la universitaria que trae mi mundo dado vuelta. Pienso en todo lo vivido hasta ahora. Realmente me estoy enamorando de ella, mas de lo que debería.

Ninguno de los dos se anima a confesar sus sentimientos aunque ella sabe que es lo que siento por ella, sin tanto detalle, pero finalmente lo sabe. No muestra sentimientos, no confiesa lo que siente, por lo menos no de forma directa Puedo llegar a conocerla y saber lo que piensa a través de esas frases filosóficas que dicen mucho y a la vez tan poco.

Esmeralda es complicada, la universitaria de la cual estoy enamorado es un mundo difícil de entender en una ciudad perdida tan incomprendida.

Lujuria UniversitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora