Capitulo 32

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Esmeralda
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Camino por el pasillo vacío del agradable hospital nerviosa y con unas flores en mano. Los doctores que pasan por allí, cruzándose en mi camino, me saludan y yo como persona amable les devuelvo el saludo con una cortés sonrisa. Respiro hondo y exhalo una y otra vez sucesivamente, estoy nerviosa pero es absurdo, no hay por qué.

Esto ya es una rutina desde hace dos meses.

Desde el terrible accidente que sucedió lamentablemente, todo cambio. El cambio es algo a lo que no estamos dispuestos los humanos y no nos gusta para nada afrontarlo, el salir de nuestra zona de confort es como huir del paraíso. Pero la triste verdad era que desde un mal conductor choco el automóvil donde nos encontrábamos, toda mi vida y la de Gael habían cambiado.

Ya nada es lo mismo y eso lo aborrecía.

—Hola Mary ¿Cómo estas? ¿Hay mucho trabajo?—pregunto sonriendo amablemente. Mary es una de las tantas secretarias del hospital. Este hospital se ha convertido en mi segunda casa, finalmente he conocido de arriba a abajo, con lujo de detalle, el hospital donde trabaja Gael. Cuando un doctor que era muy amigo de Gael me había confesado que el profesor universitario era el mismo que el creador de un hospital, sinceramente era incrédulo ante mi conciencia.

—Oh muy bien Esmeralda, gracias por preguntar. Realmente si, hay demasiado trabajo por hacer y fichas que llenar.—responde con una mueca. Rio levemente. El tacto de una mano en mi hombro hizo que girara sobre mis talones al ver de quien se trataba. Un David con una leve sonrisa se encuentra en frente mío.

—Hola Esmeralda, ¿Cómo te encuentras?—cuestiona alzando las cejas con una sonrisa.

—Oh bien David, ¿Cómo se encuentra él? ¿Algún cambio?—indago esperanzada. Luego del accidente los médicos intentaron hacer todo por salvarle la vida, le practicaron dos cirugías para brindarle transfusión de sangre y poder salvarle la pierna. Afortunadamente actuaron rápido y la pierna no tuvo que ser amputada. Días luego a causa de un trauma cerebral que estaba sanando lentamente, mi Gael quedo en coma.

Si, dos meses en coma. Una jodida mierda.

—¿Puedo pasar a verlo?—interrogo con una mueca.

—Por supuesto, adelante.—contesta. Asiento levemente encaminandome hacia la habitación del paciente. La misma voz de hace unos segundos me interrumpe el paso.—Si crees que es mucho para tu salud emocional, sal. No te destroces a ti misma.—agrega acercándose rápidamente.

Me detengo en seco exhalando hondo, analizando sus palabras. Últimamente analizo todo con lujo y detalle, lo que me dicen, lo que veo, lo que leo. Absolutamente todo es analizado por mi, me siento como un jodido robot automatizado.

Ya no soy la misma Esmeralda... o creo que nunca lo fui.

Suspiro pesadamente y en absoluto silencio continúo mi trayecto hacia la respectiva habitación. Abro la puerta ligeramente y me adentro al pequeño espacio, para nada confortable. 

Las habitaciones del hospital son un asco, todas son realmente idénticas. Color blanco por todos lados, el mismo sillón incomodo a un lado de la camilla para el familiar del paciente, un televisor colgado del techo y una ventana donde se cola mucha luz solar, con bellas vistas al parque.

Se supone que debería acostumbrarme, he estado viviendo en esta habitación por dos meses. Los mismos en los cuales Gael no ha despertado. Sinceramente me asusta la idea de que Gael no despierte, me asusta y mas de lo que hubiera deseado.

En estos dos meses han pasado tantas cosas, mi vida había cambiado drásticamente.

Dos meses en los que fui a terapia para sanar las heridas del pasado y finalmente escapar del mundo adictivo de las drogas que tanto mal me hicieron en su momento.

Lujuria UniversitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora