Capitulo 35

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Esmeralda
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Un escalofrío se hace presente por toda mi espina dorsal, ladeo la cabeza y perezosamente me giro dándome vuelta. Gael se encuentra en frente mío con una sonrisa en su rostro. Llevo las manos a mis ojos restregándolos lentamente intentando despertarme. Giro la cabeza y observo que ya había amanecido, los rayos del sol se atraviesan por la ventana y me dejan cegada por unos segundos. Ladeo la cabeza nuevamente para el lado contrario y observo la hora que es.

Tan solo con fijar mis ojos en el techo de la habitación, sabía que me encuentro en la habitación de Gael. La sensación de estar al desnudo se hace presente y bajo la mirada lentamente hacia mi torso. Maldigo mentalmente al percatarme de que estoy sin sostén y la sabana no oculta mis pechos al desnudo. Ahora ya entiendo la diversión en sus ojos, a mi parecer Gael se ha convertido en todo este tiempo en un hombre pervertido y adicto al sexo.

Se me hace incrédulo pensar que yo haya tenido algo que ver con ello.

—Buenos días pequeña.—murmura brindándome un beso risueño y mañanero. Le devuelvo la sonrisa, nerviosa y opto por sentarme en la cama apoyando mi espalda contra el respaldo. Subo la sabana hacia mi torso, ocultándome los senos con ella. Debería haber perdido la timidez hasta este entonces pero por una razón extraña sigo sin acostumbrarme del todo a estar desnuda todo el tiempo frente a él.

Siento que no es lo mismo que me vea desnuda en una ronda de sexo, cuando nos hundimos en pasión y ardemos en llamas, que me vea desnuda en plena convivencia del día. No es incomodo pero es extraño.

—Buenos días Gael.—replico dejando los nervios a un lado. Acerca el desayuno en una bandeja a mis piernas sorprendiéndome en lo absoluto. Suelo tener sueño profundo lamentablemente, eso explica el por qué nunca me doy cuenta cuando Gael se levanta de la cama dejándome sola. Realmente no se que hace todas las mañanas al madrugar.

Sera un secreto que pronto descubriré.

—¿Estas preparada?—cuestiona emocionado, dedicándome una ligera sonrisa. Agarro el delicioso café y bebo un sorbo de el.

—¿Preparada para cual de las dos opciones?—pregunto enarcando una ceja. Desafortunadamente hoy es el día en el que simplemente me enfrentaría a mi padre y a la bruja de Elisa. La noche anterior había tomado la importante decisión de dejar mi casa donde crecí gran parte de mi vida e irme a vivir con el hombre por el cual siento más que amor.

Además esta noche llegaría el momento tan esperado por mí desde que empecé a estudiar la carrera de medicina, graduarme. Hoy había terminado una carrera de largos y dificultosos años en la que deje mi ser en ella y también en la que encontré mi camino. Finalmente puedo decir que quiero ser una grandiosa cardióloga. Ayudar a personas con problemas de corazón y salvar a tantas personas como sea necesario de un infarto, es un objetivo que realmente deseo llevarlo a cabo.

—Realmente son tres.—corrige con una mueca divertida. Frunzo el ceño confundida y lo miro con una ceja alzada.—¿Estas preparada para mandar a la mierda a tus padres, graduarte y tener un increíble sexo debajo de la ducha?—añade observándome con un brillo especial en sus ojos.

La lujuria de un enamorado.

Esbozo una sonrisa amplia y niego divertidamente repetidas veces. Luego de unos minutos asiento incrédula y sonrojada. Últimamente los efectos que provoca Gael en mí son mas intensos. Aquella pregunta ha logrado provocar una excitación en mí sorprendentemente profunda.

—No te preocupes, estoy preparada.—respondo fingiendo una sonrisa hipócrita. Me devuelve la sonrisa y continuamos disfrutando de un apetitoso desayuno con interrupciones tontas de besos, caricias y abrazos.

Lujuria UniversitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora