9. Intereses de hermanos

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Capítulo 9| Intereses de hermanos

Escucho el sonido del timbre, rápidamente dejo mi portátil de lado y me dirijo hacia la puerta. Quizás mi pequeña Esmeralda se ha olvidado algo luego del increíble y excitante momento por el que pasamos. Debo admitir que cada vez que pienso en eso y revivo aquel recuerdo en mi mente, mi miembro se coloca duro.

Ladeo la cabeza y olvido todos aquellos pensamientos. Abro la puerta, risueño, y me encuentro a una Charlotte con un cigarrillo posado entre sus dedos. Me pregunto si algún día dejara de fumar esta chica.

—Tanto tiempo, hermano. —se forma una sonrisa en su rostro. Desecha el cigarrillo lanzándolo a alguna parte desconocida y se adentra a la casa.

Está adentrada en algo, necesita mi ayuda. Lo presiento, no hay otra opción para que vuele desde Inglaterra a Chicago si no tenía problemas. El "te extraño hermanito" se me hace muy poco creíble.

— ¿Qué necesitas que solucione? —hablo directo observando cómo se acomoda sentada en el amplio sillón, donde hice a mi Esmeralda llegar al jodido cielo. Su ceño se frunce haciendo una mueca extrañada.

—Tres años desde que no nos vemos y lo primero que dices es, ¿Qué necesitas?. —finge ofensa llevándose una mano al corazón.

«Hermana dramática. » pienso.

—Deja de exagerar reina del drama y dime para que vienes a mi casa luego de ocho horas de vuelo. Sinceramente no creo que sea para pasar tiempo de hermanos. —digo acercándome al sillón donde se encuentra.

Algo llama mi atención, un dije plateado se encuentra justo al lado de mi hermana. No es más que una bonita y elegante cadena con una pluma plateada colgando. Es de mi Esmeralda. Mañana mismo me encargare de dárselo en clase. Por tanto placer quizá habrá olvidado que se le había soltado el colgante. Mi pequeña Esmeralda distraída.

—Bueno seré directa y breve. No te estoy obligando a que me ayudes, si no lo deseas lo aceptaré. Y volveré a Inglaterra a solucionar los problemas por mí misma. —murmura nerviosa pero segura de lo que dice. Coloco los ojos en blanco y llevo mi mano sosteniendo el dije sin que sus ojos se percaten,, escondiéndolo en mi bolsillo.

—Charlotte somos hermanos, tus problemas son los míos. Habla de una vez. —reprendo indiferente recomponiendo la postura.

—Necesito un abogado. —suelta dejándome totalmente incrédulo. Me esperaba de todo menos aquello.

— ¿Qué? Charlotte, ¿Qué hiciste para terminar en juicio? —cuestiono con el ceño fruncido.

— ¡Nada! —se defiende alzando los brazos en inocencia. —Simplemente un hombre con contactos me quiere quitar la licencia de periodista porque lo nombré en un artículo periodístico. No es mi culpa. —agrega expectante a mi reacción.

—Pero como se te ocurre interponerte con alguien con más poder que tu y con contactos. Es lógica Charlotte. —ladeo la cabeza negando desaprobatoriamente ante su acción.

—Por eso mismo lo hice, al ser un hombre de poder nadie se atreve a desafiarlo ni a sacar sus más ocultas verdades a la flota. Todos lo admiran desde la sumisión y el pensamiento de que es un gran hombre que hace buenas acciones por los demás. Y no es cierto Gael.

— ¿No será que tienes envidia Lotty? —la llamo por su apodo. El mismo apodo que habíamos creado cuando tan solo éramos unos niños.

—Hace tanto tiempo que no me decías así. —murmura melancólica pero rápidamente logró volver a su postura fría e indiferente. —Olvida lo que te acabo de decir, viajare a Inglaterra y me las arreglaré para conseguir un abogado decente.

— ¿Qué? ¡No, nada de eso cariño! Me pondré en contacto con Bob, él es mi abogado cuando surge algún enredo legal con el hospital y los médicos. —aclaro rápidamente.

—Vale gracias hermanito, sabía que podía contar contigo. Oye, ¿Quién es la chica de aroma floral? —pregunta burlona. Mi ceño se frunce, no pensé que era tan atenta como para aun así prestar atención en el aroma que tiene mi sillón. Me enderezo del sillón, nervioso.

— ¿Y por que el aroma debe ser de una chica? Es mi casa, el aroma floral puede ser mío. —miento. Cabe decir que nunca fui un gran mentiroso, el nerviosismo me juega en contra. Mi hermana es totalmente opuesta a mí, miente como si se tratara de respirar.

—¡Mientes Wareer! Somos hermanos, dime la verdad. —gruñe. Volteo los ojos.

No iba a detenerse hasta no saber quién es la chica misteriosa. Hacía lo mismo cuando éramos niños, no se detenía de gritar y sollozar hasta que yo ceda el chocolate. Claro que no lo hacía y por eso venía mi padre a darme el sermón de "no seas egoísta, Gael".

—Bien, su nombre es Esmeralda. Es mi alumna en la universidad, tiene tan solo unos años menos que yo. Es diferente a todas las demás. No sabía lo que quería respecto a mis sentimientos, pensaba que siempre iba a ser un hombre solitario junto a mi trabajo y millones de dólares. Pero luego la conocí a ella y descubrí que lo único que anhelaba era verle todos días. —confieso.

—Mi hermano está enamorado, ya era hora sinceramente. —comenta sonriendo.

Puede que mi sabia hermana tenga razón y estos sentimientos que tenga por ti mi pequeña Esmeralda sean el amor perdido difícil de encontrar, que lo pude hallar en sus ojos ámbares.

Lujuria UniversitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora