Capitulo 37

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Esmeralda
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Abro la boca alzando la cabeza a la vez que observo el inmenso edificio. Aquí he estado demasiadas veces, en este hospital sucedieron dos tragedias en mi vida que hubiera deseado que jamás sucedieran.

Pero siempre lo que uno anhela es lo contrario a lo que el destino decide darte.

El agudo sonido de varias ambulancias llegar al hospital me percatan y ladeo la cabeza observando fijamente como los paramédicos entran camillas con personas heridas al hospital. Todo es un desastre, los médicos llegan desesperados a los pacientes y los pacientes, ellos sufren el dolor de la herida.

Pensar que en algún momento Gael y yo fuimos pacientes en búsqueda de una nueva oportunidad para poder seguir viviendo.

—¿Por qué tan callada? —indaga Gael colocándose detrás de mí abrazándome por la cintura. Niego con la cabeza indiferente, restándole importancia. Es extraño, antes de salir de casa Gael me había prometido que quería llevarme a algún lugar importante.

Pero jamás me dijo cual, ahora es el momento en que miles de incógnitas divagan en mi mente. ¿Por qué traerme al hospital donde trabaja?

—¿Por qué me has traído aquí? Tienes trabajo, ¿quieres mi compañía? —cuestiono frunciendo el ceño. Suelta una ligera carcajada esbozando una divertida sonrisa y lo miro de reojo confundida.

—Sorpresa, es tu regalo por estar a pocas semanas de terminar tu último año de residencia. —hace una pausa. Frunzo el ceño aun más confundida y relamo mis labios secos. —Y quédate tranquila pequeña, que a partir de hoy tu compañía la tendré todos los días de trabajo. Sin excepción alguna.

—¿De qué hablas?—pregunto arrugando la nariz. Miro de reojo como sonríe ligeramente y deposita un casto beso en mi cuello que me hace estremecerme.

—Cuando termines tu residencia, trabajaras conmigo en el hospital, tú en el sector de cardiología y yo en el sector de cirugía. Nos veremos en los descansos, a la hora de comer y tal vez en alguna cirugía. ¿Qué piensas? —informa mirándome atentamente. Por unos minutos se me fue ido el aliento y mi mente quedó en blanco.

Abro la boca dispuesta a decir algo, pero la cierro al instante sintiéndome incapaz de decir algo por más mínimo que sea. Definitivamente no me esperaba esto de Gael.

—Yo no se que decir. Me sorprendiste realmente. —contesto dudosa jugando con mis manos en un vaivén de nervios.

—¿Te sorprendí para bien o para mal?

—No lo sé, no me esperaba esto de ti. —murmuro desviando la mirada. Aun me cuesta analizar sus palabras.

—Pensé que sabías que estaba dispuesto a dar todo de mí para ti. ¿Acaso no te gustó la sorpresa? —objeta haciéndome dar vuelta cruzando miradas. Paso saliva nerviosamente y relamo mis labios secos.

—No, si me gustó la sorpresa, pero también debo decir que me hubiera gustado que por merito mío poder conseguir trabajo en este hospital. Y no simplemente por ser la novia del jefe del hospital. —hago una pausa. —No me agrada depender de ti. —añado expectante a su reacción.

—Pequeña, pensé que...—suspira pesadamente. —Discúlpame, no lo había pensado de esa forma. Yo solo noté tu frustración por tu futuro y no pude contenerme hacer algo al respecto. No creí que te disgustaría. —confiesa en un susurro ronco. Me muerdo los labios y mi corazón se encoge al ver su actitud de arrepentimiento.

Lujuria UniversitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora