La mañana había sido bastante lo larga y agotadora como para querer irse a casa ya mismo. Eran las 2 de la tarde y no podía creer que al fin había acabado con aquella reunión de trabajo tan extenuante. Dio un suspiro de alivio y abrió la puerta para entrar a su oficina, satisfecho de que todo hubiese resultado del modo en que él quería.
-Señor, Espere – Alan dio media vuelta y se volvió extrañado hacia su secretaria. Ya que parecía apresurada por decirle algo.
-¿Qué sucede? – Aludió - ¿hubo algún problema mientras no estuve?
-Oh, no ninguno – respondió ella con una sonrisa – es solo que, vino alguien a buscarlo y dejo algo para usted – El pelinegro se sorprendió al escucharla.
-¿Quién? – Quiso saber. Claramente no había sido Alice porque Su secretaria ya la conocía. Se extraño aun mas. El hecho era claro, el no acostumbraba a ser buscado, si alguien necesitaba de él, lo llamaba al celular.
-Dijo que era una vieja amiga suya – Alan se extraño aun mas - Jane…-hizo una pausa - Bieber y dejo esto para usted – la mujer le paso el folder que horas atrás le había dado La castaña y se lo entrego en las manos a Alan quien parecía bastante sorprendido por la noticia o más bien por el nombre que había escuchado. Jane… Bieber. Le parecía aun tan irónico escuchar ese apellido acompañado de su nombre. Mas por la razón, el podría asegurar que Justin no la quería, que no sentía nada por ella, sabia los sentimientos que sentía por Alice, Pero si… ¿Podría ser posible que él se enamorara de Jane? Alan dio un suspiro apretó el folder entre sus dedos. Después de todo, aquel asunto no debía importarle. Le dio un vistazo al folder y sonrió al leer lo inscrito en el “Jane schimied” era genial – pensó – Leer su nombre de soltera.
……………..
-¿Cómo es la vida de una superestrella después del matrimonio - Jane bufo al verlo echado en el sillón de la sala con un libro sobre la cara. – comer, dormir y correr, eso era todo lo que hacía ¿!Acaso a eso se le podía llamar vida!? Era tan aburrido como cualquier persona, y tan Exigente como cualquier dictador, que en efecto también resulta ser aburrido. A ella no se olvidaba que aun tenía que levantarse a las 6 de la mañana para prepararle el desayuno ¡Bah! ¿Rechazar su novela por el estúpido cliché que es ser “Justin bieber”?
Dio un suspiro y camino en dirección hacia el sillón en donde estaba Justin dormido.
-Hazte a un lado - lo despertó Jane repentinamente haciendo que se espantara con un salto. Justin la miro atolondrado – quiero sentarme.-Ya volviste – murmuro, pasándose las manos por los ojos – Genial, podrás hacer la cena. – Jane volteo a verlo con cara de pocos amigos y frunció el ceño.
-¿Quién te dijo que cocinare para ti? Idiota – oh, claro, se me olvidaba que trabajo para ti, ogro– pensó, luego dio un suspiro y entrelazo sus manos mirando hacia el frente. Parecía perdida, en sus pensamientos y no debía estar molesta con Justin porque al fin y al cabo el no tenía la culpa de ser como es, pero... ¡Dios! Le enojaba mucho. Justin la miro después fijamente después de unos minutos en los que no dijo nada.
-Entonces ¿van a publicar tu libro? – Mierda – se exalto de pronto, había olvidado por completo ese pequeño detalle que era la personalidad de su esposo ¡Demonios! no había pensado una excusa para zafarse de él. Seguramente se burlaría de ella.
-No está decidido todavía – le dijo. Justin bufó mirándola y puso el libro que tenía en las manos a un lado, en el sillón – Voy a pensarlo… no estoy segura de querer que esa empresa lo publique - el volteo a verla de inmediato, miro sus ojos, su cara y luego esa dirección a la nada que tenía su mirada, y sonrío. Ya lo había entendido. A él no podía engañarlo.