Jane tenía los brazos cruzados, disimulando, lo que no era nada fácil, lo mucho que la jodía ver a Justin y Marie actuar la escena 10 de la película. Esa donde Jason y Jamie, ya en la luna de miel, se peleaban por la cama. No sabía si era por lo que recién había ocurrido con Justin que se sentía tan perturbada o porque no podía soportar ver a Justin tan cerca de la chica después de su actitud tan fría frente a ella, lo que fuera, la cabreaba. Sentía que lo odiaba por ser tan tonto. Aunque también sabía que era mentira. Lo quería con toda y su idiotez. Hizo de sus labios una línea y miró a Zayn que estaba a unos cuantos metros de ella mirando divertido la actuación de Justin. Él di sobre Marie, pasándole la mano a lado y lado de la cara y con los labios a escasos centímetros de los de ella. A punto de besarla y con el pecho desnudo. Lo que más le irritaba era que ella solo tenía que observarlo y sentir su fría mirada a momentos.
-No debiste haber venido - La voz de Alan la cogió desprevenida. No notó en qué momento se le acercó – No te ves muy bien. – el ojos negros tenía las manos metidas en los bolsillos del pantalón.
-Estoy bien. – le respondió.
-Mentirosa.
-Alan… por favor
-¿Y ya se lo has dicho? - La castaña se quedó callada y bajó la mirada. Esa pregunta no se la esperaba. Responderle a Alan con la verdad en ese momento sería darle la razón en todo lo que él había dicho de Justin en el hospital << “Sigues sin conocerlo” >> Recordó con Amargura y enseguida dejó atrás la frase.
-Aun no. – mintió.-
Él la miró de reojo.
-Sabes que estoy aquí ¿Verdad? Y que te quiero.
-Todo va a estar bien conmigo, Alan, y por favor, no me digas que me quieres.
Jane volvió la vista a Justin y se encontró de nuevo con esos ojos mieles impasibles, examinándola. Se sentía como hundirse en agua congelada cada vez que esa indiferencia iba toda contra ella. Esos ojos que la miraban molestos.
-¡Creo que eso estuvo perfecto! – Habló Zayn. Y Justin le apartó los ojos al tiro, rompiendo aquel detestable campo visual. Jane tragó gordo y vio como Marie se levantaba de la cama y él le daba la mano para ayudarla volviendo a mostrarse divertido – Hagamos un intento más de la escena 4 – Continuó Zayn - Y luego ¡Todos a festejar que pasado mañana se empezará la grabación oficial de la película!
Los aplausos por parte de los actores de reparto no se hicieron esperar, y todos, incluyendo a la chica que había llegado para hacer el rol de “Annie Ford” en la película, se mostraron frenéticos. Como si eso fuera lo que necesitaban para empezar con el trabajo en serio.
Jane se miró los pies y trató se fingir una sonrisa. Lo cierto es que es estaba intranquila, y asustada.***
Justin distraído, miraba por la ventana de su cuarto en el nuevo apartamento mientras el leve ruido prominente de las plantas bajas se colaba por la puerta de su habitación que estaba abierta. Las practicas habían terminado alrededor de dos horas y todos los del elenco estaban escandalizados, inquietos y preaparandose a sí mismos para irse a celebrar. Zayn lo había dicho y se lo habían tomado muy en serio. Esperaban verse en un pequeño bar ubicado en el centro de la ciudad para tomar tomar, bailar y disfrutar un poco, ya que de todas formas, el siguiente día era domingo y el lunes todo estaría sobre ruedas. Tenían que aprovechar esa oportunidad. Aunque todos estaban enérgicos, él no se sentía motivado a salir. Y hubiera preferido no ir, pero no le iba a dar el gusto a Jane. Y aunque le dijeran masoquista e imbécil rayando a lo idiota, en ese momento, y en todos los otros, no podía dejar de pensar en ella. Ni en su cara, ni en sus ojos, ni en su voz. No entendía porque ella trataba de hacerse la víctima, la ignorada que necesitaba verlo, cuando él ya la había visto con Alan.
¡Y como lo miraba a él! La muy descarada lo miraba de ese modo tan profundo y suplicante durante las prácticas, que bien pudo hacerlo derretir o desfallecer si no tuviera tanta fuerza de voluntad. Claro, lo miraba de un modo tan atrevido aun cuando tenía a Alan a su lado.
¡Que dolor de cabeza era recordarla! ¿Acaso esa era realmente su manera de ser? Negando con la cabeza y fastidiado consigo mismo por seguir con el mismo cassete rayado en su memoria sobre Jane y él y todo lo que en su momento lo enamoró de ella, se dirigió al intento de closet en el que había tirado la ropa que había llevado para ese viaje desde Alemania y de allí tomó una camisa blanca y un abrigo negro que había decidido ponerse esa noche, solamente estaba usando unos jeans negros en ese momento así que el torso desnudo estaba aire libre le hizo percibir un poco del frio de la noche. Se sentía tan vivo como el frio que estaba dentro de él. Volvía a ser el mismo de siempre, el que no dejaba acercar a todo el mundo. Y podía culparla a ella. Por haberle hecho mierda el corazón. Se colocó la camisa dejando los botones del pecho entreabiertos y se puso el abrigo encima, luego se pasó las manos por el cabello rubio despeinado y dejó que su imagen se reflejara en el espejo. Tenía ojeras marcadas bajó sus ojos, pero agradeció no verse tan jodido como se sentía. Se apartó del espejo casi al mismo tiempo en que su celular empezó a sonar. Dudo en contestar, hasta que vio el identificador de llamadas.
Era Alice. Y no era una llamada. Era un mensaje
<<¿Qué vas hacer esta noche?>>
Leyó mentalmente a lo que respondió.
<<Voy al Nightfall bar ¿porque?>>
A los pocos minutos recibió respuesta.
<<Quiero hablar contigo, estoy muy preocupada por cómo te dejé la última vez>>
-<<¿Nos vemos en el bar?>>
<<Vale>>
Una hora después estaba entrando por la reducida puerta del bar Nightfall junto a Zayn y los chicos del elenco. Marie iba a su lado, llevaba puesto un vestido ajustado corto color rojo que se adhería a sus curvas perfectamente y llamaba mucho la atención. Sobre todo por aquellas piernas torneadas que quedaban al descubierto y no era nada fácil obviar. Hasta el mismo Justin se había sorprendido de lo hermosa que se veía esa noche.
Exceptuando el ruido excesivo, al rubio le gustó que el sitio no estuviera sobrecargado de gente y que el ambiente fuera agradable. Las personas eran del tipo “Cada quien va por su lado” y no se paraban a fijarse en él y en quién era. Lo que era bueno, porque no le gustaba sentirse observado cuando estaba con sus amigos. Las luces de colores que rodeaban las paredes en lentos y suaves movimientos también eran buenas y combinaban con el clásico “Titanium” que resonaba alto por todo el lugar. Zayn dirigió su vista hacía una mesa al fondo del bar y luego se encaminó sereno hacia allí. No le fue muy difícil darse cuenta que iban hacía donde estaba Alan acompañado de otras personas que no reconocía al primer vistazo pero que de seguro había visto. Y donde estaba ella también. Jane. Junto al pelinegro. Llevaba el cabello suelto cayéndole por los hombros y una minuciosa sonrisa en los labios pintados de carmesí bajito. Apenas la vio el corazón se le aceleró y tuvo que poner empeño en disimular todo lo que pasaba con él cada vez que la tenía cerca puesto que los ojos de la castaña se fueron directamente hacia él al mismo instante en que estuvo frente a ella, tal y como lo había hecho en las prácticas, y todo el tiempo ese día. Como incitándolo a que se le acercara. Como provocándolo.
Tenía que detenerse, si no quería que cayera en la provocación
Zayn fue el primero en saludar entre el alboroto de la música, luego las risas y las vagas palabras de los demás se perdieron entre el ruido y el ambiente de celebración que apenas empezaba a formarse. Pero ellos no se mezclaron. Ni se inmutaron siquiera en sonreír. Así que mientras Zayn, Zack y los demás, a excepción de Marie, se ubicaban en la mesa, Justin sintió que todo a su alrededor se perdía mientras ella se quedaba impávida frente a él. Esos ojos lo juzgaban. ¡Joder! Se preguntó hasta donde podía llegar su descaro y hasta cuando iba a estudiarlo de ese modo con los ojos mientras la miraba también. Pero no pudo descifrar nada en ella, solo que la muy condenada no iba a quitar su atención de él. Enojado, la quebró con el hielo en sus ojos, y la ignoró sin más al cambiar la dirección de sus ojos, volviendo a la realidad. Al bar. A la música. Agarró a Marie del brazo, que aún seguía a su lado, y le sonrió divertidamente como si compartieran un muy divertido secreto. Saludó con una sonrisa a los demás en la mesa “Ella está sentada junto a Alan” – Pensó - “así que bien puede verme del brazo de otra mujer” Ahora que se lo planteaba de ese modo, su mundo no podía acabarse porque la mujer que tenía metida en el cuerpo fuera a tener un hijo de otro. Decidió olvidarse de eso por toda la noche y se sentó frente a Jane y al lado de Marie. Si él quería, también podía demostrarle que en sus ojos, no solo estaba ella. Aunque fuera una total mentira.
Jane bajó el rostro enseguida y sintió ganas de darle un golpe. Se helaba cada vez que él actuaba así y se le volvía denso el aire. Un escalofrío la recorría y odiaba eso. No podía creer que tuviera la cara para mostrarse ante ella con Marie ¿Acaso estaban saliendo? ¿Qué rayos tenía en el cerebro? ¿Le había mentido esa mañana en la azotea? Ella sabía que no, algo así no podía fingirse. Pero era Justin ¿Él podía? Tenía la cabeza en un enredo total. No se atrevía a sacar conclusiones porque él estaba muy molesto con ella. Podría hacer cosas tontas ¿No? Tomó un poco de aire y sacudió la cabeza negativamente. Tenía que dejar de lado esos pensamientos. Le daban una sensación de vacío que era insoportable y le hacían doler pecho. Pensó un instante en toda esa felicidad, que aunque pequeña, inolvidable, que vivió junto a él y tragó gordo por acordarse y darse cuenta de que era verdad. <<Inolvidable…Si, como no. Como si no hubiera sufrido, como si viendo como estaban las cosas ahora, ese fuera el mismo significado que le daría él >> con él había sufrido pero también había sido feliz y a pesar del daño, no lo había olvidado, si algo como eso no era amor de verdad, no sabía nada entonces. Volvió a mirarlo. Él seguía con Marie. Eso le removía todo el estómago.
“No te preocupes bebe” – pensó llevándose las manos al vientre, viéndolo sonreírle a otra “Ese tonto que está coqueteando con esa otra mujer es una versión china de tu papá. No es realmente él. Así que no te preocupes” dejó escapar el aire que había tomado y se mordió el labio irritada. Si, estaba molesta. Jodidamente molesta. ¿Por qué de repente le era tan indiferente y hacía como si no existiera? ¿Tenía por su orgullo y ego arrogante ignorarla así? Por una vez en su vida, Jane deseó que dejara de actuar así y volviera a ser ese Justin despreocupado de la vida… él que había conocido un día. Si lo hiciera, quizá fuera más sencillo para ella. Eso la hizo estremecer y le provocó unas ganas enormes de salir corriendo.
-Iré un momento al tocador. – Le dijo a Alan bajito. No prestó mucha atención en si él la escuchaba o no, solo quería alejarse un momento. Se puso de pie con firmeza y, con intención o sin ella, todo el mundo notó su presencia cuando se levantó de su lugar en la mesa. La razón era palpable a la vista, se veía hermosa con aquel vestido rosa a mitad de pierna, que aunque no era ajustado o muy revelador, le daba un toque de sencillez que no pasaba desapercibido. Para Justin fue difícil hacerse el loco cuando los otros hombres la miraban de aquella manera. Y tuvo que pelear consigo mismo para fijarse en cualquier cosa que no fuera ella, incluso intentó hablar con Marie de alguna estupidez, pero ella suspiró profundo y cruzó frente a él, dejando el aroma de su perfume en el aire. Allí, en ese punto, le fue imposible seguir ignorándola, puesto que sus ojos se perdieron en ella, en lo pendejamente hermosa que estaba. Así, ¿Cómo no iba a llamar la atención? ¿Cómo no la iban a mirar?! Demonios! ¡Porque tenía que gustarle tanto esa mujer!
-¿Te gusta esa canción? – La voz de Marie era como un susurro para él, porque no estaba prestándole atención. Estaba siguiendo a Jane con la mirada mientras se alejaba de la mesa.
Él apretó el puño por su descontrol
-Si, si – le respondió a la castaña – es buena. - <<vamos Justin, vamos…- se dijo - Solo es Jane, solo es Jane, relájate.>>
-¿Quieres bailar….? - Pero no se pudo relajar y al tiempo en que la silueta de Jane casi se perdía entre las personas que bailaban en la pista, él se levantó de su lugar también decidido, dejando a Marie un poco desconcertada, con los ojos en blanco y los labios fruncidos en modo de confusión.
-Ya regresó – soltó. Y sin pensárselo dos veces fue tras ella. Casi corrió, abriéndose paso entre los bailantes en la pista para no perderle el rastro a Jane, y lo consiguió. Cuando la vio entrar al baño de mujeres paró en seco.
<<¿Te estás dando cuenta de lo que estás por hacer, Justin? ― le reprendió su subconsciente.―>> cosa que ignoró. No podía prestarle mucha atención a su razón en ese momento. Ya lo había hecho ir allí. Ahora no podía hacerlo retractar. Porque la verdad, era que no quería dar marcha atrás. Apretó los puños, indeciso, de pie frente a la puerta color blanco del baño y oprimió sus labios. << ¿Y ahora qué?>> Detrás de aquella puerta podía, muy posiblemente, encontrarse con ella.
<<Tú la quieres olvidar ¿no? – Esa voz interna lo fastidió - ¿Entonces, qué haces aquí?
<<Ni siquiera yo lo sé >> le respondió y sin pararse a pensar en las consecuencias que le traería, extendió su mano sobre ella, dándole un empujón que la abrió de par en par. El golpe de la puerta al chocar a la pared quedó nulo por la canción “We found love” de Rihanna que se escuchaba hasta allá. Pero la mirada de las mujeres que estaban por salir y las que estaban por entrar no. Incluso, en esa situación, Justin Bieber, seguía siendo una sensación y las chicas atentas Dejaron sus miradas fijas sobre él, sin decir nada. Solo se murmuraban entre ellas: “Es Justin Bieber, el actor” “¿Por qué está aquí? Es el baño de mujeres” otras, más divertidas y lanzadas decían” ¿Será que quiere un poco de aventura? Yo puedo dársela” mientras él requisaba con la mirada en interior del lugar. Estaba buscando aquella figura delgada metida en un traje rosa, y la encontró, en el tocador del fondo, con la cabeza gacha, casi perdida por las cuerpos de las otras mujeres dentro baño, que casualmente había empezado a llenarse. Apartó la mirada de Jane cuando notó que ya había llamado mucho la atención y entonces si se sintió incómodo. Ellas seguían murmurando y otras le dedicaban sonrisas alentadoras, por lo que sin pisca de vergüenza se abrió paso entre ellas, pasando por su lado como si en vez del baño de damas fuera la sala de su apartamento por la que caminaba y se detuvo detrás de Jane, quien con la vista fija en sus manos y perdida en sí misma no lo había notado aún.
-¿Me podrían dejar a solas con ella, por favor? – Dijo en voz alta intencionalmente, dirigiéndose a las demás mujeres mientras miraba la espalda de Jane, entonces, la castaña, levantó la vista al espejo y se heló.
La mirada fría y escrutadora de aquel hombre que se reflejaba en el vidrio rectangular que tenía en frente la tomó totalmente desprevenida por lo que se quedó inmóvil como primera reacción. Su corazón empezó acelerarse, como si quisiera escaparse de ella y mientras su tez se ponía blanca de la impresión, Justin no quitó ni una sola vez esa actitud que lo desarmaba todo y lo volvía a rearmar, que podía ponerla de cabeza si quería, porque así era él, simple y sencillo, y tenía ese don de manejarlo todo con su presencia.
Se dio giró hacía él entonces y notó como todas las mujeres iban saliendo del baño, hasta dejarlo prácticamente vacío. Solo quedaron ellos dos.
-¿Qué… haces aquí? – Fue lo único que se le ocurrió decir. Sus manos aún goteaban agua, pero no le importó se le humedeciera el vestido.
-Por la manera en que me mirabas allá fuera – Empezó con la misma actitud - tuve la impresión de que querías hablar conmigo… o ¿Me equivoco? – Se rió arrogante y caminó en dirección a la puerta – No lo creo. - La cerró - Así que aquí estoy. Habla. – le pasó el seguro.
Jane se quedó callada mirando las manos de Justin en la perilla de la puerta. Él tenía la intención de buscar una discusión, podía verlo en su vibra y no se lo iba a permitir.
- Justin, no creo que este sea un buen… - empezó la castaña con voz firme, pero Justin la interrumpió y poniéndole las manos en los hombros la hizo retroceder. La castaña dio tres pasos en reversa hasta que su espalda chocó contra la pared, Luego, con tal seguridad, él pasó sus brazos por lado y lado de su cara, atrapándola a una distancia peligrosamente cerca. Él olor dulce de su perfume de mujer se le metió por las fosas nasales. Su control estaba cada vez más débil.
-¿No crees que, Jane? – Murmuró a tan escasos centímetros de sus labios que Jane tuvo que girar la cabeza para no perderse en su aliento de menta. Justin quitó una de sus manos de la pared y la tomó por la barbilla, obligándola a que lo mirara. - ¿No era esto lo que querías? – Acercó su rostro mucho más al de ella, reduciendo la distancia que los separaba a un centímetro - ¿No era esto por lo que mirabas? – Finalizó y el pulso de la castaña estalló cuando Justin pasó el dedo índice por el contorno de sus labios.
-Te equivocas – Le soltó con firmeza colocando los brazos entre ellos para alejarlo. Era un cínico ¿Cómo… se atrevía a tratarla así? - No te miraba por eso – Justin rió - a veces me sorprendo de… - entonces, él movió el rostro hacía delante y la besó.
Los labios de Justin se apoderaron de los suyos con tal rudeza que ella se removió bajo él por la brusquedad, pero él no le prestó atención a sus leves movimientos y le agarró las manos colocándoselas contra la pared. Sus labios súbitamente se habían extasiado de los de la castaña, y con esa vigor con el que lo había empezado, lo siguió, como exigiéndole y renegándole con fuerza el por qué se había dejado tocar de otro hombre, demostrándole con rudeza lo muy dolido que estaba y que podía besarla sin dejarse llevar. Pero en la vida no todo es tan básico como parece y engañarse a sí mismo no funciona cuando se es terco. Con el paso de los segundos, su fuerza de voluntad se fue al piso y los sentimientos ocultos debajo de esa máscara de dolor se hicieron presentes. No pudo continuar tratándola de ese modo tan áspero y sin notarlo siquiera le soltó las manos de la pared y la abrazó pasándole los brazos por la espalda y dejándolos a la altura de su cintura. El beso dejó de ser brusco y violento para convertirse en uno lento y apacible, haciendo sentir a Jane el calor de la confianza. Justin pasó sus manos de la espalda a sus mejillas y se separó un poco de ella, para volver a besarla casi al mismo instante. Ese aliento embriagador, esos labios carnosos y la sensación de tenerla cerca era algo a lo que no podía poner resistencia. Ella se amoldaba tan bien a su cuerpo que lo hacía olvidar de todo. Y estaba también el hecho de que no lo estaba rechazando, que muy contrario a eso lo abrazaba por el cuello y lo acercaba a ella. El ritmo de pronto fue igual, como una burbuja de aire comprimido haciéndose alrededor de ellos. Solo un respiro y podría estallar. Jane sintió por un momento que Justin volvía a ser su Justin, y que todo se iba a solucionar, pero el beso terminó y toda esa mezcla inexplicable de sensaciones desapareció también llevando a Jane a la realidad llena de inciertos y sentimientos al descubiertos. Llevándola a esa fría pared que él volvía a poner entre ellos. Y a esa mirada que le cortaba la sangre cada vez que la recibía.
Él se rió y con frialdad dijo:
-Definitivamente besabas mejor antes. Ahora tus labios son desabridos e insípidos. No me producen nada.
-¿Qué? – Su voz sonó aguda, la sorpresa podía leerse en su expresión. No podía creerse que Justin la hubiera besado de ese modo, y ahora la hiciera sentir como si no valiera.
-Nada – respondió él impasible – Solo que creo que no te queda este papel, es un poco falso ¿No?
-¿Qué papel?
-¡Ese Jodido papel en el que miras de un modo tan incitador cuando tienes a tu novio al lado! O no, espera – hizo un silencio - ¿Le sigo diciendo así? ¿Qué es ahora? ¿Marido, amante? ¿Cuál te gusta más? – La castaña no podía con lo que escuchaba, era… más que un insulto - bueno – prosiguió él - no me interesa ya que al final de la jornada, tuviste lo que querías ¿No? Un beso mío. O… - volvió a acercársele - ¿Quieres más que eso?
Ella retrocedió por inercia.
-¡Justin! – Le grito molesta - ¿Eres idiota o qué? ¿Qué clase de mujer crees que soy?
Él volvió a reír con cinismo
-¿Qué clase de mujer creo que eres? – Su voz era como un cuchillo filoso a punto de ser usado – No creo que te guste saber lo que pienso de ti en este momento.
-Tal vez si me lo dices, sabré si vale o no la pena.
Justin frunció el ceño e ignoró sus palabras. ¿Si valía la pena qué?
-Te gusta confundir con tu juego de palabras ¿No? Eso es lo que más odio de ti. Que tienes esa cara bonita y esa mirada que parece sincera cuando lo que haces es mentir. Mentir te sale tan bien que deberías hacerlo tu profesión.- ¿Mentir? Justin estaba siendo muy injusto con ella - no pensé nunca Jane que todo lo que me hiciste sentir se convirtiera en esto. En este sentimiento de frustración, de rabia que se evapora y transpira como sudor cada vez que te veo. Es… insoportable. Encima buscas confundirme ¿A qué juegas realmente, eh? – Enarcó una ceja en modo de ironía - Estás con Alan pero aceptas besarme aquí, y con qué pasión. ¿Esta eres tú realmente? ¿Hacías lo mismo mientras estabas conmigo? ¿Te burlaste con él de mí? Es que me lo imagino. Imagino tu jodida cara… Eres una…- calló - no voy a decirlo, pero sabes a lo que me refiero. Y no quiero verte. Ni que me mires. Quiero que desaparezcas de mi vida. Hasta hoy, Jane, me jodiste la vida.
-¡No sé que mierda estás pensado Justin, pero es obvio que no vale la pena explicar cuando no quieres escucharme nada. Y ya no estoy…
-No – La interrumpió - no digas nada. Todo lo que digas es basura para mí.
-¡Detesto que no me dejes hablar! ¿Por qué?
-Tú lo sabes.
-¡No lo sé, idiota! Si lo explicaras a lo mejor podría comprender.
-¡Quítate esa careta, joder! conmigo ya no va.
Justin buscó sus ojos color castaño y ella le apartó la mirada, evadiéndolo. Aquellos ojos miel podían torturarla hasta deshacerla. Todo estaba viniéndose abajo. Todo estaba totalmente fuera de lugar y así, en esas condiciones, ella no podía decirle nada. Y no quería verlo tampoco nunca más en su vida. En ese instante sintió unas ganas terribles de echarse a llorar.
-Tú hablas de mí así, como si yo fuera culpable – dijo - cuando tú estás coqueteando con Marie como si, simplemente yo no importara. – Justin ladeó la cabeza – No pienso preguntar nada, posiblemente pasas de mi porque algo sientes por ella…
-Posiblemente – le escupió entre dientes - De todas maneras, eso no es tu asunto.
-Bien – murmuró ella, con tono agudo. Ahora se sentía como una idiota - solo quiero decirte que, vas a arrepentirte de esto – Jane sentía las lágrimas escociéndole los ojos. No tenía duda de que faltaba poco para que estallase. Y no quería que él la viera así. Pero lo cierto era que no podía sacarse toda la porquería que le dijo de la cabeza. Eso era lo que la ponía peor. ¿Acaso él nunca la conoció realmente? Lo miró sin apartarle la vista e inspiró profundo ahogando por más tiempo las lágrimas – Te juro por él bebe que llevo en el vientre que te vas a arrepentir – En ese instante Justin supo que había pasado la raya y que la había herido más de lo que quería, una sensación semejante a la de la culpa hizo el amagó de salir, pero él apartó ese sentimiento cuando ella volvió hablar con frialdad e ímpetu – Si mal no recuerdo, Justin – dijo – Nunca hubo un nosotros, así que nunca pude haberme burlado de ti con Alan.
Se dio media vuelta, permitiendo ahora así escapar las lágrimas que le quemaban los ojos y salió del baño, dejando a Justin totalmente sin palabras.
Aquel había sido un golpe bajo para él gran Justin. No se lo había esperado. La escuchó abrir la puerta y luego, como adiós, cerrarla de sopetón.***
La castaña caminó fuera del baño por unos minutos y se reclinó, con poco aire en los pulmones y los ojos rojos, en alguna pared del bar antes de decidirse regresar a la mesa. La música sonaba alto y hacía eco en sus oídos, pero para ella todo era una revolución confusa de colores que solo la hacían sentir peor. La mareaban.
Nada. Justin Bieber no se merecía nada. La humillación que la hizo sentir, al besarla y luego tirarla era algo que su subconsciente no iba a poder disipar fácilmente. El muy estúpido la había usado. Y se sentía tan mierda como la basura que la gente dejaba en la calle. No podía creer que siquiera se hubiera emocionado pensando en una vida junto a él y él bebe ¡Qué equivocada estaba! Y que certero había sido Alan. Todo había sucedido tal y como él lo había predicho. Ella seguía sin conocerlo. Y como dolía. Como dolía que unas palabras llenas de veneno puro pudieran causarle daño de ese modo. Dicho de otra forma, Justin la había tratado de perra prácticamente y ella ni siquiera sabía porque. Tampoco le interesaba ya averiguarlo. Bien había escuchado el dicho de que no había peor sordo que aquel que no quería escuchar. Un sordo como él no podría nunca escucharla. Pensando esto, una de las tantas lágrimas salió de sus ojos y luego salió otra, para que al final corrieran por sus mejillas sin contención. Se las limpió del rostro con amargura. Ni siquiera sabía porque lloraba, si por rabia, por humillación o por tristeza. Tal vez por todas esas razones juntas. Estaba a punto de dar media vuelta y en vez de ir a la mesa, buscar la salida e irse a casa cuando sintió una mano en su hombro. Su cuerpo se escandalizó y dio media vuelta casi al instante.
-¿Jane? – Dijo la mujer insegura y ella distinguió a Alice entre las luces de colores - ¿Qué te pasa? – La castaña hipó y negó con la cabeza, extrañada, incrédula que de todas las personas del mundo, fuera Alice quien la hubiera encontrado así. - ¿Estás llorando?
-No – Le respondió en tono neutro -
-Jane, escúchate- alegó la rubia ahora mirándola a los ojos - ¿Qué pasó? ¿Has hablado con Justin? Ayer estaba vuelto loco…
-No, Alice – la interrumpió al acto y la voz le sonó más débil de lo que hubiera querido – No me hables de él, por favor, no vale la pena –
-Pero Jane…
-Por favor.
Alice se quedó callada.
-Al menos dime si sabes dónde está.
Por inercia Jane miró hacía el pasillo que llevaba a los baños.
-No lo sé – le respondió y se alejó de ella.