La puerta era todo, lo único, que podía ver a través del piso brillante en el que estaba tendido sintiendo, como nunca antes, el alma en un hilo. Completamente derrotado. Su corazón parecía estar en stop y su mente flotaba en el denso aire que ella había dejado tras su partida. El denso aire con sabor a soledad y… dolor.
En cambio, se sentía idiota e imbécil, tan él. Como en un cuento de hadas en donde la princesa se le había escapado de las manos y se había marchado lejos, solo que en este cuento él no era el príncipe.
Era lo opuesto y le había hecho daño.
Sintió el peso de todo su cuerpo, al levantarse del piso, mancillarle los muslos mientras dentro de sí las cosas parecía ponerse peor. No solo era el hecho de enfrentarse a la idea de que ella no estaba, era vivirlo y el denso aire que seguía poniéndose más pesado. Más fuerte, le hacía ver que era casi imposible. Le dificultaba respirar.
Su cuerpo sentía la ausencia del de Jane. Sentía la falta de aquel cuerpo sencillo que le trasmitía tranquilidad con una mirada. Su cuerpo la sentía. Y sabía que no estaba cerca.
Contuvo el aire en sus pulmones un momento y sonrió a sí mismo de su verdad cuando, del otro lado de la puerta el leve sonido del timbre lo alertó. Una. Dos. Tres veces.
El corazón se le detuvo de repente y prácticamente corrió hacia la puerta, guardando como un profundo deseo, que la figura de la castaña fuera la que se apareciera detrás del umbral. Como una luz en la oscuridad. Se convenció a sí mismo que si tuviera la oportunidad otra vez le gritaría que la amaba.
Pero no tenía tanta suerte y su decepción no tardó en llegar cuando rodó la perilla de la puerta y no la vio a ella.
Era Zayn.
El chico de ojos oscuros reflejaba en cada gesto de su rostro un deje de confusión que impregnaba y se hacía más duradero con el pasar de los minutos. Justin imaginó que querría una explicación por lo que había sucedido en la fiesta, pero luego, cuando el abrió la boca, supo que estaba equivocado.
Y se quedó estático.
-Acabo de ver a Jane con una maleta afuera – Le dijo Con cautela.
-¿Afuera? – Justin arrugó la frente y dejo caer la mano del pomo de la puerta sin siquiera darse cuenta. Zayn asintió como respuesta dándose el paso al interior de la casa y se detuvo cuando estuvo en la sala con Justin en frente.
-¿Qué pasó?
Justin lo ignoró mostrándose desesperado y se le acercó de sobremanera tomándolo por los hombros.
-¿!Dijiste afuera!? – Exclamó - ¿¡Dónde!? ¿¡En que parte!?
Zayn lo miró.
-Estaba en la puerta, llorando – respondió - no le pude preguntar nada, agarró un taxi, y se fue.
La noticia le cayó como una taza de agua helada en la mañana para hacerlo reaccionar. ¿Estaba llorando? aun cuando se había mostrado tan fuerte ante él antes, ella estaba llorando. ¿Cómo era posible? Justin recordó su rostro y una fuerte oleada de culpa le llegó al cuerpo. Otra vez, el era el responsable. Y la habpia hecho llorar. Pero… quizás …
-Justin – Volvió hablar Zayn, lo sacó de sus pensamientos - ¿Qué mierda pasó con Jane?
-Pasó que soy un Idiota, Zayn – le respondió, Cayendo en la cuenta lo ciego que seguía siendo al recordar su conversación de hacía unos minutos y no notar en su rostro que ella solo se estaba haciendo la fuerte, Que ella también estaba sufriendo, que, muy seguramente ella también lo quería. Miró el reloj, tomándose un respiro y un aire de alivio le recorrió todo el cuerpo devolviéndole la esperanza. Claro que era un idiota ¡No había duda de eso! Pero… era un idiota con tiempo y si era cierto lo que Zayn había dicho, que ella recién había tomado el taxi…. Él aún podía detenerla. Aún podía… Hablar. El esbozo de lo que parecía ser una sonrisa salió de sus labios y un brillo de felicidad le corrió toda la cara - Ahora ella me ha dejado – prosiguió mirando a Zayn prácticamente feliz y subió corriendo las escaleras hasta llegar a su habitación. Zayn No logró comprenderlo ni un solo momento y frunció el ceño siguiéndolo a la habitación ¿Si Jane lo había dejado, Se suponía que debía estar tan feliz? No fue hasta que lo tuvo de frente de nuevo que lo entendió – Me ha dejado, Zayn– - Le dijo otra vez - pero yo iré por ella. Y ahora, no me quedaré callado, entiendes ¡Voy hacerla regresar!
-¿Qué? – Los ojos de Zayn lo miraron mientras el pobre intentaba atar los cabos sueltos que Justin le dejaba - ¿Te ha dejado? ¿Con quién se ha ido? Y Principalmente ¿Por qué la dejaste ir?
Justin se rió.
-¿No te dije que ya que soy un idiota? - Justin abrió la puerta de su guarda ropa y agarró el primer abrigo que encontró y se lo colocó. Este era uno negro que le llegaba hasta la mitad de las rodillas y le cubría la mayor parte de la ropa que tenía puesta. Era bastante útil, por si empezaba hacer frio. – Es lo de menos saber con quién se fue – le dijo a Zayn - pero debes suponerlo. Presenciaste muchas cosas ayer,
-¿Alan? – murmuró el chico.
-Bingo
Zayn Abrió los ojos incrédulo. ¿Alan, Jane? La escena de la fiesta lo había medio enterado de la situación, pero… No parecía increíble la idea de que un hombre como Alan se hubiera fijado en la mujer de Justin. ¿Quién lo diría? Al final, esos dos siempre iban a terminar entrelazados por asuntos de faldas. Antes había sido Alice, Ahora, Jane.
-¿Pudiste inferir a dónde iba? – Le preguntó el rubio. Zayn salió de sus pensamientos extraños y asintió con quedo.
-La escuché decirle al taxista que la llevara al aeropuerto.
-¡Al aeropuerto! – ¡Mierda! Justin llevó las manos a su cabeza y rio por lo bajo del asombro. ¿Tan lejos quería irse? ¿A dónde carajos pensaba marcharse Jane con Alan? salió apresurado de la habitación y agarró las llaves de su auto sobrepuestas en la mesa del comedor en un santiamén.
Zayn salió pitado tras él.
-¡Justin! - Le gritó el cabello oscuro. Él volteó a verlo y entonces se le ocurrió. Lo había olvidado por un momento.
-Ven conmigo Zayn – Le pidió – Necesito que me ayudes – el ojos negros le brindo una mirada que le decía “Si” sin la necesidad de palabras y llegó junto a él corriendo. - Hay dos aeropuertos en la ciudad – empezó Justin - Yo iré al del norte, tú al del sur, si la encuentras primero, llámame enseguida y… haz algo para hacerla retrasar, como sea, tengo que impedir que se vaya, Por favor.-
-No tienes ni que decirlo – inquirió Zayn – pero después vas a tener que explicarme todo esto muy bien.
Justin sonrió gesticulando un “Esta bien” y salió de la casa. Afuera se metió en el auto a una velocidad increíble y arrancó como lo hacía cuando estaba enormemente enojado o desesperado.
Estaba desesperado. Había motivo.