Fiesta << Parte 1>>

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Jane fue la primera quien dio un paso para alejarse de él y de sus brazos demasiado próximos a su cuerpo. El frio inesperado que la estaba recorriendo no era normal. Para nada. Ese era uno de esos momentos en los que tirarse de las cataratas del Niagara sonaba más divertido que cualquier otra cosa.
Más porque aún tenía en su nariz el olor fresco y arrasador de Justin y los pensamientos en su cabecita estaban entre claros y no. Esto explicaba, aunque odiaba reconocerlo <porque ella no era del tipo de chicas que hacía esas cosas> que le había gustado que Alice los hubiera encontrado así de cerca. Así se… extraños. Hasta ese momento notó que realmente habían estado invadiendo el límite en el espacio personal de cada uno. No, él había estado invadiendo su espacio personal. La cosa estaba en que ella lo había permitido.
La mirada de la rubia estaba, de una manera metafórica, exterminándola con todos los artefactos habidos y por haber. La castaña bufó. ¿Era gracioso, no? Ella con su despampanante cabello y su actitud de “Soy Alice con perfecta ropa y bonitos ojos Fisher” la hacía sentir desde el fondo, ridícula. Por ella, porque ambas sabían cómo era la situación, no tenía motivos para sentirse tocada porque lo que había visto, es decir ¿Acaso ya no se había ganado ya el amor de Justin? ¿No estaba segura de él? Jane torció los ojos por el desagradable pensamiento y se acomodó el cabello húmedo por partes debido a la caída al suelo que se le pegaba a la cara. Quizás era su imaginación, pero mientras se pasaba las manos por la cara, sentía los penetrantes ojos de La rubia siguiendo sus movimientos a todos lados. Momento definitivamente incómodo.
Y Justin no hacía nada. Nada. Solo la miraba a ella. Pero no a Alice, a ella. Se preguntaba si se estaba ideando alguna buena excusa para explicar la circunstancia, entonces se dio cuenta de que no había ninguna circunstancia que excusar puesto que ellos no estaban haciendo nada.
Solo deseaba que él pusiera en marcha su labia y palabras bonitas para mantener a la rubia alejada. No era que sintiera un odio sumamente profundo por ella, pero tampoco era que le simpatizara demasiado. Preferiría tenerla a mil millas de distancia si era posible por el bien y salud de todos. Se mordió el labio y cayó de en la cuenta de algo que no había pensado y que era importante ¿Qué hacía ella en su casa? Más importante aún ¿Cómo había entrado? Colarse para entrar a su casa no era la cosa más fácil del mundo, a menos que… tuviera una llave ¿Justin le habría dado una?
No. – un sentimiento cálido le cayó encima.
Lo miró. Ahora él estaba viendo a Alice y la rubia también había cambiado la dirección de sus hacia él, sus miradas estaban concentradas la una con la otra. Como si se estuvieran diciendo un mensaje secreto. Que solo ellos entendían. 
Malo. Malo. Malo 
Jane soltó aire y trató de ignorar el hecho de que seguramente Justin haría una escena romántica para que ella no malentendiera la situación. Peor.
A eso había que sumarle que el ruido desesperante de la canción que resonaba en el equipo le estaba produciendo jaqueca. Más bien la presencia de personas no deseadas. Como fuera, eran muchas cosas. 

-Hey, Alice… - Lo oyó decir entonces y lo percibió tan confundido como ella por la presencia de la chica. Sintió un alivio. Él tampoco la esperaba. Lo que en podría ser bueno, no le había dado ninguna llave - ¿Cómo…? – Tartamudeó - ¿Cómo has entrado?
Alice esbozó una mueca en el rostro y con pasos lentos caminó hacia él. Se veía tan alta, tan bonita. Era imposible que una mujer como esa no le gustara a nadie. <<Alan>> - pensó - por alguna extraña razón a él Alice no le gustó, no en ese sentido. Sus zapatos de tacón de punta color negros parecían llevarse muy bien con el agua y el piso mojado ya que caminaba a través de suelo sin tambalearse. 
Otra cosa que la hacía ver tan segura.
Eso era lo que le faltaba a ella.
-La puerta estaba abierta – Respondió. 
-¿Abierta? – repitió Jane incrédula para sí misma y recibió la dura mirada de Justin.
-¿La dejaste abierta? - le preguntó él, a un tono en el que solo ella podía escucharlo, casi un susurro. Jane se quedó sin responder apretando el labio que tenía capturado entre sus dientes. No lo recordaba. Cuando entró ¿Había cerrado la puerta? O.. ¿No? Repasó sus pasos, devolviéndose hacía el pasado, unos minutos antes a cuando había llegado haciendo un leve refunfuño. 
Lo primero que había hecho: concentrarse en el escándalo de Justin, lo segundo: notar el desorden de la casa y avanzar al comedor, tercero: Apagar el equipo y luego encontrarse con él de sopetón. Lo que le daba una respuesta. Bingo. Tenía la razón. No se había percatado de cerrarla, ni siquiera sabía cómo se le pudo olvidar algo así ¿Estaba tonta o qué? Su silencio la delató y Justin hizo amagué de una sonrisa – Realmente eres descuidada ¿no? Y no parabas de decirme idiota a mí 
-¿Disculpa? – Reprochó indignada - ¿Me estas llamando idiota?
Justin rio por lo bajo.
-Lo has dicho tú, no yo.
-Pues yo, eres un... 
- intenté llamar – Intervino Alice y Jane prefirió guardar silencio. Por un momento se había olvidado de que ella estaba allí. Justin y ella. ¡Demonios! - pero al parecer o el volumen del quipo o “Lo que sea que hacían” – su tono no parecía querer ocultar el sarcasmo - no los dejó escuchar – para cuando dijo esto, ya estaba prácticamente frente a ellos dos. Mirándolos, otra vez, con esos ojos de desconfianza. Jane le sonrió de mentiras, como diciéndole “Es tu hombre, lo sé, no pretendo hacer nada para meterme en su cama” y después de verla a ella, lo volteó a ver a él. Frunció los labios y tragó gordo. Quería sonar indiferente y no sabía si iba a poder hacerlo.
-Supongo que ahora me iré ¿Verdad? – Justin se quedó callado. Un grito. Algo en su corazón deseaba detenerla, pero ¿Por qué su cerebro no le hacía caso? – Tengo a alguien a quien llamar – se rio falsamente con el conocimiento de que no llamaría a nadie y pasó de él con cuidado de que la suela lisa de su zapato no resbalara en el piso otra vez y a hiciera sentirse más “Fuera de lugar” de lo que ya se sentía. – Suerte con eso, te lo buscaste por provocador – fue lo último que susurró antes de perderse por las escaleras.
-¿Me vas a explicar o no? ¿Es así como no debo preocuparme? – el rubio se mordió el labio llevándose una mano a la frente. Estaba intentado borrar la imagen de la silueta de Jane en las escaleras y concentrarse en Alice – Justin… - tampoco tenía una respuesta para ella. Ni siquiera él sabía lo que estaba haciendo. Sentía que estaba jugando un juego peligroso. Antes, se había sentido tan vencedor porque se suponía que tenía lo que quería, pero ahora… en vez de haber obtenido el primer lugar en su juego, sentía como estuviera bajando de posición y pronto llegaría al último, se sentía perdido. 
-No era nada – Le respondió, atragantándose con sus palabras. Mentía. Los sesos le estrujaban la sien, a consecuencia de eso sentía un nudo más alborotado en su cabeza. Eso era algo, un sentimiento. Uno muy profundo, uno que se encendía terriblemente cuando Jane estaba cerca. Algo que no podía controlar. Y eso lo hacía enojar. Porque no quería sentir como perdía el control de sí mismo. 
-Justin… - murmuró ella mientras él se giraba un poco y bajaba el volumen del equipo que en ese momento tocaba la canción “Titanium” – estabas a punto de besarla, ¿Dices que no es nada?
-No íbamos a besarnos - dijo. Sabía que aunque él hubiera querido hacerlo, no hubiera podido. Jane le hubiera dado un golpe en el intento - estábamos jugando, solo un juego. ¿Sí? – él se acercó a Alice y le tomó la mano, luego la miró a los ojos – Confía en mí ¿Vale? – Silencio - Dejemos que el tiempo sea quién nos diga que va a pasar con esta relación - la rubia soltó un suspiro y tragó gordo. Algo le decía que lo estaba perdiendo, que lo perdía con el pasar de los minutos y no podía hacer nada para retenerlo a su lado.
-Está bien – masculló. Pero a pesar de su respuesta, su corazón de oprimía. Dolía. Era extraño porque no sabía el porqué de su sentir, solo que así se sentía. A pesar de tener a Justin allí, frente a ella, diciéndole que no se preocupara, su corazón estaba inseguro. No podía creer en sus palabras. Lo miró una vez más y sin dejarlo hablar, lo abrazó. Se acurrucó en su pecho desnudo y retuvo el aire un momento ¿Cómo fue que tuvo que esperar a que él se casara para darse cuenta los semejantes sentimientos que guardaba hacía él? se quedó allí un momento, sintiéndose tranquila de su cercanía. Una que parecía irse poco a poco – Te quiero – Murmuró, esta vez Justin no fue capaz de decirle “Yo también” 

Amor Por Accidente-Justin Bieber {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora