-¿No pensaste que toda la vida me quedaría sola, verdad?
Las palabras de Jane atravesaron su piel poro a poro, como si hubiera recibido varios disparos invisibles, lo dejó desarmado ¿Alan? ¿Desde cuándo ellos…? – Se preguntó en su fuero interno - ¿Cómo es que ella… y él? Mierda. Tragó gordo y arrugo la frente. Jane seguía imponentemente seria frente a él.
Se había dado cuenta de que estaba muy callado y de que Tenía que decir algo si no quería dejarle ver a ella lo mucho que le había afectado esa revelación. Pero de su boca no salía ninguna palabra y aunque pensó en decir algo, no encontraba las palabras exactas para hablar, lo que lo hacía sentir como un verdadero idiota.
Por su mente solo pasaban pensamientos estúpidos acerca de lo que Alan y Jane podrían hacer juntos. De esas caricias que él no dudaría en hacerle ¡Mierda, Mierda, Mierda!
Definitivamente, no encontró palabras para hablar y el silencio fue lo que se adueñó del lugar después de aquella simple pregunta.
Jane se tragó un suspiro mientras lo veía fijamente. Sentía unas ganas enormes de tener poderes mágicos y desaparecer, de tener un botón de “Borrar” en su cabeza y oprimirlo para esparcir todos esos malditos recuerdos de su interior. Todo, pero no lo tenía.
Lo único que tenía claro era la situación.
Alice estaba con él y ella estaba sola. Sola. Justin siempre había querido a Alice y entendía muy bien que por más que lo pensara o por más cosas que sucedieran entre ellos dos él nunca la olvidaría, porque la rubia había sido su primer y al parecer, aquella frase de “el primer amor nunca se olvida” en algunos casos, era real.
Para su mala suerte, Justin se había convertido en su primer amor también y ahora todo lo que pensaba era si algún día podría superarlo. Si realmente sacaría de sí misma el recuerdo de esa extraña relación. De una relación sin fundamento basada en una mentira. En un amor falso.
Al sostenerle la mirada a aquellos penetrantes ojos miel, lo supo:
No lo borraría de su corazón, solo lo cambiaría de lugar ya que el lugar que en ese momento estaba ocupando le hacía daño y le causaba dolor.Dolor, parecido al mismo que el corazón de Justin sentía al estar observándola sin espabilar. Apretó el puño molesto consigo mismo por no saber cómo mierda actuar en ese instante e ideó unas 10 formas de preguntarle sobre Alan sin parecer muy interesado.
Pero, siguió sin decir nada.Jane bajo la mirada. Dejó escapar el suspiro que antes se había tragado y luego alzó los ojos. Le sonrió con indiferencia. Como si de verdad no le doliera.
Como una verdadera artista.
– Después de todo – Le dijo ella con dureza en su voz - esto no es más que un contrato matrimonial ¿Verdad? No es nada para ti, por supuesto que tampoco es nada para mí – Le apartó la mirada lo más rápido que pudo después de escupir esas palabras.
-¿Estas con él, realmente, Jane? – La pregunta de Justin fue un murmuro, una leve tonada echada al aire.
-Así es.
-Lo sabía – Replicó él, arrugando la frente. Mostrándose un poco contrariado - Sabía que él te gustaba, si no, ¿Por qué más lo buscarías precisamente a él aquel día después de pelear conmigo? ¿Por qué más si no es porque sientes algo por él? ¿Por eso le aceptaste las flores, o me equivoco?
-¿Flores?
-Las que vi en mesa de la sala. Él fue quien te las dio. ¿Me lo vas a negar?
Jane tardó un poco en comprender el comentario que Justin había hecho, luego lo recordó, ese día mientras colocaba las flores en la sala, Justin la vio. Era completamente un idiota. Un idiota que no se daba cuenta o se hacía el que no se daba cuenta de que ella a quien quería realmente era a él. Una mierda. ¿Acaso podía pensar eso cuando hacía menos de tres días habían pasado la noche juntos?