13.

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MI PARTE DE LA HISTORIA

재범

Admito que al principio que fue difícil que ambos estuviéramos cómodos frente al otro, sólo con el pasar de los minutos él comenzó a sentirse más relajado, y eso me transmitió tranquilidad. Tal vez la razón por la que dejó de sentirse intranquilo fue porque estaba demasiado hambriento asi que cuando terminamos de cocinar la carne, él comía con un poco de prisa que al mismo tiempo intentaba disimular. 

—No deberías seguir bebiendo.— Mencionó terminando de masticar y observándome abrir una segunda botella de cerveza.

—Está bien, necesito más de dos para estar borracho.— Respondí divertido.— ¿Tu estás seguro no quieres?— Le ofrecí pero sólo recibí una mirada de rechazo de su parte.— Que raro que lo dejaras, solías ser el más resistente y bebedor de los dos.— Recordé con una sonrisa.—¿Lo dejaste por algo en especial?— Pregunté curioso, pero él me ignoró y no parecía dispuesto a responder.

Me frustré porque probablemente estuviesemos en silencio otro rato largo, y yo intentaba de mi parte hacer lo posible pero él no accedía fácilmente a conversar conmigo. 

—Tuve una sobredosis.— Respondió de repente llamando mi atención.— Estuve en el hospital durante varias semanas para desintoxicarme del alcohol.— Explicó mientras bebía de su vaso con agua.— Y fue lo más cerca de la muerte que estuve...— Lo decía con total tranquilidad.

—Lo siento.— Fue lo primero y único que se me ocurrió decir en ese momento.

—¿Por qué?—Preguntó frunciendo el ceño.

—No lo sabía.— Respondí sintiéndome mal de imaginarlo en esa situación. Tenía miedo de saber la razón por la que llegó a eso, así que no quise preguntarle.

—De cualquier forma hice unos meses de rehabilitación.— Continuó.— Terminé mis estudios, y cuando empecé a ejercer ya había olvidado por completo esa costumbre.

—No creí que la psicología fuese lo tuyo.— Mencioné cambiando un poco el tema.— Te imaginé más con algún lugar importante en la política.— Dije y a él pareció divertirle.

—La política me parece aburrida, una vez que te haces político jamás ejerces tu trabajo sólo eres una marioneta más del sistema.— Explicaba.— ¿Y tú? ¿Te volviste periodista?— Preguntó y ambos parecíamos empezar a desenvolvernos mejor.

—Algo así...— Respondí con una sonrisa recordando todas las veces que le juraba que me volvería el periodista televisivo más reconocido del país y él creía en mí.— Escribo para un diario de la ciudad.

Hubo un minuto de silencio en el que él probablemente estuviese pensando que no alcancé lo que anhelaba, como piensa la mayoría de las personas a las que les digo que escribo en un diario pero que no soy el periodista que quiero ser.

—¿Y eres feliz con eso?— Preguntó llamando mi atención.

—No me quejo.— Respondí tranquilamente.— En realidad no era lo que me imaginaba, pero es a todo lo que puedo aspirar ahora.— Terminé de decir.

—Ese pensamiento es demasiado conformista.—Criticó llevando a su boca otro pedazo de carne.— ¿Cómo sabes que no aspiras a algo mejor si no intentas algo mejor?— Preguntó.

—¿Me estás psicoanalizando?— Pregunté divertido.— Pensé que no trabajas fuera de tus horarios de consultas.

—Es sólo una pregunta y una crítica que te haría cualquiera.— Dijo él sin alarmarse porque lo descubrieran.

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