Capítulo 35.

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...
Estaba sentado en el sillón sin hacer nada cuando tocaron a mi puerta. Me levanté de mala gana.

Rodeé los ojos al abrir la puerta, al parecer la última persona a la que quería ver se aparece en mi casa.

- ¿Qué demonios haces aquí?.- dije.
- Solo quería venir a verte.
- No te quiero aquí, más bien no quiero ver a nadie.- me tapé la cara.

No le importó lo que dije que se sentó en el sillón.

- Estoy hablándote tranquilo por favor déjame solo.- insistí pero seguía sin haber respuesta.- Mariana por favor, vete.

Se levantó y se acercó a mi con ese modo seductor que solo ella sabe.

- Te ves estresado ¿Seguro quieres que me vaya?.- dijo a centímetros de mi boca.
- ¡¿Qué parte no entiendes que no quiero verte?! Y ahora mucho menos después de lo que hiciste.- se alejó sin contestarme nada.- Pensaste que no me enteraría que podias verme la cara de idiota, pues te equivocaste... ¡La secuestráste! ¡¿Qué pasa por tu cabeza!?.
- Y tú te equivocaste si pensaste que me quedaría de brazos cruzados.- me contestó.- Yo te advertí que no iba a descansar hasta tenerte conmigo.
- Eso jamás va a pasar.

Me di media vuelta para ir a abrirle la puerta y obligarla a qué se fuera.

- Eso crees tú...- se acercó de nuevo a mí pero está vez iba decidida a besarme, lo hizo tan rápido que no me permitió reaccionar.

Me besaba de una manera tan apasionada que , sin pensarlo, le seguí. Se quitó el abrigo que traía puesto y apenas si venía vestida pero no me concentré en eso, seguía besándola.

Caminamos hacia mi habitación sin dejar de hacer lo nuestro, nos dejamos a caer en la cama y con rapidez y fiereza nos quitamos lo que restaba de ropa.
Me senté en la cama y ella se sentó arriba mío, empezando con movimientos lentos que poco a poco iban aumentando su velocidad.

Besé su cuello ella besaba el mío y así estuvimos hasta que ambos llegamos y nos dejamos caer en la cama rendidos.

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Me desperté y apagué mi alarma y miré con los ojos medio abiertos a Mariana a un lado de mi profundamente dormida.

No se que me pasó anoche que sin dudarlo me entregué a ella, no sé si lo hice solo por despecho por mi ruptura con Valeria o tal vez tenía razón y ya no podía soportar las ganas... No lo sé y no quiero pensar en eso ahora.

Me levanté y caminé hacia el baño. Me miré en el espejo y realmente no me reconocía, me siento horrible por lo que hice.

Al salir del baño, ella ya no estaba en la habitación. Tomé mis cosas para el entrenamiento y caminé hacia la cocina donde estaba ella, había preparado el desayuno.

- Hola guapo.- me saludó.- ¿Quieres desayunar?.
- No gracias, debo irme no quiero llegar tarde.- dije.

Tomé las llaves del auto y caminé hacia la puerta. Salió detrás de mi:

- Entonces... después de lo de anoche ¿Estamos juntos de nuevo, verdad?.- me abrazó.
- Si, claro.- contesté con una sonrisa fingida. Salí del departamento.

Me acabo de condenar a ser infeliz por toda mi vida pero que se puede hacer cuando el amor de tu vida te orilla a hacerte este tipo de estupideces. Aunque pensándolo bien, no quiero toparme con Valeria ahora como podré verla a la cara después de lo que hice.

Al llegar a Coapa, entré al vestidor y comencé a cambiarme. Dentro de poco llegó Edson y no tardó en preguntarme:

- Oye pecas, ¿la encontraron?.
- Si Edson, por suerte llegó a casa.- contesté y seguí con lo mío.
- Ay qué bueno.- se dio cuenta de lo serio que estaba.- No, lo bueno es que te da mucho gusto.
- No estoy para tus bromas ¿ok?.
- Oye oye, ¿Qué te pasa?.- me cuestionó.
- ¡Me pasa que Valeria terminó conmigo!.- grité.
- ¿Por qué haría algo así?.
- ¡No sé! Solo sé que Mariana fue la responsable de todo esto y después de que llegara a casa terminó conmigo que porqué estar juntos nos hacía daño.
- No te creo, es impresionante lo que puede llegar a ser capaz.- contestó.

𝗔𝗺𝗼𝗿 𝗮 𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗮 𝗩𝗶𝘀𝘁𝗮 || 𝐒𝐞𝐛𝐚𝐬𝐭𝐢𝐚́𝐧 𝐂𝐨́𝐫𝐝𝐨𝐯𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora