Capítulo 39.

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...
Sebastián.

- Es que no lo creo, Mariana no tiene límites.- dije exaltado.- Tengo que ponerle un alto ya.
- ¿Qué vas a hacer?.- me preguntó Sofía.
- No lo sé pero si de algo estoy seguro es que Mariana debe de pagar por todo lo que ha hecho.

Tomé mis llaves del auto y salí de casa de Edson sin despedirme.

Conduje lo más rápido que pude hasta mi departamento, Mariana me va a escuchar.

Baje del auto dejando las luces encendidas, estaba furioso con ella.
Subí al elevador desesperado, al llegar a mi piso empuje a las personas que estaban en la puerta, solo me miraron de mala manera.

Abrí la puerta con tanta fuerza, ella estaba sentada en el sofá viendo la televisión:

- Ay Sebastián tranquilo.- se quejó.
- Estás loca Mariana, ¡¿Cómo se te ocurre amenazarla?!.
- Así que ya te enteraste.- dijo cínica.
- No entiendo porque haces todo esto, estás mal.- le dije.
- Pues si no te hubieras enredado con esa chiquita y hubieras regresado conmigo por las buenas nada de esto habría pasado.- me respondió.

Rodeé los ojos.

- ¡Que no quiero estar contigo! ¡Mételo de una buena vez en tu cabeza!.- le grité.
- Es que ahora soy yo la que no te entiendo Sebastián, desde que estás con ella no has jugado nada y eso te perjudica bastante a tu carrera...- la interrumpí.
- ¡Me importa un carajo mi carrera! Es más por mi se puede ir al demonio porque desde que conocí a Valeria se convirtió en mi vida entera.- dije.- Y estoy harto de que interpongas cada vez que quieres.
- A sí...¿Y qué vas hacer?.- me miró fijamente, casi retándome.
- Lo primero que haré es sacarte de mi casa, no puedes seguir aquí.- caminé hacia la habitación, saqué la maleta que estaba debajo de la cama y aventé su ropa.
- Te vas a arrepentir de esto.- me dijo mientras seguía con lo mío.
- No Mariana, está vez serás tú la que se va arrepentir por todo lo que hiciste y yo mismo me voy a encargar de que pagues.

Terminé de guardar sus cosas, cerré la maleta y la dejé afuera de mi casa.

- Lárgate.- le dije. Se acercó a mí y me miró con odio. Salió y cerré la puerta en su cara.

Recargue mi cabeza contra la puerta, me sentía liberado otra vez, me deje caer en el sofá. Poco a poco mi vida se iba a ir acomodando nuevamente, solo me falta recuperar a mi Valeria.

Me quedé pensando en lo que hizo por mí, en lo mucho que se arriesgo y todo para que no se arruinara mi carrera pero sinceramente es en lo último que pienso, prefiero no volver a jugar si Valeria no está a mi lado.

Me levanté del sillón, tomé las llaves y salí en busca de ella. No quiero perder más tiempo, quiero tenerla conmigo ahora.

Finalmente llegué a casa de Valeria, tenía muchas ganas de besarla y hablar con ella. Su abuela me abrió la puerta:

- Hola, ¿Sebastián verdad?.
- Si, soy yo.- dije.
- Pasa hijo, pasa.- acepté su invitación.
- Gracias.

Nos sentamos en el sillón.

- ¿Buscas a Vale?.- me preguntó.
- Si necesito hablar con ella, es algo importante.
- ¿Amas a mi nieta verdad?.
- Como no tiene idea, es el amor de mi vida.
- Sabes tu me recuerdas mucho a mi esposo porque al igual que ustedes tuvimos que pasar muchas adversidades para estar juntos finalmente.
- ¿Y cómo hicieron para enfrentarlas?.
- Jamás olvidamos lo que sentíamos uno del otro y cada cosa que pasaba nos hacía fuertes, aunque en ocasiones pensaba que era mejor estar distanciados para que ninguno sufriera pero el ahí estuvo luchando por nosotros y me demostraba lo mucho que me amaba cada día, hasta que finalmente venció el amor.

Lo que me dijo su abuela lo valore bastante, eso es lo que quiero hacer siempre...enamorar a Valeria todos los días, porque encontrar a una chica como ella de la manera en la que yo lo hice es casi imposible porque el amor a primera vista se va perdiendo cada vez más.

- Y por eso me recuerdas a él, estás luchando por su amor y eso es muy hermoso porque en ocasiones las mejores historias de amor no estaban previstas.
- En eso tiene razón, la manera en la que conocí a Valeria fue tan peculiar y créame que no dejo de agradecer ese día.
- Pues debes decírselo.- se levantó y se acercó a las escaleras y gritó su nombre.

No hubo respuesta, volvió a gritar y nada.

De repente vi como colocaba su mano en su frente.

- Pero qué olvidadiza soy, salió a tomar un café con un amigo.
- ¿Amigo?.
- Si, iban a ir al café del centro comercial.- me dijo.

Tomé mis llaves y caminé hacia la puerta.

- Muchas gracias señora, por sus palabras.- le dije.
- No agradezcas hijo, mejor ve a buscar a tu amada.- me dió un abrazo e hice lo que me dijo, salí a buscar a Valeria.

Por suerte el centro comercial no estaba tan lejos y no me tomaría mucho tiempo.

Cuando finalmente llegué, corrí hacia Starbucks pero no estaba ahí. Caminé un poco más y me topé con algo que me hubiese gustado no ver.

Valería.

Terminé de arreglarme para salir con Haret. A la hora acordada el ya estaba afuera de mi casa, bajé las escaleras y mi abuela no tardó en preguntar:

- ¿A dónde vas tan linda?.
- Saldré a tomar un café con un amigo.- contesté.
- Está bien, solo no llegues tarde.- le di un beso en la mejilla y ella igual.

Al ver a Haret me puse nerviosa, me acerqué a saludarlo.

- Wow, Te ves hermosa.- me dijo.
- Gracias.- dije con una sonrisa.

Subimos al coche y fuimos al centro comercial para tomar el café.

Caminamos un rato hasta que llegamos a Starbucks, ordenamos el café y por suerte no tardaron mucho en entregárnoslo.

Decidimos no tomar el café ahí dentro, mejor fuimos a uno de mis lugares preferidos de la plaza, había una gran fuente en el centro, el lugar tenía un espectacular juego de luces y el techo tenía nubes pintadas simulando el cielo, era hermoso.

Encontramos un lugar libre en la fuente y nos sentamos.

- Y bueno, ¿Qué es eso tan importante que tienes que decirme?.- me preguntó.

Estaba muy nerviosa, porque no se que va a responder.

- ¿Puedo hacerte una pregunta?.- dije, asintió con la cabeza.- Aquel beso que nos dimos en la fiesta de Sofía ¿Significó algo para ti?.

Se quedó en silencio, eso me dió a entender que sí.

- Sinceramente me gustó mucho y si sentí algo.- me respondió.
- Oh.- dije.
- ¿Por qué me preguntas esto?.
- Porque yo también sentí algo Haret.- dije.
- ¿En serio?.- estaba confundido y yo igual.
- Si.
- Vale, eres una chica hermosa y ese beso fue lindo pero... Sebastián es uno de mis mejores amigos no puedo hacerle esto, no puedo traicionarlo.

Miré hacia otro lado, tenía razón y yo no quería que ellos tuvieran problemas por mi culpa.
¿A quién engañó? Sebastián siempre estará en mi corazón y nada hará que lo saqué de el.

Quizás ese beso fue lindo pero nada más, ambos nos dejamos llevar por el momento y por lo confundida que estaba creí que sentía algo más pero no es así.

- Creo que tienes razón y ese beso sucedió porque estábamos un poco tomados y no sabíamos lo que hacíamos.- dije. El estuvo de acuerdo conmigo.
- Valeria, tal vez no soy la persona indicada para decirte esto pero Sebas te necesita, jamás lo había visto tan enamorado de una chica y eso que lo conozco desde hace tiempo.

Yo también lo necesito y mucho pero no quiero ver qué su carrera se arruine por culpa mía.

- Ay Haret, yo también créeme...pero no podemos estar juntos.- respondí.
- Conozco a Sebas y puedo decir que no le importa nada más que estar a tu lado, el te ama.- Dí un suspiro cuando el dijo eso.- Deberían hablar.

Odio a Haret, tiene razón en todo lo que me estaba diciendo pero no sé que me pasa que sigo cegada con aquella amenaza de Mariana.

- Gracias Haret.- dije. Nos dimos un abrazo sin saber que alguien nos estaba mirando.

𝗔𝗺𝗼𝗿 𝗮 𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗮 𝗩𝗶𝘀𝘁𝗮 || 𝐒𝐞𝐛𝐚𝐬𝐭𝐢𝐚́𝐧 𝐂𝐨́𝐫𝐝𝐨𝐯𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora