𝗔𝗺𝗼𝗿 𝗮 𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗮 𝗩𝗶𝘀𝘁𝗮 || 𝐒𝐞𝐛𝐚𝐬𝐭𝐢𝐚́𝐧 𝐂𝐨́𝐫𝐝𝐨𝐯𝐚

Capítulo 21.

Valeria.

Al día siguiente fuimos las tres chicas, mi mamá, mi abuela y yo, a desayunar a un lugar muy lindo. Pasar tiempo con ellas me hacía sentirme mejor y pude tener la cabeza despejada.
Saliendo de aquí solo pasaríamos por unas cosas a la casa y de ahí iríamos al partido.

Estaban hablando entre ellas mientras yo contestaba un mensaje de César:

¿Vendrás a verme hoy?.

- Si, ahí estaré. Bueno también
apoyaré a mi padre.

Bueno pero solo lo puedes apoyar a el, ¿eh?

Sabía que se refería a Sebastián, aunque creo que seguirá sin jugar, mi papá no pudo haberlo “regañado” tan fuerte pero tampoco creo que le haya levantado la sanción que ya tenía.

- Si, claro.

Cerré el chat de César y seguido de el estaba el de Sebastián, jamás tendré el valor de eliminarlo o bloquearlo.

Me puse a revisar nuestras largas conversaciones desde que empezamos a hablar hasta la última vez que nos escribimos.

No dejaba de sonreír a cada mensaje que leía, mi mamá y mi abuela estaban mirándome pero yo seguía centrada en lo mío.

- ¿Todo bien?.- preguntó mi mamá.
- Ah...si, si todo bien.- respondí reaccionando deje mi celular en la mesa un poco nerviosa.
- Vamos a la casa rápido.- me dijo.
- Ay si, quiero ver el estadio aún sin gente cuando lleguemos.- dijo mi abuela.

Asentí, mamá pagó la cuenta y salimos del restaurante.

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Al llegar al estadio, que aún estaba vacío, mi abuela no dudó en querer tomarse una fotografía conmigo que después la subiría a Instagram.

La gente comenzó a llegar y poco a poco los cánticos se iban escuchando.
El primer equipo que salió a calentar fue el de rayados, César no tardó en voltear a verme y darme una sonrisa le sonreí de vuelta.

Minutos después salió el América, mi corazón se aceleró cuando Sebastián y yo cruzamos miradas nos sonreímos un par de veces, no sabía que César nos estaba viendo, después de un rato reaccione y mire hacia otro lado.

- ¿A quién tanto mirabas?.- preguntó mi abuela.
- A nadie...- respondí nerviosa.
Solo me miró no muy convencida.

Después de ver a Sebastián una sensación extraña comenzó a apoderarse de mi, era una clase de vacío que jamás había sentido y aquello me dejó muy inquieta.

Sebastián.

Al llegar al estadio, me acerqué a unas personas que gritaban mi nombre para una fotografía y saludarlos.

Entramos al vestidor y nos preparamos para salir a calentar. Pisar la cancha me provocaba una sensación inexplicable, el fútbol es lo que más amo hacer y aunque por el momento no puedo desarrollar mi talento al máximo siempre estoy dando mi mayor esfuerzo para estar de vuelta lo más pronto posible.

No tarde en voltear a ver a Valeria, estaba en el lugar de siempre, fue muy especial volver a cruzar miradas y ver esa hermosa sonrisa tocó hasta lo más profundo de mi corazón.

Se que no está ahí para verme a mi o tal vez si, no lo sé pero estoy seguro que ahora su prioridad es César así como en algún momento lo llegué a ser yo y me duele que ya no sea así.

Terminó el calentamiento y regresamos al vestidor. Mis compañeros que iban a jugar estaban terminando de prepararse, el papá de Vale y Paul, nuestro capitán, dieron palabras de aliento para todos.

Comenzó el partido, se sentía el nerviosismo desde cualquier parte de la banca.
Corría el minuto 42 y el encuentro seguía 0-0, estaba muy reñido.

Terminó el primer tiempo y volvimos al vestidor, mis compañeros lo estaban haciendo muy bien debíamos seguir con el mismo ánimo.

Empezaron a salir, venía hablando con Haret en el túnel cuando me acordé que había dejado mis espinilleras en el vestidor:

- Oye Haret adelántate, olvide algo.- dije.
- Bueno te espero allá.- respondió y siguió con su camino.

Regresé y caminé directo a mi lugar para tomar lo que me hacía falta, sentí una presencia extraña dentro del vestidor pero seguí en lo mío.

Tomé mis espinilleras, volteé para salir y me tope con una gran sorpresa:

- Esto es para que no vuelvas a ver a mi novia.- me amenazó al mismo tiempo que...