Wei WuXian vaciló en la entrada. Su cuerpo no se movía y estaba bastante seguro que era porque sufría una leve crisis existencial. Su cerebro le decía insistentemente que debía entrar, mientras su subconsciente se mantenía gritando que corra lejos.
Estaba en serios problemas y lo sabía.
Su actitud en la mañana lo había dejado fatal y se culpaba sin piedad por ello. Rió como un maníaco intermanente, si no era a él mismo... ¿a quién más podría culpar?
Sus pasos débiles y pesados lo llevaron dentro, viéndose como un condenado a la horca enfrentando su muerte inminente. Quería largarse a llorar y hacer berrinche como un niño pequeño, porque las cosas realmente no estaban saliendo como lo había planeado.
Se desplomó sobre la silla que lo enfrentaba a su nuevo jefe, pero no podía hablar. No podía de ningún modo despegar sus labios sellados. Sentía que si abría la boca, vomitaría todo lo que había acumulado recientemente en su estomago.
— No es de mi incumbencia, ¿no es así señor Wei?— dijo aquella persona ásperamente.
Wei WuXian quería que el piso se abriera en ese instante bajo sus pies y lo tragara completo. Bajó dócilmente la mirada.
— Lo siento por eso —dijo en un murmullo— yo... yo no sabía...
— Evidentemente— lo cortó molesto y su voz helada le envió escalofríos a todo su cuerpo.
Se hizo entre ellos un incómodo y largo silencio.
Wei WuXian miraba sus zapatos mientras el joven ojeaba con dolorosa parsimonia unos documentos.
No quería mirarlo porque se sentía muy avergonzado, pero estúpidamente levantó la vista un momento y sus ojos quedaron atrapados en esa gloriosa imagen.
En ese preciso instante el chico lucía más intimidante y mayor de algún modo. No avejentado, sino más bien dominante. Quizás eran las gafas, ya que cuando lo vio por primera vez no las llevaba puestas. Seguramente se debía a eso y por ello mismo le confería un aura de superioridad que lo pertubaba tanto y de aquella extraña forma.
— ¿Pretende hacerme un agujero en el rostro?
Le murmuró sabiendo que estaba siendo examinado, aunque sin quitar los ojos de los papeles.
Wei WuXian se sonrojó hasta la raíz. No era justo que se atreviera a molestarlo así, cuando él sólo estaba comparando al chico de la mañana con el joven que tenía frente. Decidió que igualmente no le agradaba ninguno de las dos versiones.
Sin embargo, seguía intrigado acerca de si su jefe sabía quien era en el momento en que se desmayó y lo llevó a su casa.
Pero supo que tampoco lo preguntaría.
Se encontraba demasiado avergonzado como para hacerlo sin perder más cara.
Lan WangJi dejó los papeles a un lado y lo miró fijo. Sintió un ligero temblor recorrerlo, casi parecía un jefe que sabía lo que hacía.
— Cambiaremos el formato de la revista... —anunció sorpresivamente— y este mes no saldrá a la venta.
Wei WuXian quedó aturdido unos eternos segundos.
Realmente sólo aparentaba, este hombre no sabía nada.
— Sé que estamos sobre el plazo para entregar las correcciones a la imprenta, pero anoche terminamos prácticamente todo... las últimas se entregan en media hora. La revista puede publicarse sin problemas, hemos estado en situaciones peores— balbuceó de forma atropellada.
«Obviamente usted no lo sabe porque no trabajó nunca aquí», quiso agregar pero se mordió con fuerza la lengua.
— La revista no saldrá —reafirmó sin dudar—. No con esas notas mediocres y los temas tan poco interesantes. Es inadmisible. Ahora puedo entender la necesidad de mi tío por hacerme regresar del extranjero. Este lugar estará en ruinas en poco tiempo si no se hace algo urgente.
Los pensamientos de Wei WuXian se detuvieron. Cada palabra que salió de la boca de aquel tipo fueron como golpes, como puñales filosos y certeros, atacando uno a uno sus puntos vitales. ¿Notas mediocres? ¿Temas poco interesantes? Que diablos sabía esta persona de este jodido sitio.
— Creo que no estoy entendiendo... —trató de llegar a un acuerdo— ¿Usted sabe el trabajo y el esfuerzo que toma llegar a sacar cada número?
El joven asintió fríamente.
— No, no y no... usted no puede decir de un día para otro que no va a salir. ¿Entiende las complicaciones que eso conlleva? —casi gritó en su desenfreno—. Cómo puede hablar con tanta seguridad de algo tan jodidamente importante para todos los que trabajamos aquí— vociferó descontrolado.
— Cálmate —masculló el joven con firme dureza—. No es una decisión que haya tomado a la ligera y tampoco es una decisión nueva. La imprenta estaba al tanto de que quizás no saldría. Y haré los cambios que crea convenientes, ya que soy quien está a cargo— hizo énfasis en esas palabras y frunció el ceño ligeramente.
Wei WuXian se tragó su frustración y las miles de groserías que querían escaparse de sus labios.
No era justo.
Este tipo le estaba diciendo que todo el maldito esfuerzo de ese endemoniado mes, ¿fue completamente en vano? Había desgastado su cuerpo y mente hasta el agotamiento extremo... ¿para nada?
No entendía como podía existir este tipo de personas.
«¡Todas las personas en aquel lugar eran empleados, no máquinas que pudieras manejar a tu antojo!» Quiso gritarle. Estaba muy tentado a hacerlo, pero valoraba demasiado su trabajo, y no estaba en posición siquiera de intentarlo.
Se levantó de golpe.
— Si es todo, me iré a mi oficina— dijo lo más educadamente que pudo, aunque sabía que le había salido bastante brusco.
El joven negó con suavidad.
— Regresa a tu hogar— murmuró áspero.
Wei WuXian lo miró incrédulo. ¿Este tipo de verdad lo estaba echando?
Lan WangJi vio su expresión y sus ojos brillaron en lo profundo con algo de diversión.
— No lo estoy despidiendo —debió explicarle—. Necesitas descansar... aún estás obligado a volver el lunes por la mañana.
Inmediatamente sintió el alivio relajar sus músculos tensos, asintió con rigidez y se retiró, pensando que ese tipo era desconcertante.
Entonces, se dijo a sí mismo, probablemente el desayuno fuera una disculpa. Una lamentable y pésima disculpa. Sentía que no bastaba, creía que fue demasiado cruel haber hecho tantas cosas a escondidas de sus propios empleados.
Y le dolía la crudeza de sus palabras.
Sabía que las notas no eran buenas, pero fue lo mejor que pudieron conseguir bajo las circunstancias que manejaban. Sabía que las ventas eran malas porque el público no estaba interesado en sus temas, y también sabía que estaban perdiendo lectores, pero así como era terriblemente frustrante, no estaba en sus manos un cambio como el que proponía el nuevo jefe.
Y, a pesar de ya empezar a despreciar con todo su ser al chico y no poder comprender su modo pragmático y rígido de pensar, esperaba sinceramente que sus decisiones no terminaran en fracaso.
Por el bien de todos.
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Caos en la oficina
FanfictionLan WangJi nunca creyó que un par de colapsos accidentales pudieran poner su mundo de cabeza, pero el destino tiene formas raras de jugar bromas, y WangJi lo va a descubrir de la manera más inesperada.