— Lan Zhan... mmn... l-la comida...
Las palabras de Wei WuXian se perdían entre los labios demandantes y exigentes de Lan WangJi, mientras era presionado suavemente contra la pared. Su boca estaba siendo lenta y cuidadosamente devorada y, aunque había puesto mucho tiempo y empeño en la cena, decididamente mantenía dificultades para centrar su atención en ese pequeño rescoldo de coherencia y el escaso juicio que le decía que Lan Zhan se había excedido con su trabajo, siendo que había salido apenas del hospital.
Definitivamente olvidaba muchas cosas cuando se perdía en el sabor de sus exquisitos labios.
Se separó unos centímetros y su mirada se extravió en el brillo de la boca húmeda de WangJi. Se puso en puntas de pie y encontró nuevamente sus labios llenos entreabiertos deliciosamente expectantes.
Amaba el sonido de sus bocas hambrientas al chocar.
Sus manos ansiosas viajaron hasta su nuca y enredó los dedos en su cabello, jalándolo hacia sí, casi agresivamente. Ese arrebato de violenta pasión hizo gruñir a Lan Zhan sobre su boca, pero así como apareció, repentinamente se acabó.
Wei Ying retrocedió mientras los labios de su jefe se inclinaron impacientes hacia adelante buscando por más, con un gruñido de protesta que escapó inevitablemente de su garganta.
Luego, se dijo Wei WuXian intentando controlar su corazón que latía salvajemente en su caja torácica, y someter a su maldita boca que realmente deseaba ceder una vez más a sus calientes y húmedos besos.
Mordió su labio para evitar que haga algo estúpido como capturar los del chico una vez más, de manera abrasadora y para nada apropiada. No a causa de que le interesara cuidar ahora sus modales, sino porque se sentía temeroso de ser demasiado ansioso cuando el chico aún se encontraba débil.
Y lo estaba. Podía asegurarlo sin ningún tipo de duda.
La presión de sus brazos en su cuerpo se sentían ligeramente más delicados, y honestamente no creía que se tratara de uno de esos momentos en los que se contenía y lo trataba como un frágil objeto que se destruiría entre sus manos si ejercía demasiada presión.
Veía fuego y una brumosa lujuria en el fondo de sus oscuros ojos, que le debilitaban las piernas y sabía a ciencia cierta que Lan Zhan quería poseerlo con fuerza, y él quería ser tomado duro. Por lo tanto el chico debía estar recuperado para ello.
Se sentía algo pervertido al confesárselo a si mismo, pero necesitaba de su intensidad. Ansiaba casi desesperadamente de su toque ardiente y a él, llenándolo, golpeando dentro y profundo hasta saciar a la bestia hambrienta de sexo en la que se había convertido por su culpa. A veces su propia mente lo asustaba. Lo quería todo con él. Quería experimentarlo todo y en todos los aspectos de su vida, incluso intentar cocinar. El recuerdo de la cena lo hizo reaccionar una vez más.
Intentó controlar la masa inestable y temblorosa de deseo que era su cuerpo y llevó a Lan Zhan al interior del apartamento hacia el pequeño comedor. Con cada paso que daba sus nervios y vergüenza aumentaban incinerando su rostro. Aún no podía acostumbrarse a verse de tal modo por una persona, y encontrarse haciendo este tipo de cosas lo desconcertaba.
Normalmente él no se comportaba de ese modo con sus parejas. No es que hubiera tenido muchas tampoco. Era más del tipo de relaciones fugaces y olvidables.
¿Qué hacía diferente a este chico?
Nunca había sentido la imperiosa necesidad de ser una mejor persona para alguien, y mucho menos, pensó en comprometerse tan seriamente en una relación en tan poco tiempo. Si se lo hubieran dicho meses atrás se habría reído a carcajadas desestimando cualquier oportunidad de que algo parecido le sucediera y tachando, a quien fuera que le hiciera el comentario, de desquiciado. Hasta habría pensado en llevar a esa persona a un psiquiatra, sin asomo de duda.
Pero aquí estaba, muriendo lentamente de nervios y ansiedad ante la persona más importante de su maldita vida, por el temor de que su cena no saliera como lo había planeado. Lo que no era muy extraño debido a que Lan Zhan regularmente desbarataba cada uno de sus planes, volviendo su vida caótica y al mismo tiempo hermosa y brillante.
Lan WangJi notó el leve temblor y las manos sudadas de Wei Ying, que completaban a sus ojos la visión más condenadamente linda y adorable que jamás vio en su vida. Lo traía tan endiabladamente perdido que no podía pensar en muchas cosas más que adorarlo, atesorarlo y amarlo hasta que el jodido infierno se congele.
Abrió grandes sus ojos y sonrió, maravillado y sorprendido.
¿Wei Ying había preparado todo eso, porque le preocupaba su alimentación y su salud?
Le agradó demasiado la idea de ser cuidado y mimado por él, y no pudo evitar sonreír aún más resplandeciente al darse cuenta que se tenía bien merecido el regaño inicial.
¿Realmente serían así sus días cuando ambos vivieran finalmente juntos?
El solo pensarlo hizo que su pecho se expandiera y sus pantalones se apretaran. Quería hacerle el amor en ese jodido instante.
Sin embargo, dudó un momento frente a la mesa llena de platillos preparados por el chico. Se encontraba dividido entre cenar educadamente, ocultando la fiera erección que tensaba sus pantalones o hacer un lugar en la mesa y follarlo salvajemente en ella, haciendo de su delicioso cuerpo su única cena.
Optó por la primera, casi a regañadientes, y aunque no estaba tan hambriento como había creído (lo estaba mucho más de su piel) Wei Ying se había lucido. Cada bocado que probó sabía de forma exquisita, y gimió en aprobación a cada uno de ellos mientras disfrutaba genuinamente. No había platos rebosantes de rojo y su corazón saltó, eso quería decir que, sin dudas, había estado pensando en él en todo momento mientras los preparaba.
Supo que valió la pena la elección cuando vio la sonrisa tímida y avergonzada de Wei Ying al otro lado de la mesa, mientras intentaba ocultar su preocupación de saber si lo había hecho bien.
— Está realmente delicioso...
Su rostro enrojeció y bajó la mirada visiblemente feliz, ante la entusiasta y sincera respuesta.
Lan Zhan se negaba a creer que estuviera permitido ser tan malditamente afortunado y sentirse tan completo y dichoso, pero pagaría por su atrevimiento luego. Ahora su atención se concentraba en admirar a la criatura mas delicada y bella que era su bonito prometido. La puntada de consciencia de ello casi lo hace gemir y tuvo que volver su atención a la cena. Aunque, absolutamente todo se fue al traste cuando, al llegar al postre, Wei Ying hizo un sonidito de satisfacción desde el fondo de su garganta.
Su corazón saltó porque era el mismo jodido sonido que hacía mientras deslizaba su polla sobre la lengua y dentro de su boca, y Lan Zhan olvidó todo rastro de cordura y decencia.
Todo pensamiento racional se fue al caño realmente cuando levantó su vista y vio la clara provocación en su abrasadora mirada. Solo deseaba abalanzarse sobre él y llevarlo a la cama, hundirse entre sus piernas mientras, rápidamente, se convertía en un desastre de gemidos y suspiros ahogados.
Lan WangJi, definitivamente, estaba a un pequeño detalle de estallar.
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Caos en la oficina
FanfictionLan WangJi nunca creyó que un par de colapsos accidentales pudieran poner su mundo de cabeza, pero el destino tiene formas raras de jugar bromas, y WangJi lo va a descubrir de la manera más inesperada.