Capítulo 26

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 El contacto sutil y delicado de sus labios sobre sus mejillas hizo que Wei Ying se remueva ligeramente y Lan Zhan lo sacudió con suavidad, haciendo que finalmente despierte. Vio la confusión en su mirada somnolienta antes de enfocarse en él y sus labios se curvaron en una amplia sonrisa.

— Hola —dijo en un áspero y adormilado susurro— ¿vienes a reprenderme por dormir en el trabajo?

 El siempre imperturbable joven le robó un casto beso y lo miró de manera dulce, con tanta ternura en la mirada que su corazón tambaleó.

— Vine para llevarte a casa— dijo en un murmullo apenas audible y a Wei WuXian se le removieron las entrañas de forma exquisita. Abrumadora, sí, pero deliciosa.

 Asintió ligeramente y se desperezó. No sabía por cuanto tiempo había estado así, en aquella posición, pero su cuerpo empezaba a doler.

 Tomó sus cosas y salieron juntos.

— ¿No queda nadie?— preguntó confundido al salir y encontrar el lugar totalmente vacío y desolado.

— Es tarde ya

Sus ojos se abrieron grandes con incredulidad.

— ¿Por cuánto tiempo dormí?

 Miró hacia afuera y perplejo notó que ya era noche cerrada y un cuarto de luna brillaba débilmente, en el cielo estrellado.

— Mmm... bastante— musitó de manera levemente ensombrecida Lan WangJi. No podía evitarlo, aún sentía el corazón pesado por haber visto restos de lágrimas amargas en sus hermosos ojos grises.

 Sin embargo, sacudió sus penumbrosos pensamientos y entrelazó sus manos arrastrándolo hacia el elevador. Vio el brillo de alerta en la mirada de Wei Ying y la tensión de sus dedos firmemente sujetos, pero también notó su reticencia a dejar de sostenerlo, y eso lo hizo inmensa y estúpidamente feliz.

 Si lo hubiera soltado, su corazón se habría deshecho en pedacitos. Habría quedado completamente devastado y herido.

 Pero no fue así y sintió unos inmensos deseos de besarlo que contuvo a duras penas. No quería tentar a su suerte. Wei Ying estaba aún demasiado susceptible.

 Tuvo que contenerse, aún más fuertemente, cuando llegaron al estacionamiento solitario y oscuro donde estaba aparcado su carro.

 Se retiró reticente y subieron al automóvil, sin que Wei Ying notara la increíble fuerza de voluntad que tomó en Lan Zhan el no ceder a sus impulsos.

— ¿Viniste directamente del aeropuerto?— indagó curioso al ver la maleta en el asiento trasero del coche, ignorante de todo el sufrimiento interno que provocaba en su jefe.

— Quería verte— dijo bajo esquivando sus ojos, y la sinceridad de Lan WangJi lo aturdió.

 Wei WuXian sintió sus mejillas calentarse irrefrenablemente. ¿Cómo podía decir semejantes cosas de forma tan descarada y sin inmutarse? y más aterrador... ¿Por qué quería oírselo decir siempre?

 ¿Qué tan hermoso sería oírlo decirle aquellas cosas diariamente?

 ¿Podría soñar con eso sin sentirse acomplejado?

 Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando el coche se detuvo de improviso. Habían llegado a su hogar sin siquiera notarlo. Sabía que no tomaría demasiado, pero se le hizo real e increíblemente corto el viaje.

 No tenía idea si Lan WangJi tenía planeado dejarlo en la puerta e ir a su propio apartamento, pero instintivamente se aferró a su brazo, lo atrajo a su lado y juntó sus bocas en un urgido y necesitado beso.

Caos en la oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora