Capítulo 24

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 Wei WuXian descubrió que era increíblemente fácil conversar con el modelo nuevo.

 Xue Yang lo hacía sentir incómodo, , casi todo el tiempo, pero le daba paz. Era interesante y, honestamente, no se comportaba pedante y engreído como muchos de los modelos que había conocido. Aunque era algo escalofriante por momentos. Su sencilla y desvergonzada forma de ser, apenas inferior a la suya lo hacían sentir inesperadamente calmado. Era extraño, pero efectivo.

 Por eso se paseaba durante sus horas de descanso por el estudio, llevando consigo algo de café, que bebían mientras hablaban de diferentes inconvenientes, rumores extraños y problemas en los que siempre acababan metidos casi sin querer.

 Lan Zhan, celoso como descubrió que era, lo mataría si supiera que tenía largas charlas con aquella persona.

 Una sombra de dolor cruzó sus ojos momentáneamente, pero se deshizo de ella en un instante. Pensar en Lan Zhan dolía.

— ¿No has sabido nada del jefe?— preguntó el modelo observando fijo su rostro, repentinamente desfigurada por un dolor claro como el agua e inestable como ondas en su superficie.

 Wei Ying había olvidado lo tenebrosamente perceptivo que era el chico.

 Su propia mirada se perdió con una mezcla de preocupación y ansiedad, que volvió a intentar ocultar rápidamente, no queriendo caer en los pensamientos pantanosos que lo atrapaban en sus noches largas sin Lan WangJi.

— No sé absolutamente nada de él desde hace varios días— dijo posando su vista en las oscuras profundidades de su infusión.

 Mentiría si dijera que no estaba genuinamente preocupado. La última vez que habían hablado, le había arrancado la promesa de terminar lo más rápido posible con el trabajo para regresar rápidamente. Aunque no esperaba que con ello cortara toda comunicación con él.

 Sabía, por su secretaria, que había avanzado a pasos agigantados con el trabajo que lo llevó al otro lado del mundo. Pero sincera e increíblemente no le importaba mucho.

 ¿Estaría comiendo bien?¿dormiría lo suficiente? Eran esas sencillas cosas las que quería saber, pero nadie sabría contestarle y eso era lo que le molestaba.

— ¿Están saliendo? —la peligrosa voz del chico, teñida de perversa diversión, lo sacó de sus dolorosas cavilaciones, y lo tomó por sorpresa, haciéndolo volver a la realidad de un solo golpe.

 Abrió la boca y la cerró varias veces. ¿Cómo debería contestar a su pregunta?

 Nunca habían hablado de ello en realidad.

— ¡Aquí había estado!— la acusativa exclamación de su secretaria lo hizo saltar en su lugar.

 Se acercó a ellos, jadeante por la falta de aire y agotada como si hubiera corrido hasta allí. Algo que probablemente fuera cierto, dado el estado deplorable en el que estaba.

— ¿Me necesitaba?— preguntó con cierto desconcierto.

 Ella asintió de manera vehemente.

— El presidente lo está buscando— soltó agitada y Wei WuXian se sorprendió.

 ¿El presidente quería hablar con él? ¿Por qué? ¿Para qué? Era extraño... muy, muy extraño.

— ¿Dónde está él?— preguntó aún perplejo.

— Esperándolo en su oficina— musitó en apenas un murmullo la chica.

 Salió despedido, profundamente aterrado.

Caos en la oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora