Capítulo 7

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— ¿Podrías, por favor, dejar de reír? —pidió Lan WangJi con sus dientes tan apretados que parecía que se haría daño.

 Estaba reprimiéndose fuertemente para no explotar en frustración.

— Nunca creí oírte decir algo semejante en esta vida —rió Lan XiChen, sin disimulo y sin miedo. Si hubieran estado frente a frente habría sido un tema diferente, pero tras el teléfono y a muchos kilómetros de distancia no podía de ningún modo suprimir su diversión.

— Olvida cada palabra de lo que dije, o iré y te arrancaré la cabeza del cuerpo —amenazó gélidamente, y su voz tenía un matiz grave que hacía obvio que se sentía bastante furioso.

 Lan Huan rió ante su torpe amenaza. Lan WangJi jamás habría hecho eso en otras circunstancias. Era tan frío y distante que pensó que nunca observaría en él una reacción similar. Era su hermano pequeño, ¿cómo no iba a estar contento con este comportamiento ligeramente humano que estaba teniendo?

 Sin embargo, su molesta risa irritó aún más a Lan Zhan. Sabía que su hermano se estaba divirtiendo a costa suya, y a pesar que era familia y su mejor amigo a la vez, supo darse cuenta (bastante tarde) que no debió contarle.

 La risa en un instante se interrumpió sorprendiéndolo.

— Espera un segundo... conozco a gente dentro de la empresa del tío. No puede ser, sé quién es el chico —dijo de improviso—. Es Wei WuXian, ¿verdad?

 La certeza en su voz lo aturdió.

— ¡Es Wei WuXian...! Sólo él podría hacerte dudar de tu sexualidad —confirmó extasiado, y volvió a reír de forma estridente.

 Lan WangJi cortó la comunicación bruscamente con la suave y armoniosa, pero desesperante, risa de su hermano haciendo eco aún en sus oídos.

 Encima para empeorar las cosas, Lan XiChen lo conocía, ¿qué más podría salir mal?

 No dudaba de su sexualidad. En lo absoluto. No le gustaban los hombres y no tenía ningún remoto interés en tener relaciones sexuales y/o sentimentales con alguno.

 Sin embargo, olvidó las veces que se despertó sudado en su cama, imaginando cual sería la expresión del chico mientras lo hacía llegar al clímax entre sus brazos, mientras lo penetraba profundo o lo sentía comprimir su miembro en su garganta hasta hacerlo explotar dentro de ella. Increíblemente absurdo.

 Era un hombre y lo sabía, pero su cuerpo no lo entendía, y al muy jodido no le importaba demasiado. Es más, su mente lentamente se había llenado de escenas inapropiadas, impúdicas y eróticas, que en la bruma de la inconsciencia no le resultaban para nada desagradables, donde Wei WuXian era el único director, productor y actor principal de sus lascivas fantasías. Dejándolo sumamente caliente, duro y desorientado. Quizás por ello terminó contándoselo a su propio hermano, incapaz de encontrar una solución.

 Aunque comprendió que fue una terrible decisión.

 Necesitaba enfriar su cabeza, desechar las inútiles observaciones de Lan Huan, que siempre vio extraño su poca necesidad de afecto y aquel celibato auto-impuesto, para concentrarse única y exclusivamente en el trabajo.

 Finalmente las cosas se estaban encausando, con cautela y lentitud, dentro de la empresa. Utilizar las antiguas propuestas de los empleados fueron de una gran ayuda. Era una verdadera lástima que su tío fuera tan cerrado de mente y absurdamente conservador e ignorara las mismas en un primer momento, aunque al parecer llegó un momento en el que notó que ya era necesario un cambio, una actualización. Por eso mismo requirió su presencia.

Caos en la oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora