Capítulo 15

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— ¿Estás mejor?

 La voz de Wei Ying sonaba tan trémula y llena de preocupación que envió una sensación desconocida a todo su cuerpo, haciéndolo estremecer violentamente. Negó con lentitud. No estaba bien, su pecho se apretaba con fuerza. Aún sentía su cuerpo arder de celos y sus irrazonables ganas de monopolizarlo se habían incrementado considerablemente, a un nivel aterrador.

— ¿Aún estás mareado?— asustado Wei WuXian lo llevó hasta el sofá haciendo que se recueste a descansar.

  Lan WangJi se sorprendió levemente, había olvidado por completo su inexistente malestar.

— Oh... yo... hmm... ya estoy mejor— murmuró con su voz suavizada mientras intentaba persuadirlo.

— Todavía te ves pálido— masculló el chico, con una profunda preocupación pintada en su expresión.

 Sus dedos viajaron sin su consentimiento hacia el rostro de Lan Zhan e iban a rozar sus mejillas, pero se detuvieron a escasos centímetros sin atreverse a hacerlo. Sin embargo, WangJi tomó esa mano que dudó y la llevó a destino, sintiendo la cálida y temblorosa caricia.

— Estoy bien— volvió a repetirle y le regaló una pequeña y débil sonrisa.

 Wei WuXian sintió como su corazón se aceleraba de golpe y su mente giraba sin control. Apartó su mano con prisa, como si su piel quemara, asustado de sus propias e inapropiadas reacciones.

— Wei Ying, ¿a qué le temes?— preguntó su jefe con cubierta ansiedad buceando en cada reacción de su rostro.

— ¿Yo?... n-no temo a nada

 No pudo evitar sentirse todavía más idiota, mientras contestaba inconscientemente tembloroso.

— ¿No?

 Wei WuXian casi juraría haber visto el fantasma de una maliciosa y perversa sonrisa tirar de la comisura de sus labios, un segundo antes de que su mundo se viera violentado, al ser tumbado y acorralado, de un momento para otro, en el sofá.

— ¿Y ahora?

 Wei Ying se estremeció, por lo repentino del arrebato y por la inesperada posición en la que se encontraba. Lan WangJi estaba sobre él y tan tentadoramente cerca que si elevaba un poco la cabeza podría besarlo. Se ruborizó furiosamente por la situación y sus difusos, y muy pecaminosos pensamientos, que lo asaltaron en una oleada que lo dejó temblando.

— ¿Quiere que sienta temor de usted señor Lan?— dijo totalmente abrumado y aturdido, pero sin atreverse a ceder.

 Sin embargo, sus defensas estaban siendo destrozadas.

 Lan WangJi aspiró lentamente llenándose de su dulce esencia, y suspiró frustrado.

 Quiero que lo sientas todo. Quiero que te preocupes, que te sientas nervioso, excitado e incluso quiero que sientas temor por mí. Pero quiero ser solo yo la persona que te haga sentir así, pensó confuso Lan Zhan, pero una sola frase escapó de sus labios.

— Quiero ser el único dueño de tus emociones.

 Los ojos de Wei Ying se ampliaron mientras su cerebro luchaba por asimilar lentamente lo que Lan Zhan decía. Jamás había hablado con él así, con aquella extrema franqueza. Siempre estaba reprimiéndose por alguna extraña razón, pero ahora... ¿cómo podría absorber todo aquello sin morir en el intento?

— ¿Q-qué?— preguntó abatido y los labios del chico se curvaron en una impetuosa y cautivante sonrisa, sobre todo terriblemente insólita en ese rostro siempre imperturbable.

Caos en la oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora