Wei WuXian estaba tan ensimismado en sus pensamientos que saltó al darse vuelta y encontrar a su jefe que había entrado, en algún momento y sin saberlo, en su oficina. El chico parpadeó y pareció sorprenderse también por haber sido descubierto mirándolo fijo y rápidamente desvió la vista.
Carraspeó bajo, como intentando recuperarse, y cuando al fin tuvo todos sus ideas en orden explicó su irrupción.
— Necesito que me acompañes esta noche a ver un artista— musitó de manera impávida, sin disculpas y con su violenta frialdad habitual.
Wei WuXian frunció ligeramente el entrecejo y asintió torpemente antes de que Lan WangJi diera media vuelta y se retirara sin otra palabra.
Le dolía esta relación extraña y tirante, pero increíblemente al verlo allí y al encontrar algo diferente en la mirada penetrante que desvió de prisa, se sintió con una fuerza renovada. Nunca fue un cobarde ni remotamente débil, entonces, ¿por qué se encontraba en este jodido estado? No era como él. No recordaba haber llorado tanto en su vida por una estupidez, y maldijo de manera interna porque se la había pasado tan extrañamente patético que no se reconocía.
Entonces pensó que si no podría borrar al chico de su cabeza, entonces... ¿debería conquistarlo?
Esa misma noche, y sabiendo exactamente lo que hacía, dedicó más tiempo del habitual en arreglarse. Se esmeró cuidadosamente con el vestuario y el peinado. Su confianza se elevó hasta la estratosfera y sonrió de forma casi malévola.
Se vio gratamente recompensado cuando Lan WangJi jadeó de manera involuntaria al verlo, aunque inmediatamente lo convirtió en un ataque de tos repentino y desvió la mirada. Aunque tenía los lóbulos de las orejas teñidas débilmente en carmesí. Sabiendo que el chico carecía de reacciones aquel pequeño gesto fue jodidamente satisfactorio.
Pero eso fue todo.
El chico no mencionó nada y tampoco él lo hizo, aunque Lan Zhan se veía realmente como salido de una revista de alta costura. Su apretada camisa blanca como la nieve hacía que se notaran sus pectorales exquisitamente firmes y su perfecto peinado no hacía más que invitarlo a meter sus dedos en el y despeinarlo.
Debió golpearse mentalmente porque sin notarlo ya estaba divagando y babeando sin control por él una vez más.
Volvió a la tierra cuando el chico lo apremió para salir.
Durante el trayecto hacia el evento le comentó brevemente lo que harían esa noche. Intentarían convencer al nuevo músico sensación del país para una entrevista única y exclusiva con la revista. Una escena complicada. Al parecer no le agradaba en lo más mínimo hacer ese tipo de cosas. Aunque, si lo lograban, sería un excelente aporte para aquel lugar casi en ruinas, pero siendo realistas, no eran muchas las esperanzas que tenían.
Además no iban muy preparados, ya que intentarían abordarlo de manera sorpresiva. Solamente recurrirían a las inoxidables habilidades de Wei Ying como reportero.
Irían como meros invitados al evento y se acercarían casualmente y con mucha, realmente mucha, suerte lo lograrían. O eso era lo que esperaban.
En el lugar las cosas no salieron como lo planeado, sin embargo... lo tenían.
Wen Ning, el prometedor nuevo artista había caído por los lindos encantos de Wei Ying y parecía dispuesto a acceder a la entrevista. Aunque Lan WangJi no permitiría que fuera a solas. De ninguna manera.
Lan Zhan siempre solemne, estaba abrumado.
Terriblemente incómodo y malhumorado, con la atención fija y puesta en los dos a su lado, que hablaban tanto y de tantas cosas que casi parecían conocerse de toda la vida. La sonrisa de Wei WuXian era genuina y eso lo hizo sentir aún peor. No quería que nadie más le robe esas bonitas sonrisas. Lo exasperaba.
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Caos en la oficina
FanfictionLan WangJi nunca creyó que un par de colapsos accidentales pudieran poner su mundo de cabeza, pero el destino tiene formas raras de jugar bromas, y WangJi lo va a descubrir de la manera más inesperada.