Lan WangJi regresó con los ojos insólitamente brillantes y entusiasmados, pero se petrificó en sus sitio al ver a Wei Ying con una expresión torpe y tímida, y sus ojos abiertos como platos viendo el dvd que JingYi le dejó a modo de presente.
Quiso golpear fuertemente a la pequeña bestia que tenía por hermano.
Él sabía muy bien de que trataba ese inapropiado vídeo.
Suspiró profundo y se acercó, no sin reticencia, pero decididamente resignado a hablar de ello con Wei Ying.
Pensó que no tenía la necesidad de ocultarlo tampoco, en realidad, aunque al mismo tiempo sentía que era algo demasiado vergonzoso e incómodo de confesar también.
Se deslizó a su lado sin ser notado. El chico estaba completamente perdido en los feroces movimientos, en las duras embestidas, los gemidos gruesos y la piel sudada, que dejaba salir sonidos obscenos cuando chocaba bruscamente con el cuerpo ajeno. Wei WuXian estaba terriblemente fascinado con lo que veía.
Lan WangJi se sentó en el sofá a su lado y Wei Ying saltó sorprendido.
— Y-yo... lo siento, no debí— farfulló en un susurro y con todo el rostro encendido de un violento carmesí. Era incapaz de ocultar el rubor furioso que se había esparcido por su piel, y no solo su rostro el calor se extendía también por su cuello, hombros y todo su cuerpo completo, parecía consumirlo de adentro hacia afuera, de vergüenza pero también de incontenible excitación.
Lan WangJi casi sonrió extasiado, le encantaba ver aquella expresión avergonzada y tímida en él. Era bastante inesperado para alguien con la personalidad de Wei Ying.
— Te preguntarás porqué me trajo algo como esto, ¿verdad? —murmuró con su voz suavizada mientras señalaba con la cabeza hacia la televisión donde aquel chico seguía recibiendo su severo y sensual castigo por haberse portado "mal"—. Pues... es tu culpa Wei Ying.
Wei WuXian parpadeó repetidamente y lo miró aturdido. ¿Él? ¿Qué en la tierra tenía que ver él con este tipo de vídeos subidos de tono? Muy subidos de tono. Aterradoramente subidos de tono, pensó tras oír un grito de dolor y de éxtasis supremo mezclados, que hizo que sus tripas se apretasen.
— ¿Mi culpa?— preguntó azorado y aún más rojo si es que se podía, incapaz de asimilar la relación, pero avergonzándose violentamente por ello de igual modo.
Lan Zhan asintió, pero suspiró en su interior. Sabía que debía comenzar desde el principio.
— ¿Sabes porqué me fui repentinamente?
El chico negó. Muchos en la empresa suponían que fue por algún problema familiar o por un motivo importante y muy apremiante, que tenía en aquel país y que requería su presencia de manera urgente, pero Wei Ying no creía que fuera del todo cierto.
— Fue por el beso en el elevador —masculló débil, y se quedó un instante en silencio como si contemplara aún lo que ocurrió.
Ese beso removió todo dentro, muy dentro y en su debilidad por no poder enfrentar lo inevitable se escapó como un cobarde.
Wei WuXian se estremeció ante la sencilla y desestabilizadora confesión. Lan WangJi se levantó y paseó por la sala, una vez que empezara ya no podría parar, tenía que sacarlo todo, quería explicarle realmente como se sintió, pero era difícil. No sabía cómo empezar.
— La primera semana allí fue desesperante y confusa. Quería volver a ser la persona calma y distante que era antes, mucho antes de conocerte. Me sentía diferente, y no podía quitarte de mi cabeza —frunció el ceño recordando cada segundo de agonía—. Insistentemente te aparecías en los lugares menos pensados, desafiando todo lo que conocí, haciéndome sentir extraño, vulnerable y vacío. Mis labios siempre ardían en necesidad, incluso pensé por un instante en perderme en otra boca para olvidar el sabor de la tuya, pero no podía besar a alguien más. No quería hacerlo. Quería conservar intacto el rastro de tu boca... ¿Lo notas? Creo que ya había enloquecido un poco.
Volvió a sentarse a su lado.
— El único que se había percatado del cambio fue JingYi. Aunque no sé si fue lo mejor —se dijo más para sí mismo que para el chico—. Terminé por contarle a grandes rasgos lo que había pasado, y en su amabilidad por encontrar una solución a lo que me pasaba, intentó hacerme ver montañas de vídeos de porno gay para averiguar si era homosexual. Sencillamente nada pasó. Los fragmentos que lograba atisbar antes de patear lejos al chico no me hacían sentir absolutamente nada. Ver semejantes escenas inapropiadas no me interesaban en lo más mínimo. Hasta que vi... —se detuvo un instante como si le costara seguir— hasta que vi a alguien que se parecía a ti.
Definitivamente dejó de lado la parte en la que se puso terriblemente duro porque las expresiones del chico le recordaban al Wei Ying de sus fantasías, esas escenas proliferas que se acumulaban en sus solitarias noches y que no lo dejaban dormir tranquilo.
Lan WangJi bajó su vista avergonzado.
Wei Ying desvió la vista hacia la TV una vez más y pudo verle al fin el rostro al joven, podía ver un sutil parecido y algunas reacciones que se parecían a las suyas, o que se parecerían a las propias si estuviera en la misma situación, y su rostro se coloreó de un rojo aún más intenso.
— Sinceramente nunca creí que fuera eso —siguió diciendo Lan Zhan— pero al imaginar que eras tú... yo... no tuve más dudas. Era a ti a quién quería. Mi corazón ya había decidido por mí aunque mi cerebro aún se rehusaba a asimilarlo —suspiró larga y profundamente, y añadió—. Cuando regresé todavía quería alejarme, pero tus recibimientos son un problema serio y antes de notarlo habías caído en mis brazos una vez más.
El silencio que reinó luego de aquella inesperada confesión hizo que el corazón de Wei WuXian palpitara furiosamente en un desesperado frenesí e incapaz de ser salvado, se abalanzó sobre los labios de Lan Zhan en un beso torpe y brusco.
— Eres un tonto— balbuceó sobre su boca, pensando seriamente en la larga perorata de Lan WangJi y en todo lo que había reprimido él mismo.
— Es toda mi verdad.
Wei Ying sintió que el corazón le iba a explotar en el pecho. Su cuerpo temblaba incontrolablemente. Estaba feliz, inmensamente feliz y el aleteo de los suaves labios de Lan Zhan sobre los propios le estaban robando el aliento, pero no podía dejar de sonreír. Pensó que podría derretirse como un helado si seguía así.
De un momento a otro todo comenzó a sentirse infinitamente más caliente. Los besos se volvieron más demandantes y salvajes, nublando sus sentidos de forma abrumadora. Lan WangJi lo tendió bruscamente sobre el sofá acomodándose sobre su cuerpo y dejando que lo sienta por completo.
Aún se oían los gemidos apremiantes desde la televisión y en el ambiente podía sentirse una ardiente tensión que se acumulaba rápidamente hasta creer que podría explotar.
Lan Zhan se apartó un poco absorbiendo cada pequeña reacción y adorando la forma superficial y entrecortada en la que respiraba.
— Wei Ying... de- deberíamos parar ahora —musitó con la voz enronquecida y profunda, llena de un deseo desbordante y tan tangible que podía hacer que Wei WuXian pierda el juicio.
Quizás si enloqueció después de todo, porque simplemente sonrió de forma provocativa y se acercó una vez más hacia su boca.
— ¿Parar?... si yo no quiero que te contengas— murmuró desabrochando con lentitud los botones de la camisa de su jefe.
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Caos en la oficina
FanfictionLan WangJi nunca creyó que un par de colapsos accidentales pudieran poner su mundo de cabeza, pero el destino tiene formas raras de jugar bromas, y WangJi lo va a descubrir de la manera más inesperada.