Capítulo 34

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 Lan Zhan estaba retrasado.

 ¿Era realmente tan tarde? ¿hace ya cuánto tiempo lo estaba esperando?

 Volvió a revisar su móvil. No había mensajes ni llamadas perdidas. Ninguna señal de él y eso honestamente lo incomodaba.

 Su vista se desvió del reloj a la mesa. Estaba servida y llena a rebosar de comida que había preparado con algunas dificultades. Pequeños cortes y quemaduras aún ardían ligeramente en sus manos. Aquellas eran heridas de guerra por su pequeña batalla con la cocina, ese lugar al que estaba muy poco familiarizado y donde sus habilidades eran prácticamente nulas. Aunque tanta preparación y esfuerzo era totalmente vano, si el chico no estaba allí para probar los platillos.

 Llamó nuevamente y el buzón le dio las buenas noches una vez más. ¿Dónde diablos estaría? ¿por qué no contestaba? ¿habría colapsado otra vez?

 El temor le corroía las entrañas.

 ¿Podía haber sido eso?... ¿debería llamarlo a la oficina?, no... ya no hallaría en el lugar a nadie a esas horas. ¿Entonces a su departamento?, seguro habría pasado por allí de camino a su casa.

 Sí, debía ser eso. Quiso así consolarse, aunque era inútil. Su corazón se apretaba en su pecho mortalmente paranoico. Pero, ¿cómo no estarlo si con Lan Zhan las sorpresas eran constantes? Su vida jamás se había sentido tan violentamente sacudida como en los últimos meses a su lado.

 No había previsto enamorarse de él. No había tenido intención de caer tan profundo y jamás se sintió preparado para experimentar el terror tan agobiante y diario que enfrentaba con esta relación.

 Sin embargo, el pensar en ya no tenerlo... era tan espantoso.

 Una sombra de puro y profundo dolor ensombreció su rostro.

 Pasar por aquello fue tan condenadamente desgarrador, que no dudó un segundo en aceptar el formar parte de su vida para siempre. Pero... ¿había hecho bien?... ¿debía haberlo pensado mejor?

 Lan Zhan quizá no lo haya pensado tan seriamente como el caso lo sugería.

 Él no podía darle una familia. ¿Estaría bien con ello? ¿no estaría realmente interfiriendo en su futuro? Y sin embargo... ¿por qué eso no le afectaba tanto como creía? A pesar de no poder quitar esas inquietudes, estaba completamente feliz de que lo haya preferido por encima de todo, ¿estaba mal eso?

 Aún no podía creer que se convirtiera en su prometido. Era tan irreal y tan absurdamente vertiginoso que daba miedo.

 Tan acelerado todo que no había notado, hasta esa misma mañana, que aún no le había dicho que lo amaba ni una sola vez desde que descubrió que lo hacía con cada fibra de su ser. Con las insensatas emociones ganándole a la razón.

 Al principio evadía decirlo por temor, no podía negarlo. Temía a cada jodido sentimiento que despertaba en él, a cada punzada de celos, y a cada doloroso latido en su pecho. Sin embargo, se había enterrado tan profundo en sus huesos que el miedo se transformó totalmente en simple e intimidante terror de ser alejado de su lado, de ser olvidado por alguien más, o aún peor, en el angustiante dolor de llegar a perderlo para siempre.

 Pero no podía evitar ser egoísta. Lo quería simple y sencillamente solo para él, por ello quiso hacer algo especial para Lan Zhan. Aunque pareciera algo cursi y embarazoso en un primer momento. Quería algo romántico debido a que estaban ya comprometidos y ni siquiera habían tenido una cita real.

 Había preparado una cena y miles de detalles para que aquella noche fuera inolvidable para ambos. Y finalizaría con millones de te amo intercambiados con besos en cada centímetro de su exquisita piel.

 Suspiró por sus atormentados y vergonzosos pensamientos, y sinceramente angustiado por la aún presente preocupación por su tardanza.

 Si no lo amara tanto como lo hacía, lo golpearía hasta la inconsciencia por tenerlo en vilo de este maldito modo.

 El sonido del timbre lo hizo saltar, y de pronto los nervios invadieron su cuerpo. Realmente quería sonreír al pensar que había llegado en el momento preciso en el que estaba planeando darle una golpiza.

 Abrió la puerta y una ráfaga de inesperados y desesperados besos lo sorprendió, haciéndolo sonreír divertido y algo confundido. Lan Zhan lo abrazó y elevó varios centímetros del piso mientras lo llevaba hacia adentro y lo empotraba suavemente contra la pared. Cerró la puerta de una patada y le robó el aliento en un largo, húmedo y apasionado beso, que duró una eternidad según un muy bloqueado, pero inmensamente feliz Wei WuXian.

 Cuando se separaron para buscar aire, Lan Zhan le sonrió de manera tan deslumbrante y cariñosa que se le aflojaron las rodillas.

 Le era imposible enfadarse con él.

 WangJi buscó su mirada. Sus ojos estaban nublados y oscuros, algo desenfocados por el repentino asalto y supo que su táctica fue acertada.

 Podía ver el enojo desaparecer a medida que lo presionaba posesivamente entre sus brazos.

— La reunión se alargó, lo siento —dijo disculpándose de inmediato e inclinándose en busca de su boca nuevamente.

 Sus labios siempre se sentían insatisfechos. Siempre querían más.

 Wei Ying evitó el contacto, no sin dificultad. Lan Zhan sabía que deseaba ser devorado por sus hambrientos besos, no podía ocultarlo. Sus gestos lo delataban. Sin embargo, quizá no había disipado del todo el enfado.

— ¿Sabes cuánto me hiciste esperar por tí? —preguntó molesto.

 Lan Zhan bajó sus ojos como un cachorro siendo regañado.

—Para ser franco estaba pensando que si no te amara tanto te habría molido a golpes por hacerme esperar así.

 El corazón de Lan WangJi se saltó un latido.

— Dilo otra vez —tomó su rostro entre sus manos.

— ¿Q-qué?... ¿qué cosa?

 La emoción del chico no cuadraba con la reprimenda que le estaba soltando.

— Di nuevamente que me amas...

 Wei Ying enrojeció. Lo había dicho sin pensar.

 ¿Por qué nada de lo que planeaba funcionaba con él?

 Fue así desde el primer día, sin embargo... las cosas tenían su forma de seguir su curso, y podía ver en el claro entusiasmo de su mirada. Sintió que a veces era mejor actuar sin pensar demasiado.

 Cruzó los brazos por detrás de su cuello y lo llevó peligrosamente cerca de su boca.

— Te amo Lan Zhan, ¿crees que pensaría seriamente en vivir toda una vida contigo si no lo hiciera con cada fragmento de mi alma?— sonrió sobre el filo de sus labios y cubrió su boca en un profundo beso.

 Su confesión había tocado la fibra más sensible de su corazón, y Lan WangJi lo envolvió entre sus brazos. Sin embargo, lo empotró violentamente contra la pared, para degustar con confusa incongruencia su boca, tan suave y dulcemente que Wei Ying se derritió contra él.

Caos en la oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora