Capítulo 19

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 Lan WangJi no dejaba de pasearse impaciente de un lado a otro en su oficina. Estaba francamente ansioso y tenso.

 Quería verlo. Desesperadamente.

 Necesitaba ver a Wei Ying aunque fuera unos segundos, o tal vez sólo a la distancia. O escuchar un instante el sonido de su voz.

 Quería poder sentir que todo lo que pasó entre los dos fue real. Asegurarse que todo lo que había ocurrido en la noche fue parte de su realidad, y no un frustrado sueño más.

 Deseaba robarle una tímida sonrisa, como aquella que le regaló al separarse esa misma mañana en la puerta de la empresa.

 Por un aterrador instante sintió verdaderos deseos de jalarlo hacia el elevador y enclaustrarlo nuevamente allí para besarlo hasta dejarlo sin aliento. Sin embargo, solo sacudió sus pensamientos y apretó fuertemente sus dientes mientras se apresuraba hacia su propia oficina, sin atreverse a mirar a su dirección una vez más.

 Se avergonzó de sí mismo. Parecía un niño que experimentaba su primer amor, y se sintió infinitamente desconcertado porque ni siquiera sabía que estar enamorado de verdad haría que fuera tan obstinado, egoísta, sensible y patético.

 Todo esto era muy nuevo. Este extraño mundo de emociones contradictorias e inestables que lo sofocaban tanto que parecían querer ahogarlo, se sentía tan surrealista y peculiar que comenzaba a verse seriamente afectado.

 Nunca había sentido antes la acuciante necesidad de ser tan endiabladamente posesivo, pero mentiría si dijera que no lo quería a Wei Ying solo para él.

 Para ser sincero tenía miedo. Ya no por que se había enamorado irrefrenablemente de una persona de su mismo sexo, dejó de sentirse inseguro por eso hace mucho tiempo ya; sino se sus sentimientos y emociones que parecían querer someterlo, y por comprender que doblegaría y perecería incluso, felizmente sofocado por ellos.

 ¿El amor era así de irrazonable?

 Sus ansias finalmente lo cegaron y dejó a un lado los documentos, que en vano intentaba descifrar, para ir a buscarlo. Necesitaba saciar su sed del chico, porque estaba sintiéndose morir de manera lenta y progresiva. Un amargo rictus se entrevió en su semblante, y se convenció de que estaba descendiendo suave pero firmemente a la locura por su causa.

— Buenas tardes señorita Wen, ¿Está el señor Wei en su oficina?

 La chica levantó de inmediato la mirada al notarlo, estaba especialmente atareada y se sintió algo culpable por haberla molestado. Aunque solo fue un sentimiento fugaz, sus deseos de ver a Wei Ying eran aún más imponentes que la culpa que pudiera llegar a sentir por la bonita muchacha.

— Oh... Buenas tardes director —saludó cortés y educadamente la joven—. El señor Wei no está aquí, está abajo supervisando las tomas del nuevo modelo...

 Lan WangJi se sorprendió y frunció ligeramente el ceño. Sabía que aquella no era una de sus responsabilidades.

 Asintió de forma distraída y dio media vuelta para marcharse, pero la voz de la chica lo frenó en su sitio con una corta pero implacable frase.

— No admitiré que juegue con él— murmuró con firme dureza y sus ojos centellearon con una ferocidad desconocida.

 Lan WangJi, sin inmutarse, se volvió para enfrentarla. Le asombraba el nivel de percepción de la joven, pero no retrocedió. Ella no lo comprendía del todo sus sentimientos. De ninguna forma diría aquello si pudiera ver su interior y comprendiera el lugar que tenía el chico en su corazón.

— No estoy jugando— dijo con absoluta sinceridad y una diminuta pero brillante sonrisa tironeó ligeramente de sus comisuras sorprendiéndola.

 También pudo notar como los ojos de Lan WangJi brillaron en lo profundo, algo divertido con la situación y se sintió aún más aturdida.

— Oh...

 Fue su simple e inesperada respuesta y la expresión de violento desconcierto en la mujer lo hizo sentir aún más afortunado.

— Me alegra saber que Wei Ying tiene a alguien como usted a su lado —musitó bajo y para la absoluta sorpresa de WenQing.

 Ella aligeró su gesto todavía adusto, haciendo su tono levemente más suave.

— Realmente sentí curiosidad cuando MianMian casi me rogó que me ocupara del chico cuando usted se fue al extranjero — la diversión en su mirada se esfumó y Lan WangJi adquirió un fuerte color rosado en la punta de sus orejas viéndose bastante avergonzado a su pesar— ¿Estaba preocupado por él, joven amo Lan?

 La sonrisa de la muchacha lo hizo estremecer.

 Lan WangJi sacudió su cabeza con incredulidad y salió de allí con prisa. Esa mujer era un verdadero y astuto demonio.

 En el reflejo del elevador todavía podía notar el carmesí en sus lóbulos, lo que lo abochornó un poco más, mientras pensaba que esa chica era seriamente de cuidado.

 Pero tenía razón, lo que ella había dicho era cierto.

 Le había pedido a su secretaria que mantenga un ojo en el chico. Aún estando tan extremadamente confundido, había querido protegerlo incluso en la distancia. El simple hecho de imaginarlo como lo había descubierto la primera vez que se encontraron le hacía daño.

 Una razón más para darse cuenta realmente de la inconsciente profundidad de sus sentimientos en aquellos momentos.

 Bajó hasta los pisos inferiores, directo hacia el estudio de fotografía. Sentía aún más ansias de encontrarse con él.

 Aunque no de esa forma. No así.

 Su corazón se detuvo unos instantes.

 Su estridente y hermosa risa sonaba tan cantarina y fuerte que incluso antes de poner un pie dentro supo que Wei WuXian estaba allí.

 Sus ojos ligeramente llorosos y risueños dolieron. Fueron como dagas que se incrustaron profundo en su corazón. Nunca lo había visto reír de ese modo, pero francamente no era solo eso lo que le causaba malestar.

Caos en la oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora