Capítulo 5

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— Está bien... sí... sólo es fiebre... ¿estuvo desde el viernes recluido en la empresa?... está bien, entiendo...

 Lan WangJi aturdido abrió sus ojos. No entendía la conversación que se desarrollaba y tampoco sabía quién era la persona que hablaba. Estaba en su dormitorio, sin camisa y con un paño húmedo y frío que descansaba cuidadosamente sobre su frente.

 Parpadeó confuso. El chico que reconoció como su empleado abrió la puerta silenciosamente con el codo, sus manos estaban ocupadas con una enorme bandeja y sostenía el móvil de forma hábil con su hombro. Comprendió entonces la conversación anterior.

 El joven se sorprendió al darse cuenta que WangJi lo estaba observando.

— Lo siento, ¿lo desperté?— preguntó apoyando las cosas sobre la mesita de noche y guardando su móvil con un rápido movimiento.

— ¿Qué pasó?— dijo con aspereza, tenía la voz ronca y varios tonos más grave.

— Estuvo la mitad del camino despierto, no me diga que olvidó cómo lo encontré— dijo entregándole una vaso con agua.

 Lan WangJi pensó que el chico era indiscreto y charlatán, pero bastante observador. Él no había pedido el agua pero la necesitaba.

— Recuerdo... algo —masculló vacilante—. No mucho.

 No sabía tampoco si lo que recordaba era real. El estómago le dio un vuelco extraño e impropio al repasar los vestigios de algunos fragmentos difusos. Este chico entre sus brazos... eso definitivamente no pasó.

— ¿Cómo está la fiebre?

— Creo que bajó— murmuró suave.

 Wei Ying asintió satisfecho por sus increíbles dotes de enfermero recién descubiertos.

— Hice algo de simple... —presentó un cuenco caliente de congee, algo más rojo que los habituales—. Debería comer un poco. No creo que haya comido adecuadamente estos días— dijo bajando la mirada.

 Wei WuXian sentía que había sido demasiado descarado y grosero con el chico sin siquiera tratar de tomarse un tiempo en conocerlo. Sin embargo, dijeron que había estado desde el viernes mismo metido dentro de la empresa trabajando arduo. En realidad, al principio no creía que fuera del tipo trabajador compulsivo, pero si acabó así debía darle el beneficio de la duda.

 Lan WangJi intentó levantarse, pero sentía sus músculos rígidos y adoloridos. Sentía como si lo hubieran apaleado sin piedad y la cabeza aún le daba vueltas.

 Despacio el chico lo ayudó a acomodarse hasta quedar firmemente apoyado en el cabecero de la cama. Aunque usualmente no soportaba el contacto directo con otras personas, no pudo rechazar su ayuda, o quizás no quiso hacerlo.

— ¿Debería regañarlo yo también?— le preguntó con un rastro de insolente diversión en la voz.

— Podría alegar que no le incumbe señor Wei, así que le sugiero que no lo haga —replicó enseguida.

 Wei WuXian bufó.

— Wei Ying... llámeme Wei Ying. No estamos en el trabajo o ¿prefiere que le diga segundo amo Lan?

 Lan WangJi pensó que sonaba bastante lógico.

— Mmn... —estuvo de acuerdo, luego se dio cuenta de algo importante— ¿Podrías decirme dónde está mi camisa?

 El chico reaccionó enrojeciendo rápida y furiosamente.

 Una reacción algo adorable, según un confundido Lan Zhan.

 Wei WuXian ocultó el rubor dando media vuelta en dirección al pulcro y ordenado armario, donde sabía que encontraría prendas limpias para su jefe.

 «Ahora me hace quedar como un pervertido luego de ayudarlo.. tsk, tsk», refunfuñaba aireado, pero en un susurro quedo y bajo, con la cabeza dentro del closet. El fuerte aroma a frío sándalo abrumaba sus sentidos y lo hacía sentir algo inquieto, enojado por eso dijo algo al azar.

— Crees que me aproveché de ti mientras dormías, ¿verdad? —le gruñó bromeando pero no recibió respuesta. Entonces le echó un pequeño vistazo y se congeló en su lugar.

 El rostro de Lan WangJi, ante sus palabras, se volvió ligeramente verde.

 Un rastro de diversión picoteó el corazón de Wei WuXian al ver su expresión volverse levemente desfigurada y se sintió abrumado por una sensación maravillosa al descubrir una reacción diferente en el chico. Su piel hormigueó llena de inquieta ansiedad y un sentimiento indescriptible que lo dejó bastante inestable.

Descarado —lo escuchó susurrar. Sus orejas ahora estaban embebidas de un ligero y delicioso rubor.

 Estaba casi seguro que había imaginado en su mente aquella escena de él inconsciente, con Wei Ying disponiendo de su cuerpo a su antojo.

 Wei WuXian lo enfrentó con una mirada totalmente peligrosa.

— Y si le dijera que lo hice... —replicó lanzándole una camisa blanca con una lasciva y sensual mirada— y que además le gustó— añadió lamiendo lenta y sensualmente su pulgar, como si recordara el delicioso sabor de...

 Lan Zhan no quiso pensar. Inexplicablemente sintió una punzada violenta y dolorosa en el vientre y todo su cuerpo se tensó.

 Palideció. No era posible. Ni en un millón de jodidos años. No se podía estar poniendo duro por algo así. ¿Qué diablos le estaba pasando? ¿acaso estaba loco? Era tan inesperado e impropio. Estaba teniendo una reacción tan malditamente grande sólo por una mirada caliente y una simple lamida.

 La carcajada de Wei WuXian lo sacó de su aturdimiento, pero lo dejó aún más confuso.

— Debería ver su cara de terror, ¿de verdad creyó que hice algo mientras dormía?

 Lan WangJi lo observó débilmente. Su cuerpo lo había traicionado de la peor forma. El bulto era bastante notable y tenía que hacer malabares para evitar que Wei Ying lo vea.

 Se sentía estúpido e incómodo, pero eso no lo notó Wei WuXian, que insistía en que debía comer.

 Lo hizo, o intentó hacerlo a pesar de que era tan picante que lo hacía lagrimear y sudar intensamente, a la vez que pretendía ignorar su presencia y el enorme problema que latía caliente bajo las sabanas.

 Debía deshacerse rápidamente del chico.

— We-Wei Ying ... de verdad gracias... pero ya deberías volver a casa.

 Wei WuXian se quedó mirándolo de una forma extraña.

 Lan WangJi estaba sudando mucho. Demasiado. Se acercó inconscientemente a revisar su temperatura y se sorprendió al verlo alejarse asustado. Quiso reír y hacer alguna broma acerca de que no iba a devorarlo, pero se paralizó por completo al notar que este escondía una gran y sólida erección bajo las prendas.

 Wei WuXian sintió el calor en su rostro y se escapó de sus labios un apretado jadeo involuntario.





¡¿Cómo se supone que debería reaccionar ante eso?!

Caos en la oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora