Capítulo 22

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 Lan WangJi con una mano le sujetó la cabeza por detrás y con la otra, el cuello y la mandíbula. Se inclinó repentinamente y le cubrió la boca con la suya.

 En un primer momento, la sorpresa del ataque sobre sus sentidos lo dejó rígido de la emoción. Luego el olor que desprendía su cuerpo, y su sabor, empezaron a penetrar lentamente en su consciencia. Lan Zhan lo obligó a inclinar la cabeza hacia atrás y deslizó la lengua entre sus labios, decidido a devorarlo. Se abrió paso hasta el interior de su boca, explorándola dulcemente. Poseyéndola.

 Wei WuXian sintió una sensación tirante y dolorosa en su entrepierna, en respuesta a un beso sensual como aquel, que nunca antes había experimentado de esa jodida forma con el chico. Lan Zhan lo atrajo hacia su cuerpo y lo apretó con fuerza. Estaba tan caliente, tan duro...

 Sintió la erección del chico presionarse contra su vientre. Y joder, era como si Wei Ying de repente estuviera atrapado en un infierno de lujuria y no le quedara más remedio que arder.

 Gimió contra su boca. Los labios de WangJi se movían sobre los suyos y los acariciaban con destreza, dejándolos abiertos para poder tomarlo con la lengua. Wei Ying deslizó la suya también contra la de él, enfrentándose en aquel beso como si no quisiera ceder. Lan Zhan gruñó encantado y se acercó más aún. A WuXian se le escapó un jadeo entrecortado al sentir la erección en toda su magnificencia. Lan Zhan la tenía enorme, y estaba ya, impetuosamente dura. Maldijo bajo, sintió a la propia reaccionar en consecuencia. Sus pensamientos se dispersaron en miles de direcciones distintas. E incorrectas.

 O no del todo.

 Lan WangJi lo obligó a retroceder y él obedeció, casi sin saber que diablos estaba haciendo. El chico no dejó de besarlo ni un segundo mientras avanzaban.

 Wei Ying sintió que se quedaba sin aire en los pulmones al golpear la pared con la espalda, y Lan Zhan lo apretó con fuerza, reteniéndolo entre su cuerpo y la pared, ambas superficies duras como una piedra. Se frotó contra su cuerpo casi por instinto, sintiendo sus músculos imponentes, y acariciando de esa forma la enorme erección que se erguía orgullosa entre sus cuerpos.

 WangJi siseó y apartó su boca de la del chico. Wei Ying no tuvo tiempo de adivinar sus intenciones; antes de que se diera cuenta, le había desabrochado los botones de la camisa y la abrió descubriendo su blanquecina y anhelante piel. Lan Zhan no podía apartar los ojos de su cuerpo, y joder, su mirada era condenadamente caliente y golosa. Sintió al miembro del chico golpearle el vientre y gimió.

 Lan WangJi inspiró con fuerza e inclinó la cabeza.

 Wei Ying emitió un sonido entrecortado al sentir su boca, cálida y mojada, sobre su pezón. El chico chupó hasta que se puso ferozmente duro, y con tanta fuerza que casi resultaba doloroso.

 Gritó sorpresivamente.

 Dios, ¿qué demonios le estaba ocurriendo? ¿desde cuándo era tan jodidamente sensible?

 Su polla se tensaba por momentos, tanto que le dolía y se retorcía suplicando duro que lo aliviara de una vez. Y joder, Lan Zhan debió oír su vehemente grito interno porque dejó de tirar del pezón y lo cubrió con un lametón cálido y calmante para, acto seguido, volver a chupar.

 Era evidente que Lan Zhan sentía un deseo incontrolable, y eso a Wei Ying se le antojaba emocionante. Le hacía un poco de daño y al mismo tiempo le daba mucho placer. Pero lo que más le excitaba era la urgencia de su deseo. Quería alimentarlo... hacerlo crecer. Arqueó su cuerpo contra el de él y se le escapó un gemido.

 Lan WangJi levantó su cabeza y Wei WuXian ahogó una exclamación de sorpresa al dejar sentir la cálida sensación sobre el pecho... el fin momentáneo del placer. Lan Zhan estudió su cara con una expresión rígida, con sus ojos bien abiertos, y Wei Ying podía sentir la tensión cada vez más intensa en él, en una furiosa guerra interna.

Caos en la oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora