— Majestad, uno de los escoltas del primer ministro ha venido, dice que la princesa a invocado un familiar — Mikhe hablaba con discreción al oído del hombre — Agrego que el señor Herminio está viniendo hacia acá, dijo que lo vería en su oficina y explicaría mejor todo — termino por decir antes de alejarse un poco.
Kay, que había estado mirando con desinterés la celebración que se desarrollaba frente a sus ojos, se puso tenso. Había olvidado la existencia de ese pequeño ser. Se levantó de su trono y salió del lujoso espacio con la vista de todas las personas puestas en él.
— Su alteza — el hombre que fue enviado se inclino ante Kay cuando lo vio de lejos. Trato de levantar su cuerpo, pero pronto sintió una fuerte pesadez que lo atormentaba, al alzar un poco la vista se dió cuenta de que era observado fijamente por el emperador, sus ojos parecían ser parte de las montañas más heladas del mundo, se atemorizó de inmediato.
— Dime qué dijo Herminio con exactitud — el no se daba cuenta de que estaba usando una de sus magias secundarias, y está era la dominancia; este poder podía hacer que te pusieras por sobre otros y aunque no era difícil de crear, si es difícil de mantener. Kay fue casi como un prodigio en esta magia, no tardó mucho en empezar a utilizarla para su propio beneficio. Después de tantos años, ya existían ocaciones en las que la usaba sin darse cuenta.
— El mago me pidió que le transmitiera el siguiente mensaje — contesto con una gota de sudor recorriendo su rostro, estaba haciendo un gran esfuerza al responder con la dominancia ejerciendo su poder sobre él.
Mikhe, que se dió cuenta de inmediato, le informo al emperador de su estado. Kay controlo su poder y le ordeno al soldado que continuara.
— El mago me pidió informarle, que la princesa a invocado a un familiar — termino por decir, respirando con más tranquilidad.
— ¿Estás seguro de eso? — dijo Kay desconfiando de la información.
— Así es, emperador. Puedo asegurarle que yo mismo fui testigo del hecho.
Kay no dijo más, siguió su camino siendo seguido por Mikhe y el escolta de Herminio.
Daba pasos tranquilos, aunque en su mente martillaba la información que su caballero le había entregado. Tenía que ser alguna equivocación de Herminio o de ese estúpido caballero al que había mandado como mensajero; la invocación de un familiar era imposible para alguien de esa edad, lo más probable es que los poderes de la niña se hayan descontrolado y las personas deben de haber vista algo extraño. Trato de dejar de lado el asunto, pensarlo de más no le quitaría las dudas de encima; además, el ya descubriría todo con la presencia de Herminio.
Esquivaba lugar tras lugar, el palacio era bastante grande, por lo que tardo unos minutos algo largos hasta llegar a su destino.
Abrió la puerta sin más y dentro estaba un anciano en túnica blanca sentado en un cómodo sillón que estaba dentro de la oficina.
— No hace mucho que te despertaste — comento el mago aún sin darse cuenta de quién había llegado — Será mejor que sigas recostada.
— No hace falta — la voz infantil era dulce y empalagosa, todo aquel que la escuchará pensaría en lo adorable que sería la personita que portaba esa tierna voz — Ya dormí mucho — aseguro tras dar una risita.
Desde su puesto, Kay podía ver una pequeña cabellera roja sobresaliendo por sobre el mueble.
— Herminio — le llamo Kay para que por fin le prestará atención.
— Su majestad — Herminio se levantó de su lugar y le hizo una leve reverencia a Kay.
Por otro lado, la pequeña sentada en otro lugar se estremeció al escuchar esa voz, ya había pasado bastante tiempo desde la última vez.
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El destino de una princesa
FantasyEleonor vivía una vida común hasta que un accidente de tránsito cambiaría todo. Cuando despierta ya nada es lo mismo, ella ha reencarnado como una princesa del libro que leyó minutos antes de morir. Está destinada a ser asesinada, pero se prometió a...