Kay no tardó en utilizar su magia contra la barrera, siendo él el único que apenas lograba crear grietas en ella. ¿Quién demonios podía tener tanto poder como para crear una barrera con aquella magnitud de resistencia? No lograba hallar una respuesta que le hiciera sentido, pero no era lo que necesitaba en ese momento, lo que necesitaba era deshacerse de aquella cosa e ir tras Fiama.
- ¡Ábrete, maldita sea! - la voz de Kay estaba cargada de una urgencia que nunca nadie había visto antes y el rostro lleno de desesperación casi recordaba a un joven Kay que aún no sabía cómo defenderse o cuidar de otros - !!ÁBRETE!!
Todos los caballeros empezaron a atacar aquella barrera sabiendo que debían hacer que su emperador pudiera ir del otro lado de inmediato. La princesa estaba en peligro, era más que obvio. Con tantos ataques de los hombres y mujeres más fuertes del imperio mezclado con los insistentes golpes de magia que lanzaba Kay la barrera por fin cedió y desapareció al instante. Kay saltó para adentrarse al portal, pero pronto una bruma de energía se liberó de repente, siendo este el último recurso para evitar que alguien cruzará.
Una broma negra y rojiza que parecía tener vida propia empezó a atacar a diestra y siniestra. Era como si largos y gruesos tentáculos salieran del portal.
El primer golpe que recibió Kay lo mando a volar varios metros alejándolo del portal. Aunque lo había tomado por sorpresa, pudo recomponerse al instante. Los caballeros de Kay no tardaron en reaccionar pudiendo evitar aquello con facilidad y en un momento rodearon a Kay para protegerlo.
Pronto, algunos caballeros que estaban concentrados en luchar gritaron en agonía. Cuando sus compañeros más cercanos se dieron cuenta ya fue tarde, siete hombres estaban tirados en el suelo con un charco de sangre derramándose de sus cuerpos. Para cuándo Kay y el resto regresaron las miradas intentando entender que ocurría, fue que vieron la misma bruma saliendo del estómago de un hombre. Los tentáculos que atacaban al azar mientras que aquel cuerpo se dejaba llevar, no había expresión alguna, de hecho, también parecía muerto. Al mirarlo por un momento Kay reconoció que se trataba del caballero enviado por su hermano para guiarlos hasta el portal. Nadie podía entender que estaba sucediendo, pero si sabían una cosa y es que ahora estaban atrapados de ambos lados.
La defensa y ataque no eran torpes, las batallas y guerras libradas les habían dado años de experiencia para organizarse de inmediato bajo las órdenes de Kay que también fueron rápidas. Entre defensa y ataque lograron mantener a raya a aquellas cosas mientras Kay trataba de analizar todo. Pensó en su hermano, ¿Acaso Callidel le había mentido? ¿Acaso había sido una trampa de su hermano? ¿Pero por qué? ¿Con que fin?. Más y más preguntas surgían en su cabeza mientras intentaba darle sentido a la situación. Ciertamente su relación con Callidel no era la de dos hermanos cercanos, pero con los años construyeron una relación lo bastante solida basada en el respeto mutuo y experiencias de vida similares.
- Maldición... ¿Qué mierda está sucediendo? - cuestionó Kay para sí mismo sintiendo de alguna manera que se le acababa el tiempo. Había perdido muchos minutos valiosos en este sitio. Sopesó por un momento que debía hacer, por ahora estaban bien, pero necesitaban acabar con esto rápido porque su instinto le gritaba que no volvería a ver a Fiama. Miró a Mikhe que regresaba luego de repeler un ataque que venía del lado izquierdo - Mikhe, necesito salir de aquí.
Incluso con los gritos de la batalla, los ataques y las voces, Mikhe escuchó claramente a Kay. Notó ese miedo en sus ojos, el terror por perderlo todo de nuevo, lo que consideraba más importante desaparecería una vez más. Él mismo estaba asustado, la princesa era la niña más divertida y adorable que había conocido, no podía evitar elogiarla por no ceder ante los caprichos de su padre y por mantenerse tranquila ante tantas situaciones, por ser tan fuerte y encantadora como solo ella podía. Y aunque no sabía cómo admitirlo, la idea de que Camille no volviera a sonreírle nunca más, de no volver a escuchar su voz, le pareció completamente desesperanzadora, no era algo que quería imaginar.
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El destino de una princesa
FantasiEleonor vivía una vida común hasta que un accidente de tránsito cambiaría todo. Cuando despierta ya nada es lo mismo, ella ha reencarnado como una princesa del libro que leyó minutos antes de morir. Está destinada a ser asesinada, pero se prometió a...