Capítulo 34

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- Recuerda - Kay habló antes de separar todos los pergaminos que relataban los sucesos de aquellos terribles años - ... Solo uno por semana.

No quería dejarla leer todo esto, si hubiese podido, habría destruido esos pergaminos desde el momento en el que los leyó, lo intento de hecho, pero no fue más que una pérdida de tiempo. Tenían un poderoso hechizo sobre ellos, era claro que había sido puesto por un Dios, aunque el fuera un mago poderoso, había una fuerza limitada en la magia humana, en cambio los dioses eran distintos. El emperador Akergin debió tener planes importantes para esos pergaminos, de ser así, no habría sellado un pacto que lo llevaría a la muerte tan pronto, un pacto con un Dios era una de las cosas más peligrosas que se podía hacer, solo una persona desesperada y sin opciones lo aceptaría.

- Entiendo - dijo la niña asintiendo, mientras pudiera obtener la información que buscaba y entender  porque los usuarios de fuego fueron extintos, ella aceptaría cualquier condición.

La magia de Kay elevó los 17 pergaminos, los envolvió en un suave viento y se dio la vuelta para volver por donde vinieron, los pergaminos flotaban tras el pelinegro.

Tan pronto salieron se volvieron a topar con aquella bestia tanto maravillosa como intimidante.

Aunque a la niña le asustaba un poco la espectacular criatura, sus deseos por acercarse eran grandes, estaba un poco avergonzada por querer actuar de una forma tan infantil.

Para Alide no pasó desapercibido los ojos deseosos, sonrió un poco al ver que Yashiel no causaba solo miedo en la pelirroja.

- Puede acercarse si lo desea, su alteza - la mujer dejó caer su mirada amable en Fiama y habló con tranquilidad.

Fue obvio que se dirigió a la princesa, el emperador estaba listo para negarse a la propuesta de Alide, no iba a dejar que su hija se acercara a esa bestia, ella era como un pequeño pastelillo, sin duda la boca de ese animal no tendría que masticarla, con tragar sería suficiente.

- Si quiero - a la niña le brillaron los ojos tan pronto oyó a la mujer, espero a que Kay la bajara, cosa que no sucedió - Su majestad... ¿le importaría dejarme ir? - ella le reprochaba con la mirada.

El hombre no dijo nada, pero ante esos ojos un tanto ansiosos, no pudo resistirse demasiado.

Los pies de Fiama tocaron el suelo, y con el corazón latiendo un poco fuerte, se acercó. Quedó a unos tres metros de distancia y aún podía sentir la respiración del enorme animal.

- ¿Quiere acariciarlo?

Alide trataba de animarla sin presionar demasiado, si la pequeña llegaba a decir que no, solo dejaría que Yashiel volviera a su puesto, aún había cosas valiosas que cuidar allí abajo, así que aún no le era posible llevarse al gran Puma con ella.

Claro que quería acariciar ese hermoso pelaje, pero le asustaba mucho la reacción que pudiese tener la bestia. Con lo poco que sabía ya era suficiente para incrementar la inseguridad.

- Creo que por ahora no será posible - Kay empezó a caminar hacia ella - Yashiel es tranquilo contigo, pero los estraños no somos de su agrado - hablo con seriedad.

La mujer no quería que la pequeña la viera como una mala persona, quería crear un poco de cercanía entre ambas, aunque era un poco tonto cuando partiría al día siguiente y muy posiblemente no se volverían a ver.

- Es cierto, discúlpeme princesa, sobrepase los límites- ella no estaba enojada por la forma en que Kay la observaba, el orgullo salió a flote, no pensó que ese hombre se volvería tan protector con la hija que decidió abandonar en su momento.

El destino de una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora