La energía que percibía desde hacía varios kilómetros la hizo temblar, era fácil de entender que su padre no estaba de buen humor y para su desgracia, Liel no se hallaba por ningún lado, lo que significa que no tendría ningún apoyo.
No demoró en llegar con la gigantesca y agraciada figura de su padre, sus ojos cubiertos en furia la dejaron congelada y por un instante creyó que la haría desaparecer. Por lo general su padre tenía un buen humor, pero cuando se enojaba cometía ciertos tipos de acciones que causaban terribles efectos alrededor de todo.
- Padre... - habló lo más firme y tranquila que pudo, aunque al evitar la mirada de él, estuvo claro que no se sentía nada cómoda.
Darrash entrecerró los ojos y una fuerte corriente presionó el cuerpo de la diosa. Ella intento hacer el máximo esfuerzo por no mostrar el dolor que la acción de su padre le causaba, aún así, terminó por doblegarse mientras unos cuantos quejidos salían de sus labios.
- P-pad-re - su tono se volvió tembloroso y tan bajo que a penas y se le podía oír, sentía que la presión la mataría en cualquier momento y eso la asusto muchísimo, no quería morir, tenía miedo y más ahora que estaba descubriendo nuevas cosas sobre sí misma y sobre Ethani. Además, a diferencia de los humanos, ella sólo terminaría en la nada, como si nunca hubiera existido, su alma solo se desvanecería, por lo menos quería estar un poco más junto a Ethani, tan solo un poco más - D-eten-te... por... f-favor - rogó apunto de caer en la inconsciencia.
La fuerza que ejerció sobre la diosa desapareció y ella solo pudo agradecer que hubiese acabado, rara vez su padre se comportaba así y cuando lo hacía, era porque estaba muy enojado.
- Ignis, yo en verdad te amo hija - comentó con un tono apacible, lo cierto es que luego de haberla hecho doblegarse un poco, lo hizo sentir mejor - Pero últimamente has actuado diferente y eso... - movió un poco la cabeza y sus ojos se volvieron más amenazantes que antes - ... Me molesta.
Ignis levantó ligeramente la cabeza, luego de casi haber sido aplastada hasta la muerte, no tenía muchas ganas de seguir enfrentando a su padre.
- Entiendo tu curiosidad por los humanos, pero... - tuvo que reprimirse así mismo para no cometer una locura, cerró los ojos como tratando de olvidar lo que había visto - ¿Como te atreviste a tener un acercamiento tan inapropiado con un humano? ¿No ves que ellos son un entretenimiento? Tu eres una diosa, un pilar importante en el universo, no puedes tener ese tipo de comportamiento, ni siquiera por curiosidad - recordó casi mirándola con horror, ella no era de hacer ese tipo de cosas, no entendía que es lo que le había pasado, y de hecho no podía seguir permitiendo que aquello siguiera pasando - No me agrada ese humano tampoco, aún sabiendo quien eres se atrevió a poner sus patéticas manos sobre ti.
Debía quedarse callada, era lo mejor, y lo sabía, y aun así, cada palabra que salía de la boca de su padre le hacía crecer un sentimiento de impotencia en el pecho hasta que simplemente no pudo guardarse las palabras.
- ¿Curiosidad? ¿Entretenimiento? - la dureza en su voz igualaba a la de Darrash - ¿Patéticas... manos? - era a ella a quien no le gustaba lo que estaba oyendo - ¿Es así como piensas de los humanos?
No le gusto nada las palabras que Ignis lanzó en su contra, hacían que su enojo volviera a crecer.
- Así es.
No había razón para negarlo, ellos solo estaban allí para deshacer su aburrimiento mientras seguía extendiendo el universo. Al menos hasta que ese momento llegara. Por esa razón no podía pensar en que su hija cometiera errores como el que había tenido que presenciar.
- Si así piensas de ellos... no quiero ni imaginarme lo que tu piensas de Liel y de mi - dijó sin interesarle ni un poco lo que fuese a hacer su padre.
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El destino de una princesa
FantastikEleonor vivía una vida común hasta que un accidente de tránsito cambiaría todo. Cuando despierta ya nada es lo mismo, ella ha reencarnado como una princesa del libro que leyó minutos antes de morir. Está destinada a ser asesinada, pero se prometió a...