Capítulo 14

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Varios mil millones de años antes

- No quiero que te vayas... - murmuró con un tinte de tristeza, su corazón dolía demasiado, desde que ella empezó a unirse con esos seres, todo había cambiado - Ellos no merecen tu atención... no es necesario que estes cerca de ellos... - replicó de inmediato, odiaba la idea de que se alejara, pero odiaba más que ella no se diera cuenta de su sentir - Por favor Ignis, piénsalo un poco más...

- No hay nada que pensar - respondió con normalidad, una sonrisa grabada en su rostro dulce.

El viento azotaba con dureza la altura en la que estaban, un humano normal no podría soportar el frío que golpeaba las montañas dónde ambos estaban. Sin embargo, ellos se veían sorprendentemente bien, como si la temperatura fuera la más normal del mundo; aunque tenía sentido, los dos no eran comunes, ni un poco. Sus seres estaban hechos para ser más que comunes. Y era por esto mismo, que él no entendía porque ella prefería mezclarse con el resto de las criaturas normales, los seres mortales.

- ¿Me dejaras solo?... ¿Me dejaras para irte con ellos...? - la decepción estaba más que marcada en su tenue voz.

- Liel... - los hermosos ojos brillantes de ella lo observaron con calma - Tu y yo somos uno, pero mi deseo es poder ser un individuo aparte. No te pido que comprendas lo que siento, es egoísta. Pero desde que fuimos creados, hemos estado juntos. Yo deseo más, deseo la libertad.

La ira comenzó a apoderarse de él.

- Es por la descendencia que has creado con ese mortal... ¿Cierto? - el tono rojizo comenzó a esparcirse en sus iris.

- Ella es... especial... Tiene mi sangre celestial y la sangre de un mortal corriendo por sus venas... - volvió a ver hacia el acantilado que se expandía infinito - Solo deseo ver en lo que se convertirá.

- ¡¡Puedes hacer eso sin tener que convertirte en una de ellos!! - rugió con furia.

Ella suspiro y lo miro casi con lástima - Es porque no lo entiendes. No has vivido con ellos... sabes todo sobre ellos, su funcionamiento, su propósito, sus inicios... pero no los entiendes. Y tampoco me entiendes a mi - no se dió la molestia de seguirlo observando, prefería mantener sus emociones calmadas. Los desastres ocurrirían si ella se enfrentará en un batalla con Liel - Ellos son un parpadeo en nuestras vidas... Ese hombre ya murió, pero mi descendencia está viva, y está mostrando habilidades más allá de la imaginación.

- Ignis. Nuestro propósito es mayor. La gloria y dedicación de esos seres está hecha para nuestro padre. Nosotros tenemos que mantener a esos mortales en orden, que sepan y aprecien la presencia de nuestro padre. Nada más - si pudiera, le daría un golpe en la cabeza para ver si con ello reaccionaba de una vez.

- Lo sé, y padre lo sabe.

- No parece que lo sepas. Te has cegado por la estupidez de los mortales - apretó los puños, si seguía así, no dudaría en atacarla - Si te vas ahora... estarás abandonando todo lo que padre nos confío.

- Liel... yo ahora tengo mis propios propósitos... - sin discutir más, dió un salto al acantilado y desapareció en la niebla que allí se formaban.

Se derrumbó, ella era lo único que le importaba... y ahora se había ido.

Durante un buen rato, se sintió perdido. Nada parecía tener sentido; de hecho, el sentido de la vida para Liel, se había esfumado.

- Ellos me la arrebataron - murmuró - Tu egoísta decisión me causa dolor, Ignis.

El color rojo como la sangre termino de ocupar sus ojos y un toque asesino se acentuó en ellos.

El destino de una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora