La luz del sol comenzaba a iluminar dentro de la habitación y si no fuera por el sonido de las cerraduras siendo abiertas, habría pensado que se trataba de otro día tranquilo.
Que patético, una mujer se había aprovechado de él y ahora lo estaban obligando a casarse, no podía creer lo increíblemente débil e ingenuo que podía ser, no podía ser más patético.
- La ceremonia será pronto, es hora de que te prepares - uno de los guardias habló e hizo pasar a un par de jovencitas con el traje y las joyas necesarias para vestirlo.
Sería fácil resistirse ante aquellas muchachas y tal vez podría escapar de quienes lo custodiaban, pero debía ser ágil, tendría que buscar a Ninel y llevársela con rapidez o todo terminaría.
- Espero que no estés pensando en huir.
Sus ojos se abrieron ante la repentina voz del rey, el hombre entró con el rostro inundado en seriedad.
‐ En este momento, tu hermana está siendo vigilada por los mejores caballeros del reino, cualquier intento de escape de tu parte terminara en un desenlace fatal para ella.
Apretó la mandíbula y procesó con rapidez aquellas palabras - ¿Desde cuando amenazas la vida de mi hermana, rey Oswald? - no podía negar que se sentía traicionado, entendía hasta cierto punto porque el hombre actuaba de esa manera, pero llegar a amenazar a Ninel era demasiado - Jamás lo creí capaz de algo así, su majestad.
- Esta vez es mi sangre y mi orgullo los que están en juego, no puedo ignorar la situación.
Ya lo había imaginado, si actuaba de forma estúpida sería Ninel quien pagaría las consecuencias, no debía ser imprudente. Lo mejor que podía hacer era seguir el juego por un tiempo y al menos en el primer descuido, lograr alejar a su hermana, luego de eso ya vería que hacer.
‐ Bien, entonces no se arrepienta después cuando aparezcan las consecuencias de este error - se levantó del suelo y caminó sin mirar a nadie a la cara.
En instantes estuvo listo y fue escoltado hasta la iglesia, le incomodaba ser observado por tanta gente, podía escuchar un par de las habladurías que soltaban los invitados, varios se burlaban de Rizi, mientras que otros no dudaban en menospreciar al príncipe caído. Había olvidado lo incómodo que era todo eso, lo poco que le gustaba ser parte de la nobleza, la hipocresía que se respiraba por todos lados.
Pronto un par de exclamos sobre la belleza de la novia aparecieron y en un instante el ambiente se cubrió con una máscara de falsa alegría.
El rey se paró frente a la pareja y con un par de palabras dió inicio a la ceremonia.
- Sonríe Ethani, no deberías poner una mueca de tristeza en el día de nuestra boda - Rizi parecía genuinamente feliz, aunque también había un poco de superioridad tras sus palabras.
- No te entiendo Rizi - el joven respondió sin mucho ánimo, casi aburrido - Lo único que estas sacando de esto es un futuro esposo que te desprecia con toda su alma, un enojado exprometido que podría intentar dañarte y ser la burla de toda la sociedad en la que tanto has trabajado - en sus ojos no se podía leer nada, es como si hubiera una gran pared en ellos, una que jamás podría ser cruzada - Este capricho tuyo va a costarte demasiado.
- ¿Y que? - su mirada se tornó rabiosa - Mientras te tenga, entonces está bien. No necesito de esos estúpidos que solo buscan estar bien bajo los ojos de mi padre.
Ethani dejó escapar un suspiro - Eres demasiado tonta.
Nadie pareció fijarse mucho en los susurros entre ambos, además del rey quien pareció algo disgustado por esto, más no dijo nada.
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El destino de una princesa
FantasíaEleonor vivía una vida común hasta que un accidente de tránsito cambiaría todo. Cuando despierta ya nada es lo mismo, ella ha reencarnado como una princesa del libro que leyó minutos antes de morir. Está destinada a ser asesinada, pero se prometió a...