- Su majestad, se que desea volver de inmediato, pero ya ha aceptado la invitación del Rey Magus - Mikhe se interpuso en el camino de Kay y entendía el apuro, sin embargo, el imperio estaba en manos más que capaces y el asunto de Breg había sido resuelto - No puede hacerle tal desplante.
Si Mikhe no fuera prácticamente su más leal e importante amigo, ya lo habría puesto en su lugar; pocos tenían el privilegio de poder de decirle este tipo de cosas a Kay. El emperador lo observó de mala manera, pero bien sabía que lo que su caballero decía era cierto. Ya había aceptado hacer una visita corta, fallar ahora solo lo dejaría mal a su anfitrión y quien sabía si algún día llegaría a necesitar de ese reino, justo como en ese momento. Ademas, el rey abdicaría pronto y aún el trono estaba siendo debatido entre sus tres hijos mayores, a los cuales no había visto hace bastante tiempo. Y sería bueno para él ver quien podría ser el próximo gobernante del reino vecino.
Kay asintió, debía mostrar serenidad, era algo que nunca le había faltado, el problema es que aquella llamada realizada por parte del palacio lo había desestabilizado por completo. Al pensar en la pequeña, le vinieron aquellos ojos medianamente enrojecidos y con las lágrimas acumuladas, sus mejillas rojas debido a los gritos que dejó salir y su respiración agitada. Suspiró con fuerza, si ella realmente no fuera su hija, no habría soportado tal espectáculo. Y como pudo, se relajó.
Era cierto, ella estaba en buenas manos, todos estaban allí para protegerla, bien sabía que un cariño profundo se había arraigado en los corazones de quienes la rodeaban, lo que significaba que si fuese necesario, darían la vida por Fiama. Además, ya había dado su orden, la cual era absoluta. Esperaría hasta más tarde para conversar con Herminio y saber exactamente que había sucedido.
En el camino trató de pensar más bien en todo lo que habían encontrado en aquella vieja cabaña. Además de los cuerpos habían muchos signos de lucha, a su mente venía una escena aterradora, con unos jóvenes tratando de sobrevivir y que lucharon por intentarlo, pero con resultados inútiles. Aunque le parecía que faltaba algo, pero tampoco podía asegurar el que. Sin embargo, la incomodidad era continua, lo que significaba que no se equivocaba, debía actuar con cautela, al menos eso es lo que su instinto le indicaba.
Terminaría pronto con el asunto del rey y volvería de inmediato, una noche sería suficiente.
Un poco antes de que el cielo se tornará de matices oscuras, llegaron al palacio. El rey Magus de Suterian lo recibió con una enorme sonrisa, junto a él su familia, su esposa Lara y sus 9 hijos. Kay los saludo sin demostrar demasiado gesto y aunque esto podría haberlos ofendido, no sucedió debido a que ya eran conscientes de la personalidad del emperador vecino. Magus se esforzó en preparar todo, aunque gracias a sus soldados estaba al tanto de lo que estaba pasando con el emperador, no podía negar que le decepcionaba un poco que no pudiera tomarse un poco más de tiempo para estar allí, aunque también era algo un poco interesante saber que inclusive alguien como Kay tuviera un complejo con su hija, era información importante y no lo pensaba de forma siniestra para crear un plan maquiavelico, en realidad, solo quería que su reino y el imperio de Kay tuvieran una buena relación, tener un imperio tan importante como aliado no le venía mal a nadie y menos a un reino pequeño como lo era el suyo. Hasta ahora se había mantenido muy bien debido a la diversidad de piedras preciosas, aunque eso mismo los exponía, en algún momento algún país querría atacarlos y quedarse con esa riqueza, incluso Intravella, entonces lo mejor era valorar y crear buenas relaciones con su gobernante. Pero era bastante difícil y más cuando este respondía con unos pocos monosílabos, asintiendo y poco más. A Kay no le interesaba mucho, pues sabía todo lo que había que saber sobre la historia de Suterian y quienes conformaban la realeza. Agradecía el haber recibido su ayuda para poder entrar y saber de los hermanos de Alide. Bueno, tampoco es que se hubiera detenido si el permiso le hubiera sido negado, habría entrado de forma sigilosa.
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El destino de una princesa
FantasyEleonor vivía una vida común hasta que un accidente de tránsito cambiaría todo. Cuando despierta ya nada es lo mismo, ella ha reencarnado como una princesa del libro que leyó minutos antes de morir. Está destinada a ser asesinada, pero se prometió a...