Capítulo 28

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El hermoso atardecer que brindaba aquel mundo lleno sus emociones con aquella sensación de satisfacción que tanto le gustaba.

De un salto estuvo flotando en el espacio, este lugar que solía verse frío y obscuro en un principio, terminó por convertirse en una maravillosa creación. El universo estaba completo, no había nada más de lo que ella o su hermano debieran estar atentos, de ahora en adelante, cada ser en los mundos llenos de vida debía ser responsable de lo que hacía.

Habían sido millones de años desde que se le encargó la misión de ver como se desarrollaba todo en cada mundo.

Y ahora... ¿Cuál sería su deber? No estaba segura, no había una respuesta concreta a esa pregunta, pero encontraría algo para hacer o su padre le proveería una nueva orden.

Estaba lista para regresar al lugar donde su padre se asentaba, solo que al sentir las ondas inusualmente rápidas que iban en su dirección, se detuvo.

La figura de su querido hermano apareció frente a ella en menos de un segundo, no se veía de buen humor.

- Liel ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar revisando que todo vaya bien con la implementación de magia en Lesia? - estaba algo confundida, su hermano no era alguien que dejara trabajos a la mitad, así que no entendía porque había abandonado el lugar que se le encargó.

El hermano mayor suspiro con pesadumbre - Estoy agotado... esos mortales no son aptos para poseer magia - murmuró con leve molestia.

- ¿Cuál es el problema? - la mujer se acercó con una sonrisa suave, al menos para traspasar un poco de tranquilidad a su hermano, acomodo un poco el cabello desordenado y espero a que le contestara.

- Tienen muchos problemas para controlar los poderes que se les ha otorgado... y no es lo peor... - de solo pensar en la incompetencia que mostraba cada uno de esos humanos, le parecía que su energía se iba desvaneciendo cada vez más - Están tratando de deshacerse de los dioses para robar su energía...

Ignis le miró con preocupación, eso era bastante grave, y si no se contenía, habrían problemas más serios con un simple descontrol de magia.

- Iré a revisar, ve a hablar con nuestro padre e informarle de todo. Aún no es muy tarde para hacer desaparecer la energía mágica.

Liel aceptó, sabía que su hermana contendría a todos aquellos que estaban causando daño en varios lugares de ese mundo.

No tardó demasiado en llegar, siendo seres celestiales, su velocidad era inigualable. Al llegar pudo sentir la agonía que surgía de la tierra, los dioses que fueron plantados en cada lugar, son estabilizadores de toda la magia existente, desde los más grandes hasta los más pequeños.

Después de soltar un suspiro decidió bajar hacia la tierra, crear nuevos dioses para mantener el equilibrio no era difícil, pero su energía decaía varios niveles, por lo que después de hacerlo tendría que tomar un descanso en el lugar.

Tan pronto sus pies tocaron el suelo, la magia que se estaba desbordando regreso a ella.

Noto entonces que tras de sí estaba el cuerpo de un pequeño dios, todos los seres que estaban allí no se crearon para pelear con los humanos, estaban allí para mantener el equilibrio. Le preocupo mucho la reacción de los mortales con aquellos que fueron creados por sus poderes.

"Olvide que siempre hay peligro cuando alguien tiene cierta cantidad de poder..."

Dio unos pasos para poder acercarse al pequeño dios, no era de gran altura, se trataba de alguien delgado y con una piel pálida, así mismo su cabello era de un tono blancuzco.

El destino de una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora