Capítulo 15

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— Concéntrate — dijo la voz masculina detrás de la niña.

Apenas giro, pero no fue suficiente para notar que Ryu ya había lanzado un ataque con su magia de luz, formó una flecha que no tardó en golpearla en toda la boca del estómago. Su cuerpo no aguanto el impacto, casi salió volando debido a la magia de Ryu, cayó de rodillas y llevo la mano a la zona afectada, por unos momentos el aire desapareció de sus pulmones y la fuerza que tuvo antes de recibir el impacto, desapareció.

— No estás concentrada — dijo con tono severo.

Después de recuperar un poco el aire, alzo levemente la cabeza y observó el rostro serio de quién era su maestro.

— Sueles evadir esa ataque muy fácilmente cuando entrenas. Pero hoy no estás concentrada — agrego de la forma más dura posible.

— Lo siento, tío Ryu — se disculpó con sinceridad, una leve sonrisa se formó en sus labios antes de seguir hablando — Hoy es el día en que llegan de la guerra.

Ryu resoplo un tanto cansado. Estaba actuando un poco diferente a su yo normal, pero la misma Fiama le había pedido una y otra vez que luchará con fuerza en sus entrenamientos. Cada golpe que recibía la pequeña pelirroja, era un golpe en su conciencia, pero ella siempre mostraba una sonrisa y aseguraba estar bien. Gracias a estas peleas casi diarias, ella había mejorado bastante en el combate con magia, aunque hoy día, su cuerpo parecía haber olvidado todo lo que llevaba aprendiendo desde hace tiempo.

Dejo escapar un suspiro y se arrodilló para quedar a la altura de Fiama, que en algún instante, ya se había sentado.

— ¿Estás preocupada por el emperador? — pregunto está vez como su protector y no como su maestro.

— No, en realidad no estoy preocupada por el emperador — “Estoy preocupada por las personas que está trayendo con él” grito su mente.

Al ver que el rostro de Fiama no mostraba cambio alguno, imagino que decía la verdad, y quiera o no admitirlo, eso lo hacía sentir tranquilo, pues podía notar que ella en verdad no veía al emperador como su padre.

Observo a su alrededor, notando que todo estaba vacío, exceptuando a los dos guardias que escoltaban a Fiama en todo momento.

— Ya es hora de irnos. Camille me matará si no te ves presentable para la ceremonia.

— Tienes razón... Esto es demasiado tedioso... — se quejo un poco antes de levantarse del suelo y tomar la mano de Ryu.

— Ustedes dos regresen al palacio, yo tomaré el camino cortó junto a la princesa — les informo Ryu a los guardias antes de desaparecer ante sus ojos.

Los hermanos se miraron un poco molestos, odiaban que Ryu siempre se llevará a Fiama de esa manera y los dejara a ellos dos a su suerte. Si no fuera por la petición de la misma Fiama, sobre obedecer las órdenes de Ryu, ya se le habrían lanzado encima. No les gustaba nada que él fuera el entrenador de la princesa.

— Regresemos — dijo Beth un tanto resignada a la situación.

Fiama y Ryu aparecieron en la habitación propia de la niña. El ruido de las persona, yendo de aquí para allá, no había parado desde el momento en que ambos fueron a practicar como era costumbre.

— Me iré a cambiar, debo verme bien para recibir al emperador — comento Ryu con un toque de sarcasmo

Fiama asintió sonriendo, ella sabía que Ryu era un noble y aún así, siempre lo había visto usando ropa demasiado cómoda y nada indicada para alguien que provenían de una familia con un alto estatus, así mismo, sus movimientos siempre fueron demasiado simples, nada elegantes.

El destino de una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora