Un poco después del mediodía llegó Lady Kasta, con una gran sonrisa, lista para conocer a la pequeña princesa. Nada más verla, sintió el parecido que había sacado de su madre. En el pasado Ferlia Kasta había diseñado varios vestidos para la reina Liza, el estilo de la reina era simple, pero elegante, causó una gran sensación, pues toda su ropa estaba basada en el estilo de su lugar de origen.
— Es un placer conocerla Lady Kasta — la pequeña se inclinó y levantó las comisuras de sus labios con delicadeza.
Un gran brillo apareció en los ojos de la mujer, el perfil de la pequeña princesa era el más maravilloso que había visto en muchísimo tiempo, la ropa que confeccionaba era hermosa, pero no la llenaba por completo, no tenía inspiración, pero nada más ver ese tierno rostro, las ideas empezaron a surgir, los colores y diseños se amontonaban en su cabeza que apenas podía procesarlos.
— Por el gran Dios Darrash, es un verdadero honor conocerla, princesa — la mujer dio una agraciada reverencia y la miro de pies a cabeza — Agradezco que la princesa me dedique un poco de su tiempo.
Fiama estaba algo incómoda, podía notar la ilusión en los ojos de la mujer, esperaba que esto no tardara mucho, solo debía tomarle un par de medidas y eso sería suficiente, estaba segura de que siendo la mejor modista de Intravella, no hacía falta que le prestara demasiada atención; en este momento lo más importante para la pequeña pelirroja era conseguir aquellos pergaminos que le fueron negados.
—¿Lady Kasta, desea beber un té antes de empezar? — Camille se apresuró en mostrarse cortés, debía enseñar la hospitalidad de la princesa, ya que esta mujer era la primera persona fuera del palacio que conocía a Fiama, ni todos los sirvientes del palacio habían tratado con ella, además se trataba de una persona importante y con muchas influencias, dar una imagen adecuada era importante.
La mujer se negó, ya conocía a Camille, aunque no había tratado mucho con ella, en su momento fue la primera dama de compañía de la reina Liza, así que hubieron pocos momento en que cruzaron palabras, pero le agradaba verla de nuevo, ella era una buena mujer, y solo viendo a la princesa sabía que estaba haciendo un buen trabajo criandola.
En un salón vacío la mujer empezó a tomar las medidas de la pelirroja, la niña no era muy habladora, no solía ser como otras pequeñas de la aristocracia que no paraban de hablar mientras imaginaban como sería su vestido, no estaba segura de si no le importaba el vestido o simplemente confiaba en que ella fuera a hacer un buen trabajo. Aun así, su actitud no le molestó, obedecía cuando debía hacerlo y respondía cuando se le preguntaba.
Por otro lado Ferlia Kasta no paraba de hablar indicaba de que colores haría la ropa y las decoraciones que llevaría. Y como no estar emocionada, hacía mucho tiempo que no diseñaba algo para la familia imperial, a Kay no le importaba mucho su vestimenta, la gente casi no lo veía, así que pasaba la mayor parte del tiempo con ropa simple e importada de ShecsaDarr, le gustaba mucho la ropa que usaban en aquel continente.
— Lady Kasta, ¿le importa si le hago una pregunta? — la niña habló de repente, miró de reojo a la mujer que había terminado de medir el largo de sus brazos, la dama no tardó en asentir y darle paso a saciar su curiosidad —¿Que tipo de vestido usó la reina Liza cuando se presentó ante la sociedad de Intravella?
La mujer no respondió por un momento, no es que le sorprendiera, más bien estaba tratando de recordar hasta el más mínimo detalle de aquel día.
— Oh, la querida reina se vió más deslumbrante que cualquiera — murmuró la mujer con una sonrisa inconsciente en los labios — Princesa, usted es consciente de cual es el animal protector de nuestra tierra ¿cierto? — la niña contestó con un breve 'si' —Su madre usó un vestido tan negro, que ni siquiera el cielo nocturno lo pudo igualar, al tener ella los ojos dorados, su parecido con un puma era impresionante. Se veía como una mujer decidida, valiente y hermosa. Ella se ganó el respeto de la gente desde un principio, ninguna mujer se había atrevido a usar algo negro debido a manchar el respeto hacia el animal protector de Intravella, excepto la reina.
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El destino de una princesa
FantasíaEleonor vivía una vida común hasta que un accidente de tránsito cambiaría todo. Cuando despierta ya nada es lo mismo, ella ha reencarnado como una princesa del libro que leyó minutos antes de morir. Está destinada a ser asesinada, pero se prometió a...