Lina observaba a su hermano con gran sorpresa. Nunca había visto a Kay comportarse de un modo tan... inusual, de hecho, el siempre había sido callado e inexpresivo, pero viéndolo así, sonriéndole a una niña, tomándola en sus brazos... No le gustaba nada lo que estaba sucediendo. Incluso estaba enfrentando a ese extraño hombre, con tal de tener a esa pequeña pelirroja en los brazos.
“Esto no es bueno” pensó ansiosa “No imaginé que esa cría de serpiente logró capturar la atención de Kay”.
Pensó que su primer plan funcionaría; dejo un hechizo simple, pero poderoso en el aprendiz del mago Herminio cuando estuvo de visita en su reino, se suponía que él desaparecería todos los poderes que la niña pudiera tener en su interior, pero de alguna manera, el estúpido aprendiz hecho a perder todo. Aunque estuvo preocupada por eso, recordó la decisión de su hermano, sobre entregarle la niña a la iglesia.
Todo estaba bien, los años comenzaron a pasar con extrema tranquilidad, de vez en cuando recibía noticias sobre Intravella, la niña no era importante para Kay, todo iba a seguir su curso, solo estaba esperando a que el tiempo correcto llegará.
La magia negra comenzó a ser parte de si misma, fue de ese modo que pudo infectar a toda la familia real de Asmuratte con un virus.
Para Lina, una mujer de muchas ambiciones, seguir siendo una princesa toda la vida, no era agradable. Ella quería más, siempre fue así, toda su vida deseo convertirse en la emperatriz de Intravella; había peleado con sus hermanos desde que era jóven, pero su padre... ese maldito hombre no le dió la oportunidad de demostrar cuan capaz podía ser para dirigir el imperio. Ni siquiera cuando el anterior emperador murió pudo hacer realidad este sueño; su hermano más joven, aquel que era despreciado por gran parte de la familia, el acabo con su estúpido progenitor, sin embargo, al hacer esto... él fue quien se llevó el puesto de maestro del imperio.
No mucho después, Kay la obligó a casarse con uno de los príncipes de Asmuratte, la entrego con facilidad a ese joven, que tenía un corazón demasiado débil e ingenuo. Todo el tiempo, recordaba a aquella sombra que se apareció ante ella ofreciéndole un trato que obviamente debía aceptar, el le prometió convertirla en la emperatriz, a cambio de volver inútil a la pequeña hija de Kay. Aunque aquello no funcionó, la sombra no pareció enojarse con ella, de hecho, le dió otra oportunidad, aunque estaba más que claro que no debía fallar de nuevo. Fue así que controló la mente de toda la familia real para que así se enfrentarán a Intravella, el resultado ya estaba claro, pero necesitaba una buena razón para volver a su imperio, además de que así, también haría el territorio de Intravella más extenso.
Para cuándo su hermano llegó al castillo real, solo hizo falta el último movimiento, hacer que todas esas marionetas se quitarán la vida. De esta forma, daría la imagen de estar sola y necesitar de su familia. Kay nunca fue muy amable con ella, pero sabía que él no le negaría ayuda a su hermana, apesar de que nunca habían tenido un excelente trato. Kay no tardó en proponerle volver al palacio imperial junto a él, para que pudiera seguir de nuevo su vida como parte de la familia Croix.
Lina estaba más que contenta, su plan en realidad había dado los pasos correctos, pronto estaría en el lugar que siempre había sido su hogar. Sabía que teniendo a su hija, nada podría salir mal. Esa sombra que le había prometido un futuro glorioso le aseguro que si usaba a su pequeña como un escudo, todo sería posible. No fue difícil interpretar esta frase. Debía hacer que su pequeña fuera lo más preciado para Kay.
En el viaje de regreso, fue cuando se enteró sobre la ahora llamada "Princesa de Intravella".
Cuando escucho de Mikhe sobre cómo la cría de serpiente había hecho varios progresos, algo dentro de ella enloqueció. Tenía ideas específicas sobre que hacer y como hacerlo, y en ello, la presencia de la hija de Liza, era una horrible mancha que se iba extendiendo por un largo mantel blanco. No entendía como fue que esa niña había tomado el interés de Kay, cuando la personalidad de su hermano y toda la historia que había tenido con la madre de la niña, lo habría hecho imposible.
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El destino de una princesa
FantasíaEleonor vivía una vida común hasta que un accidente de tránsito cambiaría todo. Cuando despierta ya nada es lo mismo, ella ha reencarnado como una princesa del libro que leyó minutos antes de morir. Está destinada a ser asesinada, pero se prometió a...