Kira.
Demasiado cerca de la comodidad
Samuel había quedado de pasar por mí. Como no sabía donde vivía le mandé mi dirección por mensaje de texto. Llegó muy puntual. Samuel, era completamente distinto a Damián. Él parecía ser un chico centrado, más tranquilo a comparación de su amigo. Era moreno y de cabello negro y alto, de la misma estatura que Damián.
Llegó y se presentó con mi madre, quien estaba en casa, pero ya iba de salida al hospital.
—Es un placer conocerla, Dra. Farías— dijo al estrechar la mano de mi madre.
—Así que tú eres Samuel. Encantada de conocerte.
Sonrió
—Nos vemos mañana—me tomó del brazo
—Hasta mañana— me despedí cuando se iba. Me quedé parada en el porche viendo como se iba en su coche.
— ¿Estás lista? —me preguntó Samuel.
Asentí
—Entonces es hora de irnos.
Él venía en el jeep de Damián
Al verlo me quedé algo sorprendida
—Él me lo prestó para que viniera a recogerte— indicó al ver mi reacción
— ¿Y en qué se va a ir él?
—Ellos ya están en el bar, acomodando los instrumentos.
Sonreí.
—Entonces, vámonos para que les ayudes
Nos subimos al jeep, arrancó, encendió el estéreo, en él venía un CD con algunas canciones en inglés. Eran las mismas que tocaban en el concierto. Casi para llegar comenzó a sonar too close for comfort, mi canción favorita. Entonces recordé el día en que le conté a Damián que esa era mi canción favorita.
Íbamos en su jeep, me dejaría en mi casa, cuando lo traía me llevaba hasta la puerta. Platicábamos acerca de nuestra música favorita. Le dije que me gustaba una banda llamada Mcfly, me dijo que conocía alguna de sus canciones, ya que alguna de sus novias lo hizo ver la película en la que salían.
—¿Cuál es tu canción favorita de ellos? —me preguntó
Sin pensarlo mucho respondí
—Too close for comfort
Me dijo que la conocía y comenzó a cantar el coro, yo canté con él.
—Qué bueno que no estudiaste canto
—Oye—le di un golpe en el hombro
Él rió, así que no pude evitar reír también.
—¿Kira? — Samuel me trajo de vuelta a la realidad
— ¿Sí?
—Te pregunté si hay alguna canción que quieras escuchar hoy.
Quería decirle que sí, era la misma que estábamos escuchando, pero no podía decirle. Me agradaba Samuel, en verdad, pero había algo con él, con su amistad, que no me hacía sentir como con Damián. Por alguna razón me sentía más cómoda con el pérfido sin vergüenza, que con el buen Samuel.
Negué con la cabeza.
—Cualquiera está bien.
—Muy bien— sonrió. Volteó a verme por unos cuantos segundos y después miró hacia el frente.
Tenía una nariz pequeña que quedaba a la perfección con los rasgos suaves de su rostro. Su mirada tenía cierto brillo y más cuando sonreía. Algo que Damián había perdido. Tal vez fuera inocencia, paz ó la falta de amor en su vida, que lo hizo perder ese brillo.
Llegamos al bar. Estacionó el jeep, nos bajamos y como el dueño me reconocía como parte del grupo, entré junto con él por la puerta trasera. Los chicos ya habían terminado de acomodar los instrumentos. Al verme, todos sonrieron y se acercaron a saludarme.
—Hola, extraña—expresó Yang
Me agradaba bastante, era tan irreverente, pero divertido. Su nombre era Jean, en francés porque sus padres estaban obsesionados con ese país, pero a él no le gustaba su nombre, así que se puso de apodo, el que todos conocíamos, Yang.
— ¿Cómo han estado? Siento que hace mucho tiempo no los veo.
—Bastante— comentó Oliver.
—He estado trabajando turnos dobles en el restaurante.
—Sí, lo sabemos nos contaron Samuel y Damián.
Damián no estaba con ellos.
—Hablando de él—sonreí—¿Dónde está Damián?
—Debe de andar por ahí, seguramente con una chica—respondió Samuel.
Me limité a sonreír.
Seguimos platicando por unos minutos, pero él no aparecía. Ya casi era hora de su presentación y él no llegaba. Así que me ofrecí a buscarlo, mientras ellos se preparaban.
Busqué a Damián por todo el lugar. Pensé que se había ido del bar, estuve a punto de decirles eso a los chicos, pero no fue así. Escuché como estaba afinando su guitarra. Me acerqué de manera silenciosa. Comenzó a tocar en acústico una nueva canción, no era un cover, era una canción original. Cantaba con sentimiento, como si en verdad estuviera sintiendo la letra. Podía sentir dolor en su voz. Sonaba melancólico. Pocas veces lo vi así y cuando estaba triste lograba sacar lo positivo escribiendo las más bellas baladas.
Me alejé un poco y grité su nombre, me acerqué, vi como cerró su libreta y dio un sorbo a su bebida en los típicos vasos rojos. Estaba sentado en las escaleras de la salida de emergencia. Usaba sus típicos jeans de color negro, su camisa de manga larga de seda color blanco y sus botas de piel del mismo color que sus jeans. Él para mí ya era un rockstar.
—Te están buscando—le dije
— ¿Ya quieren comenzar?
Él se giró hacia mí.
Asentí
— ¿Me puedes hacer un favor antes?
—Claro, ¿Qué sucede?
—Me grabas tocando una canción
Sonreí
Bajé las escaleras. Saqué mi cámara y comencé a grabarlo. En cuanto tocó los primeros acordes, supe de que canción se trataba, too close for comfort, pensé que tocaría la nueva canción, pero me equivoqué. En cambió tocó mi canción favorita, pero por qué.
Entonces recordé cuando le dije por qué motivo era mi canción favorita.
-—¿Por qué consideras esa tu canción favorita?
—Es la canción perfecta para dejar ir a alguien. Cuando estas demasiado cerca de la comodidad, crees que eres el espacio seguro de esa persona, pero te equivocas y tienes que dejarlo ir, aunque lo quieras.
A quién estaba dejando ir, que decidió tocar esa canción para hacerlo oficial en su vida.
Terminó de tocarla y cantarla.
—Gracias—me dijo—-Luego me lo pasas para subirlo al canal.
Él le había creado a la banda un canal en la popular página de internet para videos. Así que sin falta, subía cada semana uno nuevo. Eran bastante populares.
Me subí por las escaleras, él se levantó y me abrazó con fuerza, yo hice lo mismo, después me dio un beso en la frente.
—Vámonos, antes de que se pongan histéricos.
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Detrás de una sonrisa
Teen Fiction[COMPLETA ] (Finalista wattys 2021) ¿Crees en las casualidades? Kira no y su vida está llena de ellas. La vida de Kira cambia al conocer a Damián un estudiante de música, quién le pregunta la hora en el autobús. Y la perspectiva de Damián se transfo...