Capítulo XXIV

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Kira

Te necesito junto a mí

Pasaron las semanas y ya no supe nada de Damián, dejó de llamarme. Faltaba poco para mi graduación así que me concentré en ella, ya que me graduaría con honores y me habían seleccionado para dar el discurso por ser la mejor alumna de la generación. Como disculpa, por no haber estado con ellos en ciertos momentos, invité a los chicos a mi ceremonia de graduación, ya que ellos fueron parte de ese proceso. Fueron todos a excepción de Damián. Ellos para regresar el favor. También me invitaron a la suya, que era al día siguiente.

Ese día llegamos a casa mi madre y yo, en la entrada estaba un sobre con mi nombre, era de parte de Damián, estuve a punto de romperlo, pero algo en mi interior me dijo que no lo hiciera, así que lo tomé y me subí a mi habitación. Me debatía entre abrirlo y no abrirlo. Hasta que al fin lo hice. Lo abrí.

Kira:

Traté de pintar un cuadro de ti,

Pero me di cuenta que no tenía color.

Hoy veo que eres parte de mí;

Eres la causa de este dolor.

Al conocerte creí que era una alucinación.

A veces pensaba que mi vida contigo era ficción.

Hoy sé que me has hecho crecer;

Gracias a ti puedo en mi creer,

Sin darme cuenta me has hecho caer,

Me estoy quebrando y esto empieza a doler.

No dejo de mirar hacia el horizonte.

Ahora sé que tú eres todo lo que puedo decir,

Mi pasado y mi presente,

Mi manera de vivir,

Conoces la mejor forma de hacerme sufrir;

Hoy que estas ausente,

Te necesito junto a mí.

No está terminada, pero es lo que siento en este momento. No sé cómo pasó Kira, esto no estaba en mis planes. Sé que piensas que no significas nada para mí; es todo lo contrario, mi vida no significa nada si tú no estás en ella. Esto es difícil de escribir, te amo. Si todavía sientes algo por mí, házmelo saber, pero si no es así, desapareceré de tu vida y esta vez será de manera definitiva.

Aunque no me lo creas, recuerdo cada una de nuestras conversaciones telefónicas y estoy dispuesto a combatir mis demonios, si lo hacemos juntos.

Siempre te llevaré en mí.

Damián.

No podía creer lo que acaba de leer, quise llamarlo, pero me detuve. No lo hice y me arrepentí unas horas más tarde.

Al día siguiente fui a la editorial, al salir me encontré con María, quien pidió hablar conmigo, no quería hacerlo, pero lo hice.

— ¿Qué haces aquí, deberías estar arreglándote para la graduación?— me dijo ella. Era temprano y la graduación de los chicos era un poco más tarde, así que tenía el tiempo suficiente para arreglarme — ¿Que no piensas ir a la graduación?

—Necesitaba venir a trabajar, pero ¿qué haces tú aquí?

—Tenemos que hablar

—Sinceramente María, tú y yo no tenemos nada de qué hablar—comencé a caminar.

Detrás de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora