Capítulo XXVIII

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Kira

Memento vivere

Ese día llevé a mi departamento algunos de los manuscritos que tenía que traducir. Algunos estaban en francés y otros en italiano. Los tenía en la mesa de centro en la sala de estar, ahí también tenía mi computadora y estaba sentada en el suelo. Escuchaba un poco de música, muy bajo para poder concentrarme en lo que hacía. Cuando menos pensé tocaron a mi puerta, era él, Damián.

Abrí y él me saludó con un beso. Llevábamos un poco más de tres semanas sin vernos, por el trabajo de ambos. Había estado ocupado grabando el disco y yo con la traducción de estos manuscritos.

—Pasa—al entrar me abrazó y comenzó a hacerme cosquillas

Reí

—Basta, por favor—le pedí que parara, pero lo hizo todavía más. Caí a mi sofá y lo tomé de la camisa, para que cayera junto conmigo.

Me miró fijamente, acomodó mi cabello detrás de la oreja y me besó tiernamente, pero comenzó a subir de intensidad, diciéndome cuanto me había extrañado. Mis labios lo reconocían y me di cuenta en ese momento, que mi cuerpo también.

Dejó de besarme. Sonrió y después besó mi frente.

—Te extrañé y ya me di cuenta que tú también.

Sonrió de manera victoriosa

— ¿De verdad? —reí—no me di cuenta.

Él se sentó, arqueó una ceja y rió

— ¿Qué es lo que estás haciendo?

—Trabajando—respondí al sentarme—Tengo que traducir esos manuscritos

Tomó el que estaba más cerca de él, lo hojeó y vio el titulo

Bonjour, mon amour—Pocas veces lo había escuchado hablar en francés — ¿De qué trata?

—Es una novela romántica, ambientada en parís. Trata de dos niños que hacen la promesa de encontrarse cuando sean mayores, un día en específico en la torre Eiffel, él se muda de país, pero todavía la recuerda. Pasan los años y ella encuentra una vieja fotografía con el niño y la fecha en la que se suponen se deben de encontrar. Así que ella escéptica acude a la cita y él está ahí. Esperándola. Pasan una serie de eventos durante unas semanas, se sinceran y...

Me interrumpió

—No me digas él final

— ¿Lo leerás? —arqueé una ceja

Asintió

Lo miré incrédula

— ¿Quieres que te ayude a traducirlo?

— ¿Quieres presumirme tu perfecto francés?

Oui—me respondió

Reí

Tomó el otro manuscrito que tenía en la mesa

Memento Vivere—pronunció — ¿Qué significa?

—Es latín, ¿conoces la frase Memento Mori?

Asintió

—Esta es su opuesto

—Recuerda vivir—pronunció

Asentí

— ¿Todo el libro está en latín?

—No— negué con la cabeza —Por lo regular algunos autores ponen frases en latín, como título, para que así su libro se escuche más interesante. Este libro está en italiano.

— ¿Y le dejaran el título original?

—Eso ya es decisión de edición, pero sinceramente yo le dejaría el mismo título. Se escucha mejor.

Él sonrió

— ¿Quieres algo de tomar?

Negó con la cabeza

—Tengo un plan mejor. Salgamos para que te distraigas un poco.

Me negué

—Hace un frío horrible afuera

Eran finales de enero, la temperatura era de 7° centígrados, aunque nos encantara a ambos el frío, no eran temperaturas a las que estuviéramos acostumbrados, ya que donde solíamos vivir, el invierno, era muy leve.

Se acercó a mí y me rodeó la cintura con sus manos.

— ¡Por favor!

— ¿A dónde quieres ir?

—Es una sorpresa

Detrás de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora