Capítulo XXXVI

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Damián

¿Podemos intentarlo?

Durante la gira le compré a Kira un anillo de compromiso. Lo vi en una joyería de Buenos aires, sin pensarlo supe que ese sería el anillo que le entregaría cuando le pidiera matrimonio. Al ver a mis amigos comenzar a casarse me puse a pensar en mi relación con Kira. Todos comenzaban a formalizar. Yang, estaba formando una familia y Oliver y Samuel se propusieron a sus novias.

Quería casarme con ella, pero no sabía si ese era el momento indicado, ya que ambos estábamos aprendiendo el uno del otro. Yo era su primera relación y ella era mi primera novia formal. Ambos tuvimos nuestras primeras veces en diferentes aspectos, era la primera mujer a la que entregaba mi corazón por completo y ella no solamente me había dado su corazón. Me había ayudado a superar muchos de mis problemas y ambos aprendíamos a como interactuar con el otro, porque ella también tenía sus miedos y confiar en los demás era algo en lo que estábamos trabajando con nuestra relación.

Estábamos sentados en el sofá de su departamento, mirando hacia la televisión apagada. Le acababa de preguntar sobre nosotros, nuestra relación, el rumbo que estaba tomando y sobre si estábamos listos para formalizar como los demás. Ella tardó unos minutos en articular su respuesta. Antes de hablar exhaló de manera exasperada.

—No creo que estemos listos para casarnos o vivir juntos—respondió, tenía un semblante serio.

— ¿Por qué lo dices?

—Estamos aprendiendo como interactuamos juntos

—Me he quedado a dormir contigo y tú también en mi casa.

—Vivir juntos es algo más que sólo tener sexo o dormir en la misma cama, Damián—se levantó, pero la tomé de la mano—es renunciar a nuestro pequeño espacio de soledad y libertad. ¿Estás de acuerdo con eso?

Asentí

—También tenemos que aprender como funcionamos en un mismo espacio, vernos la cara todo el día, todos los días. Si nos enojamos simplemente no podemos salir de aquí y no regresar, tenemos que volver y hablar las cosas sin gritarnos, como los adultos que somos. ¿Te sientes emocionalmente preparado para ello?

—Sí. Desde el momento en que te lo propuse la primera vez.

Recordaba ese día con claridad. Fue nuestra primera vez, la señaló como nuestra, porque así lo sentí, fue la primera vez que le entregaba mi corazón, alma y cuerpo a una misma persona, todo al mismo tiempo.

Ella me miró asombrada. Ya había pasado un año de eso.

— ¿De verdad?

Asentí

—No lo dije sólo por decirlo. En verdad me siento preparado para ello, pero si tú no te sientes así, no hay ningún problema, podemos seguir como hasta ahora.

—Tengo miedo—confesó al sentarse de nuevo

— ¿Miedo a qué?

—A fallar en todo esto y que se termine. Sabes que tú eres mi primero en muchas cosas, aún hay cosas que estoy tratando de asimilar.

—Lo sé, pero podemos trabajarlas juntos, sobre la marcha. Nadie nace sabiendo cómo ser un buen esposo o un buen padre, eso se adquiere conforme la práctica.

Sonrió

—Podemos intentar vivir juntos unos meses y si funciona, formalizamos nuestra relación frente a los demás, porque para mí, viviendo juntos, ya serás mi prometido. Aunque no lleve un anillo en mi dedo.

— ¿Estas aceptando ser mi esposa? —pregunté un poco confundido

—Con el tiempo, lo seremos—sonrió y me dio un tierno beso en los labios.

La decisión estaba tomada, así que después de la boda de Oliver y Margarita nos mudaríamos juntos. Cada uno de los chicos estaba buscando un lugar propio, ya que cada quien tenía ya una familia por la cual velar.

Cuando la gira terminó nos reunimos nuevamente con nuestros productores, los cuales nos dieron buenas noticias. Nos dijeron que el disco se estaba vendiendo muy bien y que haríamos unas cuantas presentaciones en solitario. Como estábamos ganando popularidad y comenzábamos a ser los artistas de moda, participaríamos en un concierto que se transmitía en vivo para la velada de año nuevo. Ese festival era días después de la boda de Oliver. Tendría que retrasar su luna de miel. Y yo quería hacer un viaje con Kira, el cual también tendría que aplazar, quería pasar las vacaciones de navidad fuera de la ciudad y del estrés de nuestros trabajos. Solamente ella y yo, sin importar el mundo. Había planeado ir a Guanajuato por una semana, nos iríamos en mi Jeep. Pero al parecer tenía que cambiar las fechas, para solo hacerlo en un fin de semana.

Los siguientes dos meses fueron un caos para todos nosotros. Casi no veíamos a nuestras parejas, nos la pasábamos haciendo presentaciones, entrevistas y estábamos en el estudio grabando nuevos sencillos y versiones en acústico de las canciones ya existentes. Incluso grabamos el video de la versión en acústico de una de las canciones que le compuse a Kira, te necesito junto a mí.

Recuerdo el día en que lo grabamos. Lo grabamos en el techo de un edificio de la Ciudad de México. La vista era maravillosa, pero había un pequeño problema. Estaba muy fría esa noche. Todos estábamos temblando. Y aunque traté de que no se notara en el video, Kira fue lo primero que notó cuando lo vio.

— ¿Tenías frío, cierto?

Asentí

— ¿Cómo supiste?

—En esa parte—señaló al inició del video. Aunque sea una fracción de segundo. Se nota que estabas temblando.

Rió

—Todos estábamos así.

Reí

—Aunque hay ciertas cosas que cambiaste en la letra de esa canción, recuerdo cuando me la escribiste. Todavía tengo esa carta—confesó.

Recordé cuando la escribí, fue cuando planeaba irme de nuestra ciudad natal. Ella y yo estábamos peleados por un simple mal entendido y escribí esa canción en modo de disculpa y confesión de lo que en verdad sentía por ella.

—Todas las canciones que yo escribí que están ese disco, son para ti—tomé su mejilla.

Ella sonrió

—Lo sé. He escuchado su disco muchísimas veces y aunque ustedes no quieran decir que canciones escribieron cada uno, yo sé cuales escribiste.

Arqueé una ceja

— ¿De verdad?

Asintió

Detrás de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora