Capítulo XI

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Damián

Bendición o maldición

Pasaron varias semanas desde que le conté a Kira, sobre la muerte de mi madre, no le conté todo, porque pensé que no era lo correcto. Le conté lo que más me dolía, lo que me costaba admitir, no las secuelas de dolor que vinieron después.

Después de conocer ese secreto Kira, comenzó a tratarme de manera diferente. Era más amable, un tanto cariñosa y se comportaba de manera más abierta conmigo.

Comenzaba el verano. Esa temporada era la favorita de la banda, porque teníamos más presentaciones y no solamente en el bar de siempre, sino que nos contrataban para eventos privados. Cuando salíamos de vacaciones de la escuela y no podíamos ensayar en ella, siempre nos rotábamos para ensayar en la casa de alguno de los chicos. Kira por su parte hacía turnos dobles en el restaurante, así que la veíamos muy poco en los ensayos.

Tener a Kira de amiga, era una bendición siempre estaba cuando la necesitaba y hacía que esta mierda, a la que llamaba vida fuera más llevadera. Se convirtió en mi pilar, pero se fue abajo cuando me di cuenta que me estaba enamorando de ella. Tenía que renunciar a mis sentimientos, porque Samuel, mi mejor amigo, también estaba enamorado de ella. Lo supe cuando me lo confesó en uno de los ensayos.

— ¿Has sabido algo de Kira? —preguntó Yang —Hace mucho tiempo que no la vemos—por sus turnos dobles, ella tenía tiempo sin ir a las presentaciones y a los ensayos.

Asentí

—Ella ha estado trabajando doble en el restaurante—respondió Samuel

— ¿Cómo lo sabes? —le pregunté

—No eres el único que habla con ella, Damián—respondió— he estado en contacto con ella. Nos gusta mucho platicar.

Los chicos comenzaron a burlarse. Yo sentí una punzada en el corazón. Sabía lo que eso significaba.

— ¿Cuándo la invitaras a salir? —le preguntó Oliver

—Todavía no es tiempo. Ella me ve solamente como el amigo de Damián—dijo en un tono molesto mi nombre —Tengo que esperar a que me vea como algo más y eso tardará tiempo.

Me miró fijamente como si yo fuera el responsable por sus sentimientos.

—Invítala a nuestra presentación de este sábado— expresó Yang

—Te dirá que no, pero no aceptes eso como respuesta— le comenté— insiste

Él sonrió

—Le mandaré un mensaje

Tomó su celular y comenzó a escribirle.

Inmediatamente, comenzamos nuestro ensayo. Kira no le contestó a Samuel, hasta después de una hora. Debía de estar sumamente ocupada.

Al ver que había respondido su mensaje sonrió

—En verdad te gusta— afirmé

Él se limitó a sonreír.

—Sí, pero a veces pienso que le gustas.

—No es así. Ella y yo solamente somos amigos, nos soportamos mutuamente y nos damos apoyo—dejé la guitarra a un lado —Ya le conté sobre mi madre—solté una respiración sostenida —una mierda menos que ocultarle.

— ¿Sabe sobre tus líos de una noche?

Asentí

— ¿Sobre tus problemas después de la muerte de tu madre?

Negué con la cabeza

—Eso es algo para lo que no me siento listo todavía.

No sabía cómo reaccionaría, así no estaba listo para decirle, porque si lo tomaba mal y se iba, no me sentía preparado para dejarla ir.

Él colocó su mano sobre mi hombro en señal de apoyo.

Comenzó a sonar su celular, vi quien era.

—Es Kira— respondió—Hola, Kira, ¿Cómo estás? — se apartó para atender la llamada en privado.

Tomé mi guitarra y comencé a tocar una nueva canción, ellos no la conocían tenía días con esos acordes en la cabeza, no tenía letra. Paré cuando vi regresar a Samuel.

—Es un hecho, Kira nos acompañara a la presentación.

— ¿Pasarás por ella? — le pregunté

—Sí, yo pasaré por ella.

Sonreí

Detrás de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora