Capítulo XXXVII

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Kira

¿Feliz 2015?

Después de nuestra conversación pendiente y de haber aceptado la propuesta de Damián. Pasaron cerca de dos meses para que él trasladara sus cosas a mi departamento. No decidimos hacerlo de inmediato, para que poco a poco fuera asimilando la idea de vivir ambos en un mismo espacio. Nadie sabía que íbamos a vivir juntos o que habíamos platicado acerca de casarnos. Optamos por decirlo después de año nuevo.

Estábamos en la sala de estar en la casa de mi madre. Yo estaba sentada a un lado de Damián, sostenía mi mano. Platicábamos con mi madre sobre la decisión que habíamos tomado de casarnos dentro de un año y medio, pero ya viviríamos juntos. Ambos estábamos nerviosos. Mi corazón estaba acelerado y a él le sudaban las manos.

— ¿Están seguros de la decisión que tomaron?

Ambos asentimos.

—Nunca había estado más seguro en mi vida, Dra. Farías.

— ¿Y tú, Kira?

—Estoy segura mamá—respondí

—Vivir juntos es lo mismo que un matrimonio. Eso requiere compromiso de ambos, que sean lo suficientemente maduros emocionalmente para poder resolver los problemas que vengan en conjunto.

—Lo sabemos, mamá—sonreí—Es algo que ya hablamos. Vimos los pros y los contras que esto conlleva.

—Bien— nos miró fijamente—si ya tomaron su decisión. No me queda más que darle la bienvenida oficialmente a Damián a la familia—se levantó, le extendió la mano a Damián, este la estrechó y luego la abrazó.

Mi madre se quedó rígida al principio por la sorpresa de su acción, después le correspondió el abrazó.

—Pobre de ti que hagas sufrir a mi hija.

—Eso nunca pasará.

Terminaba de alistarme para la boda de Oliver y Margarita.

— ¿Estás lista? —preguntó Damián al entrar a la habitación

—Sí—respondí, intentando subir el cierre de mi vestido, Margarita eligió que fuera lila el color de sus damas, así que llevaba un vestido de ese color.

—Te ayudo—se acercó y subió el cierre de mi vestido. Me tomó de la cintura y colocó su barbilla sobre mi hombro—te ves hermosa, ya te imagino con un vestido de novia.

Reí

Besó mi mejilla.

—Vámonos. Que tenemos que llegar a tiempo a la iglesia.

Nos fuimos en un taxi con rumbo a la iglesia. Ahí ya estaban los demás. Entramos. Oliver vestía de traje y esperaba a su futura esposa en el altar. A los minutos vimos como entraba Margarita al recinto. Con su vestido color blanco, estilo princesa y el velo que le cubría la cara.

Oliver lloró al verla. Ella sonrió ligeramente. Su padre la entregó y el sacerdote empezó la ceremonia.

Decidieron hacer la recepción en un hermoso jardín.

Su boda me recordó a la fiesta sorpresa de Oliver. Cuando Damián confesó sus sentimientos, pero tenía que apartarse por lo que Samuel sentía. Estar de regreso en nuestra ciudad natal, me recordaba todo lo que habíamos pasado a lo largo de estos años y todo lo que habíamos avanzado juntos.

Los novios hicieron su entrada y comenzaron su primer baile como esposos. Thinking out loud de Ed Sheeran, era la canción que sonaba. Mientras los veíamos, Damián no dejó de cantarla en mi oído.

Detrás de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora