-Siempre he vivido encerrado en estas cuatro paredes, mi piel es muy pálida, pues los rayos del tenue sol apenas si la ha tocado por la ventanilla que deja ver su brillo en las mañanas- Un suspiro cansado y triste se escucha de esos labios tenuemente rosas.
-Cada día debo soportar ver a mi progenitor ser utilizado por el hombre que lo compro- Apretaba sus labios, no debía llorar o haría sentir mal a su padre.
-Él lo hace solo por mí... Para impedir que me hagan daño- Calla un segundo, sus pensamientos –Sé que utilizan su cuerpo de formas que ni siquiera debería saber- Un sollozo se escucha, tratando de ser ahogado por sus manos.
-No soporto más aquí... Quiero solo salvarlo-
Tener quince años, toda tu vida en cautiverio. Saber que no eres dueño de tu destino, que alguien más lo decidirá por ti y lo usara a su conveniencia, era lo que se le deparaba a los faunos omega.
Siendo humano con características de animales, al igual que estos, también tenían una sociedad jerárquica, por Alfas, Betas y Omegas.
Pero si ya de por sí, ser lo más bajo en esta cadena era malo, nacer como fauno era aún mucho peor. Aquellos con suerte eran salvajes y debían defenderse por sí solo, pero eso era logrado solo por los Alfas de la especie y algunos Betas, los Omegas también eran sometidos por estos, sin importar su condición.
Los peores eran los humanos, ellos te compraban al mejor precioso y te volvían esclavos, algunos corrían la suerte de ser solo sirvientes, era lo mejor que podrían obtener.
Sin embargo no todos portaban la misma suerte, aquellos tenían por órdenes de por vida satisfacer la vida sexual de sus amos y con aquello no se podía hacer absolutamente nada.
Un joven carnerito, solo posea quince años de edad, vivía de esa manera, solo encerrado por su suerte, ya que su padre... Pidió a su amo que no le hiciera daño en cambio el haría lo que fuera, podría ser utilizado como mejor le plazca y el no haría anda al respecto.
El pequeño, nunca había sido tocado por nadie, mucho menos marcad.
Cabellos lilas, ojos grandes verdes y con una profunda tristeza, delgado porque apenas si se alimentaba, piel pálida, aun así poseía una belleza insuperable, escondida detrás del matriz de la opresión.
Los faunos carneros eran una especie muy extraña, se podría decir al borde de la extinción. Por esa razón quien vendiera alguno, lo hacía a preciso inimaginables.
-Mu... Come algo por favor hijo-
Otro omega que compartía esa habitación tan oscura, fría de piedra, mas aprecia un calabozo.
Un carnero mayor, aunque macho, era tratado como una hembra sin más. El cabello largo, esponjoso y verde, ojos de color rosa siempre melancólicos, pero al ver a su hijo podría sentirse feliz.
Él era lo único que amaba, lo único que logro conservar de su primer alfa.
Presentaba en su piel laceraciones, moretones, mordidas...Era normal, obligado a cada noche satisfacer a su dueño y también a los amigos de este.
Pero no le importaba si con ello, si con ese sacrificio podría mantener a su pequeño a salvo, lo haría toda la vida de ser necesario.
-Papá... Tú come lo mío, ayer te lastimaron mucho... Te debe dolor- Aquel joven decía con tristeza en su voz.
Acaricia los cabellos de su hijo y pequeños cuernos de canerito que salían de su cabeza –Estoy bien... Tú debes comer, para crecer grande y fuerte- Aquí esta esa sonrisa que le dedicaba a su niño.
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Mi Único Deseo (ShakaXMu) Yaoi
FanfictionUna raza de de seres vivos que son considerados como escorias para algunos, otros les tienen lastimas, otros se aprovechan de ellos y así se puede repetir todo de manera sin fin, considerados como Faunos y con la jerarquía de Alfas, Betas y Omegas...