IX

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13 y 14 de Mayo de 2020

                    HUGO

La tenía acorralada. Podía notar como se le cortaba la respiración al tenerme tan cerca y me sentía poderoso de ver todo lo que podía provocar en ella. Y no era ni la mitad de lo que provocaba ella en mí. No tenía nada claro en mi cabeza pero me estaba dejando llevar. Me apetecía volver a dormir con ella, mirarla sin que ella lo supiera, abrazarla y olerla a media noche cuando me desvelara. Sentirme en casa.

- Hugo... -estaba nerviosa- No creo que sea buena idea. Estos ya se piensan que hay algo entre nosotros -esta vez no iba a perder como el día anterior

- Y?

Cada vez estaba más y más cerca de ella. Junté mi frente a la suya y conseguí que su pulso se acelerara a la vez que lo hacía el mío.

- N... no... no creo que sea lo mejor Hugo

- Solo vamos a dormir, como ayer -sonreí recordando la noche anterior y lo cerca que estuve de besarla y hacerla mía en todos los sentidos de la palabra

Empecé a escuchar los pasos de alguien acercándose y la vi tan nerviosa que me sentí mal. Me aparté un poco, sin quitar mi mirada de la suya, sin quitar mis brazos de su cintura.

- Esta vez vale, pero acostúmbrate porque igual un día me encuentras en tu cama y no me vas a poder sacar de ahí

Y me fui a tumbar a mi litera. La oí suspirar, salir de la habitación y meterse al baño. No sabía si había ido demasiado lejos pero no me podía quedar con las ganas de tentarla de mil maneras posibles hasta conseguir que reaccionara y que pasara lo que tuviera que pasar. Dormir fue misión imposible. No paraba de dar vueltas de un lado a otro. Eva se había metido en la cama con Nia y ambas estaban cuchicheando desde que se tumbaron en la cama. Gèrard hacía rato que estaba durmiendo. Bruno y Mai después de varios besos y arrumacos también habían caído rendidos y Sam estaba eléctrica e intentando convencer a Flavio para tener una noche de pasión.

Me asomé a mirar a Anaju, tan lejos y a la vez tan cerca. No paraba de moverse y no sabía si era por estar dormida o despierta. Tenía ganas de dar un salto y en tres pasos meterme en su cama por no poder dormir pero había tensado demasiado la cuerda y no quería que se rompiera. Sabía que si daba cualquier paso en falso, construiría de nuevo el muro, como la vez anterior. Ella y su miedo a dejarse llevar, a no tenerlo todo controlado.

Conseguí dormirme. Como mucho había dormido 3 horas. La escuché moverse, ya estaba despierta. Me asomé al escucharla andar y al verme, sonrió iluminándolo todo. Estaba tan guapa que lo único en lo que podía pensar era en lo mucho que me gustaría despertar cada día de mi vida viéndola así. En seguida sacudí mi cabeza. No podía ser que tuviera ese tipo de pensamientos hacia mi hermana mayor. Me dio los buenos días y bajé de la litera. Le abrí la puerta dándole los buenos días y ella solo pudo reír y dármelos también.

Después de salir del baño la vi aparecer en el vestidor con un plátano en la mano. Le dije que me pondría un pantalón rojo como los suyos del pijama y reía con su carita de recién levantada. En cuanto se acercó de nuevo le dije que había estado a punto de meterme en su cama porque no podía dormir. Me reconoció que ella tampoco había podido y me fui a lavar la cara. La escuché acercarse al baño mientras el resto empezaba a despertarse y preparar su desayuno.

Era mi oportunidad para hablar con ella. Sin cámaras, sin gente molestando. Me sentía mal por lo de ayer. Me quedé tras la puerta del baño, deseando que las cámaras no me grabaran. En cuanto oí que iba a abrir la puerta, lo hice yo y me metí hacia adentro. Su cara de sorprendida me hacía tanta gracia que no pude evitar reírme como un loco. Le tapé la boca y le hice una señal para apagar el micro.

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