Todo

XXI

              ANAJU

El día de después fue más duro de lo que había podido imaginar. Tocaba gala e iniciaba el proceso para la final. Se iban a escoger a los 3 primeros finalistas y eso me ponía nerviosa. Jamás pensé que podría llegar tan lejos y estaba orgullosa de haber llegado hasta ahí. Pero no podía evitar pensar en que todo eso se acababa, las clases, los momentos en la terraza, en la habitación... Y lo que más me dolía era no poder verle despertar cada día. Así de tonta era. 

Me forcé a estar igual de cariñosa con él que con el resto de mis compañeros. Le había hecho una promesa que quería cumplir por encima de cualquier cosa. Pero mi única forma de protegerme era creando un muro que a veces se hacía demasiado evidente. Había formas de actuar, comentarios, bromas y cambios en él que me dolían y que conseguían sacar mi lado más borde. Lo veía con Eva como si fueran pareja, como si nunca hubiera pasado nada entre nosotros, como si llevaran juntos desde hacía mucho tiempo atrás y no lo entendía.

¿Cómo podía parecer tan enamorado si días antes me besaba como si yo fuera la única mujer sobre la faz de la Tierra? Y muchos diréis que la tonta fui yo porque tomé la decisión de poner fin a todo. Y puede que tengáis razón pero algo dentro de mí esperaba, en cierta manera, que luchara por conservar lo que teníamos. No fue así... 

Lo único que me consolaba era ver lo mucho que se esforzaba en arreglar las cosas cuando veía que la había cagado conmigo, como en el momento del papel antes de salir a plató. Ahí podía notar lo crío que estaba siendo y lo idiota que era yo con cualquier tontería que hacía. En seguida me reía y el enfado no me duraba más de 5 minutos. El vestuario de esa gala fue una pasada. Él estaba precioso y yo iba en pijama. Más cómoda no podía estar. Me sentía un poco insegura al ver que se me marcaban las curvas más de la cuenta pero me veía tan sexy que me daba igual. 

Su reacción era algo que no podía entender. Me miraba con ese fuego que días antes habíamos desatado en más de una ocasión. Parecía que todo volvía a estar como antes. Luego miraba a Eva y la realidad me volvía de golpe. ¿Pero cómo no iba a confundirme si sus miradas eran así?

          HUGO

Estaba tan jodidamente preciosa con ese traje. Su cuerpo me volvía loco y no podía evitar quedarme embobado con ella. Parecía que podíamos estar bien a pesar de haber puesto fin a lo nuestro. Y aunque me forzaba a estar con Eva las 24 horas del día, siempre había algo que me llevaba a querer estar con Anaju. La decisión de darme una oportunidad con Eva era la más sencilla que había podido tomar. Sabía lo que ella quería y lo que esperaba de mí. Pero no contaba con que mi subconsciente siempre me iba a llevar a Anaju. Por mucho que intentara evitarlo, siempre iba a ser así. ¿Y cómo no iba a serlo si era una jodida diosa?